Las M-12 es la vía rápida de acceso al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, consta de 9,4 kilómetros y requirió una inversión total de 426 millones de euros, esto es, más de 45 millones por kilómetro.
Al tratarse de una autopista, es necesario abonar un peaje para transitar por ella, salvo de 12 de la noche a 6 de la mañana, cuando es gratuita. Fuera de ese horario, el pago ronda los 2 euros para los turismos mientras que para los vehículos pesados llega a los 2,4 euros, cifras que han hecho que muchos madrileños la hayan bautizado como la autopista más cara del mundo.
A ello hay que sumar que existe una alternativa totalmente gratuita para acceder al citado aeropuerto desde Madrid, que hay una servicio de autobuses con una notable frecuencia que conecta tanto la T-1 como la T-4 con el centro de la ciudad, y que el Metro de la capital de España también llega a las instalaciones.
Como consecuencia de todo ello, la intensidad media diaria, según datos del Ministerio de Fomento, apenas llegó a los 18.000 vehículos al cierre de 2014 y la sensación extendida entre buena parte de la población es que su construcción fue un auténtico despilfarro, al igual que lo fueron las Radiales de Madrid o el resto de autopistas quebradas que están a punto de suponer un coste de 4.500 millones para las arcas del Estados.
En todas ellas (ver gráfico adjunto) se repiten un patrón:proyecciones de tráfico exageradamente superiores a la realidad, costes de expropiaciones calculados muy a la baja y fuertes inversiones que no han resultado rentables y que han derivado en una cadena de quiebras.
Ahora, tras la decisión del Juzgado Mercantil número 2 de Madrid de rechazar las dos primeras propuestas de la Administración para articular un plan de rescate y evitar que las sociedades concesionarias entren en liquidación, el Estado podría tener que hacer frente a los citados 4.500 millones de euros al existir una Cláusula de Responsabilidad Patrimonial establecida en los contratos de concesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario