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martes, 9 de febrero de 2016

La autovía de nunca jamás



Hay cuestiones que requieren de un gran esfuerzo de fe para creer de ellas, como los Reyes Magos, Papa Noel, o la autovía Toledo-Ciudad Real. Y es que esta autovía ya cumple algunos de los criterios del cuento infantil, como ser una historia que empezó hace muchos, muchos años, aunque le faltan otros como el final feliz. Valdría con un comienzo, el de las obras, que nunca ha llegado pese a las promesas de políticos de distinto signo que han quedado como el pastorcillo que anunciaba la llegada de un lobo que nunca aparecía. Que curioso, como el inicio real de esta autovía.

Y es que la historia de la infraestructura nonata arrancaba en un lejano 2003, cuando el entonces ministro de Fomento Francisco Álvarez Cascos (PP) adjudicaba a empresas privadas una red de autopistas en torno a Madrid que hoy se encuentran quebradas, como símbolo de a dónde hemos ido a parar por los excesos del pasado. Entre esas vías de peaje se encuentra la AP-41. Sí, es la Madrid-Toledo, pero si usted hace memoria se acordará que esta autopista debía haber alcanzado Montoro (Córdoba), para funcionar como trayecto alternativo a la Autovía de Andalucía A-4. El que la vía fuera de pago no parecía un problema en aquellos buenos tiempos. El trazado promovido por el Gobierno de aquella época incluía a Ciudad Real para conectarla así a Toledo con doble calzada. Estaba prevista su finalización en 2009.

La Madrid-Toledo se inauguraba en 2005, pero no fue más allá de la Ciudad Imperial. En mayo de 2007, la ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona (PSOE) negaba la declaración de impacto ambiental al recorrido hasta Córdoba porque invadía dos zonas naturales protegidas por la legislación medioambiental de la Unión Europea. Una de ellas es la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de Los Montes de Toledo, unas 200.000 hectáreas entre Consuegra y San Pablo de los Montes. Esta área queda restringida a intervenciones humanas de calado como una autopista para asegurar un hábitat a especies como el lince o el águila imperial. El Gobierno central de entonces optaba por retirar el proyecto ante la perspectiva de que la propia UE podía echarlo abajo.

Tras esto, el entonces subdelegado de Gobierno de Toledo, Francisco Javier Corrochano anunciaba en 2007 que el inicio de las obras de la autovía se demoraría «dos o tres años». Parecía entonces un jarro de agua fría, pero el subdelegado se paso

El rechazo del Ministerio de Medio Ambiente supuso el fin de la autopista, pero no de las ilusiones de unir a Toledo y Ciudad Real por doble calzada. Y fue la Junta presidida por el socialista José María Barreda la que retomó el proyecto como autovía de libre acceso, aprovechando la ya construida Autovía de los Viñedos. Es oportuno señalar que esta última vía, pese a su nombre, es una autopista de peaje en sombra, en la que su concesionario cobra de la Junta por el número de usuarios que registra.

En 2010, el entonces consejero de Ordenación del Territorio, José Antonio Pingarrón, presentaba el trazado definitivo de esta autovía, consagrado por una Declaración de Impacto Ambiental concedida por la Consejería de Medio Ambiente, como una «solución perfecta». Se basaba en una vía de doble calzada de 64 kilómetros de nueva construcción entre Consuegra y Ciudad Real, con un coste estimado en 216 millones de euros. Se intentó aminorar su impacto medioambiental con 92 pasos subterráneos para animales, uno cada 600 metros.

Pero la solución ‘Juan Palomo’ de aquel Gobierno regional que se autorizó a sí mismo a actuar dentro de la ZEPA de Los Montes se estrelló de nuevo con ella, y al máximo nivel. En octubre de 2011, la siguiente presidenta de la Junta, la ‘popular’ María Dolores Cospedal, reconocía que este trazado debía ser desechado por las objeciones que habían hecho llegar autoridades de la UE. Estas objeciones respondieron a la queja formal de varias organizaciones ecologistas, que acusaron al ejecutivo Barreda de hacer una valoración del impacto ambiental de la autovía que no era acorde con el daño real en la ZEPA.

A la expectativa de Europa. Con dos portazos frente a la legislación medioambiental europea, resulta lógico que la consejera de Fomento de Cospedal, Marta García de la Calzada, al menos anunciara gestiones ante las autoridades comunitarias para evitar un tercero. A partir de ahí, ya eran la Junta y el Estado, en manos de un mismo partido, los que sumaban fuerzas para un tercer proyecto. Consistía en que la Junta asumiera la construcción de un tramo de 22 kilómetros , que unirá la Autovía de los Viñedos (P.K. 53) a la altura de Consuegra con la N-401, cerca de la ciudadrealeña Fuente el Fresno. El Gobierno regional se quedaba así con la ‘patata caliente’ de la ZEPA.Fomento se hacía cargo del resto del recorrido hasta Ciudad Real duplicando la N-401, unos 45 kilómetros, con un coste de 133 millones de euros.

