Mostrando entradas con la etiqueta M-12. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta M-12. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de julio de 2016

Fomento vuelve a tender la mano a las autopistas quebradas, entre ellas la de Ocaña-La Roda

Ana Pastor

La ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, ha vuelto a tender la mano a las ocho autopistas de peaje en quiebra para poder llegar a acuerdo sobre el plan de rescate propuesto por el Gobierno. Las ocho vías quebradas son las cuatro radiales de Madrid, la Ocaña-La Roda, la Madrid-Toledo.


Pastor recordó que el plan pasa por integrar las vías en una empresa pública tras aplicar una quita del 50% a la deuda de unos 3.200 millones de euros que soportan y convertir el resto de pasivo en un bono con una retribución garantizada del 1%.



"Ahí seguimos y en este momento de mayor solvencia de las empresas, creo que podemos llegar a un acuerdo y que puede ser muy bueno para España", aseguró Pastor durante su intervención en un encuentro sobre infraestructuras de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).



La titular de Fomento se refirió así a la recuperación del tráfico que presentan estas autopistas, que registró un aumento del 6,2% en el primer cuatrimestre del año, cuando contabilizaron una media de 6.430 vehículos al día, según datos oficiales del Ministerio.



Pastor vuelve a tender la mano a las autopistas cuando tres de las ocho vías en riesgo de quiebra están ya en fase de liquidación, si bien los autos de los juzgados de lo mercantil están recurridos por el Ministerio.



Las ocho vías quebradas son las cuatro radiales de Madrid, la Ocaña-La Roda, la Madrid-Toledo, la Eje Aeropuerto, que une Madrid y el aeropuerto de Barajas, y la Cartagena Vera.


miércoles, 6 de julio de 2016

Fomento tiende la mano a las autopistas de peaje para acordar una quita del 50%

Peaje autovias
Peaje autovias

La ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, ha vuelto a tender la mano a las ocho autopistas de peaje en quiebra para poder llegar a acuerdo sobre el plan de rescate propuesto por el Gobierno.

Pastor re­cordó que el plan pasa por in­te­grar las vías en una em­presa pú­blica tras aplicar una quita del 50% a la deuda de unos 3.200 mi­llones de euros que so­portan y con­vertir el resto de pa­sivo en un bono con una re­tri­bu­ción ga­ran­ti­zada del 1%.

"Ahí se­guimos y en este mo­mento de mayor sol­vencia Fomento vuelve a tender la mano a las au­to­pistas de peaje para acordar una quita del 50% sol­vencia de las em­pre­sas, creo que po­demos llegar a un acuerdo y que puede ser muy bueno para España", ase­guró Pastor du­rante su in­ter­ven­ción en un en­cuentro sobre in­fra­es­truc­turas de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

La ti­tular de Fomento se re­firió así a la re­cu­pe­ra­ción del trá­fico que pre­sentan estas au­to­pis­tas, que re­gistró un au­mento del 6,2% en el primer cua­tri­mestre del año, cuando con­ta­bi­li­zaron una media de 6.430 vehículos al día.

Pastor vuelve a tender la mano a las au­to­pistas cuando tres de las ocho vías en riesgo de quiebra están ya en fase de li­qui­da­ción, si bien los autos de los juz­gados de lo mer­cantil están re­cu­rridos por el Ministerio.

Las ocho vías que­bradas son las cuatro ra­diales de Madrid, la Ocaña-La Roda, la Madrid-Toledo, la Eje Aeropuerto, que une Madrid y el ae­ro­puerto de Barajas, y la Cartagena Vera.

Industria re­co­noce a las grandes eléc­tricas 26 mi­llones por la re­vi­sión del margen de co­mer­cia­li­za­ción

jueves, 2 de junio de 2016

¿Por qué han fracasado las radiales?

El tema de las radiales es uno más que deriva de la crisis inmobiliaria y de la crisis en general que afecta a España desde el año 2007.

Las radiales se empezaron a construir para dar salida al tráfico de Madrid en los diferentes puntos en los que se preveían atascos y solamente hasta un cierto número de kilómetros a los alrededores de Madrid.

Se construyeron la Radial 2, Radial 3, Radial 4 y Radial 5. En el año que empezaron la construcciones, alrededor del año 2000, las empresas constructoras tenían necesidad de obra pública con dos objetivos, el primero seguir construyendo unas infraestructuras muy caras que les proporcionaran grandes beneficios y les permitieran no parar la máquina de la construcción y, por tanto, poder pagar a sus empleados, tanto altos ejecutivos como a todos los demás.

En segundo lugar, el objetivo de las radiales era hacer negocios inmobiliarios y, para ello, se expropiaron en algunos lugares amplias zonas de terreno que no estaban destinadas solo a las carreteras sino a la posible construcción futura de hoteles, centros comerciales, etc.