La entonces alcaldesa de Ciudad Real, Rosa Romero, afirmaba en marzo de 2014 que las obras de la autovía arrancarían «en el entorno de la primavera de 2015». Hoy podemos decir que es otra previsión fallida.

El proyecto de autovía conjunta se mantiene hoy, pero cada administración está gobernada por un partido diferente y eso puede augurar disonancias. La actual consejera de Fomento socialista, Elena de la Cruz, condicionaba en septiembre la continuidad a que el trayecto responsabilidad del Estado obtuviera una Declaración de Impacto Ambiental favorable.

Por vía estatal, la ministra de Fomento Ana Pastor hacia llegar a la Plataforma ‘Autovía Toledo-Ciudad Real, ya’ la información de que en el primer semestre de este año se iniciarán las obras de la variante de Fuente El Fresno. El alcalde de Fernán Caballero, el ‘popular’ Manuel Hordanza, anunciaba que «no será una variante al uso, sino que estará preparada para dar cobertura a la futura autovía».

Esta crónica de las desventuras de una autovía no nacida acaba con una noticia esperanzadora. Pero, a la vista de los antecedentes, ¿ustedes se la creen?

sábado, 21 de marzo de 2015

La justicia paraliza la autovía entre Toledo y Ciudad Real

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha ha anulado el trazado elegido y aprobado por el Gobierno regional de la llamada Autovía de los Viñedos, que estaba destinada a unir Toledo y Ciudad Real. Los magistrados de la sección segunda de la sala de lo Contencioso-administrativo entienden que el trazado elegido entre las distintas alternativas afecta a una ZEPA (zona de especial protección para las aves) y al LIC de los Montes de Toledo; ambos son espacios naturales protegidos. Además, el tribunal considera que habría impacto sobre especies como "el lince ibérico, el águila imperial, el buitre y la cigüeña negra, con planes de recuperación específicos" para evitar "su posible extinción".

La organización WWF fue la que presentó ante este tribunal el recurso contra la resolución de noviembre de 2011 por la que el Gobierno de Castilla-La Mancha aprobó el trazado de la autovía. En la sentencia, firmada el 27 de febrero, los magistrados hacen referencia a otro proyecto de autovía similar y previsto en la misma zona, que no consiguió salir adelante porque el Ministerio de Medio Ambiente vetó la carretera. Fue en 2007 cuando el Ejecutivo central emitió una declaración de impacto ambiental negativa a la autopista de peaje Toledo-Ciudad Real-Córdoba.

Según ha recordado WWF, a pesar de aquel veto, "la Junta de Castilla-La Mancha había insistido en volver a promover su primer tramo con nombre y procedimiento diferentes", en referencia a la Autovía de los Viñedos. Entre la argumentación que el tribunal utiliza ahora están varios estudios sobre el impacto que tenía la autopista anulada en 2007 por el ministerio.

"Esta autopista era continuación de otra, la Madrid-Toledo, que tras declararse en concurso de acreedores deberá ser rescatada con fondos públicos", ha recordado Paco Segura, coordinador de Ecologistas en Acción.

martes, 17 de marzo de 2015

Sentencia anula el proyecto de autovía Toledo-Ciudad Real por afección a la naturaleza


Para su fallo el TSJ ha tenido en cuenta los graves antecedentes ambientales del proyecto denunciados por WWF, Seo/BirdLife y Ecologistas en Acción, como es la declaración de impacto ambiental negativa que había obtenido el proyecto de la autopista de peaje Toledo-Ciudad Real-Córdoba, a pesar de la cual la Junta de Castilla-La Mancha había insistido en volver a promover su primer tramo con nombre y procedimiento diferentes.

El Tribunal también considera que se vulneran normas ambientales como la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, ya que existían trazados alternativos que causaban menor impacto ambiental al no atravesar el LIC y porque el gobierno de la Junta de Castilla-La Mancha no ha justificado el interés superior que permitiese causar tan grave daño.

El Tribunal recuerda, además, que la queja presentada por WWF España ante la Comisión UE por este mismo proyecto fue archivada por el compromiso de la Junta de Castilla-La Mancha de no realizar el proyecto, por lo que “debería ser consciente del compromiso adquirido y las consecuencias de tal incumplimiento”, recordando la obligaciones que impone la Directiva 92/43/CEE de hábitats.

Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España, ha declarado: “Lamentamos que sea la Justicia quien finalmente haya tenido que frenar a la Junta de Castilla-La Mancha en un proyecto que era claramente ilegal e insostenible”.

Asunción Ruiz, Directora Ejecutiva de Seo/BirdLife, ha añadido: “Esta sentencia es un paso importante para terminar con las carreteras inútiles que han endeudado a nuestro país y degradan nuestro mayor capital natural, la Red Natura 2000”.

Paco Segura, Coordinador de Ecologistas en Acción, ha afirmado: “Esperamos que las administraciones tomen buena nota de esta nueva lección y dejen de malgastar nuestro dinero y nuestro capital natural en proyectos injustificables. Esta autopista era continuación de otra, la Madrid-Toledo, que tras declararse en concurso de acreedores deberá ser rescatada con fondos públicos”.