En aquel momento, alrededor del año 2000, España estaba en crecimiento económico y todo fueron facilidades por parte del Gobierno para que estas construcciones se realizaran. Estas facilidades consistían en que los bancos financiaban la construcción de la obra con la garantía y la responsabilidad del Estado y, por otro lado, tanto el Gobierno como las concesionarias pensaron que podían expoliar los terrenos de los propietarios en los que iban a hacer negocios pagando a un precio muy bajo.

Estos son realmente los antecedentes y la razón de ser de la construcción de las autopistas porque la financiación era fácil y barata y la obra pública podía valer claramente para sacar adelante a las empresas constructoras hasta el punto de que se formaron para esta finalidad uniones temporales de empresas porque pensaban que iba a ser un gran negocio. Pero los cálculos económicos no fueron acertados. Se sobrevaloró la circulación que iba a discurrir por estas autopistas, así como tampoco se tuvo en cuenta que en la mayoría de ellas había autopistas públicas que no tenían peaje, junto con la posibilidad de hacer grandes negocios en las zonas que habían expropiado con esta finalidad.

Por tanto, las expropiaciones no es la causa fundamental de la debacle de las autopistas pero también es un elemento a tener en cuenta porque las concesionarias y el Gobierno pensaron que era una expropiación barata y no era así, ya que en aquel momento el Tribunal Supremo había establecido un criterio justo y razonable sobre la expropiación de los terrenos cercanos a zonas urbanas que iban a dar servicio a estas zonas, la teoría de los llamados “sistemas generales”. Por esta razón y aunque se intentó incluso cambiar la Ley del Suelo, las valoraciones expropiatorias subieron a un precio razonable y no al de expoliación de 3,00 €/m2 que pretendía el Gobierno y las concesionarias.

Es conocido que el procedimiento expropiatorio permite ocupar sin pagar a través de la generalización del procedimiento de urgencia, en este caso sin ninguna justificación, pues como se ha visto las radiales están vacías. No era urgente expropiar, había carreteras alternativas. Precisamente por razón del procedimiento de urgencia los propietarios han tenido que seguir un largo calvario para el cobro de las expropiaciones porque después de tener sentencias firmes, la Administración se ha resistido al pago inmediato de los justiprecios hasta el punto que ha sido necesario solicitar una nueva valoración del suelo al haber transcurrido más de dos años sin que se haya hecho efectivo el pago.

Todavía están pendientes pagos de estas nuevas valoraciones y de las iniciales, incluso las concesionarias han pretendido que los expropiados fueran a cobrar a través del concurso de acreedores en que están inmersas la mayoría de las concesionarias. El Tribunal Supremo en este caso ha dicho claramente que no tienen que ir al concurso, puesto que es el Estado, propietario de los terrenos, el que tiene que pagar. A pesar de todo, los tribunales no ejecutan con agilidad las sentencias y no imponen a la Administración las multas y los incrementos de los tipos de interés cuando después de varias sentencias firmes no pagan.

Esta es la situación actual, en la que todavía después de más de 16 años de pleitos y procedimientos, los propietarios aún no han cobrado gran parte de lo que se les debe y las concesionarias no quieren pagar a los bancos lo que les prestaron para construir.

miércoles, 1 de junio de 2016

El tráfico de las autopistas se dispara un 16,7% en marzo, su mayor subida en diez años

Las autopistas de peaje dispararon un 16,7% su volumen de tráfico durante el pasado mes de marzo, hasta sumar una media de 17.717 usuarios al día, lo que supone anotarse la mayor subida mensual en diez años, desde abril de 2006, según datos del Ministerio de Fomento.

El repunte del tercer mes, impulsado por la Semana Santa, llevó a las vías de pago a cerrar el primer trimestre del año con un incremento de tráfico del 10% y una media de 15.510 usuarios diarios.

Las autopistas aceleran de esta forma la recuperación que vienen registrando en su tráfico, después de cerrar el ejercicio 2015 con un aumento del 6,1%, que supuso encadenar dos años de crecimientos, tras el del 2,5% logrado en 2014.

No obstante, el número de usuarios de las vías de pago se mantiene aún a distancia del que registraban antes de la crisis, que alcanzó máximos de 23.900 conductores diarios en 2006.

Además de la coincidencia de la celebración de la Semana Santa en el mes de marzo, la recuperación de la economía, el buen tiempo y el descenso del precio de los combustibles constituyen algunos de los factores que impulsan el tráfico de las autopistas, según indicaron en fuentes del sector.

Por autopistas, el tráfico creció en todas ellas, que suman una red de 2.550 kilómetros de longitud, con la excepción de la Eje Aeropuerto, la que une Madrid con el aeropuerto de Barajas, una de las ocho vías de pago actualmente en quiebra, en la que descendió un 0,2%.

Del lado de las subidas, destaca en hecho de que dos de estas autopistas en riesgo de liquidación son las que contabilizaron los incrementos de tráfico más destacados en marzo.

Se trata de la vía que une Ocaña-La Roda, donde el número de usuarios se disparó un 68,1% en el tercer mes del año, y la radial R-4 Madrid-Ocaña, con un aumento del 55,7%.

Entre los principales repuntes de tráfico de marzo figuran también los de la circunvalación de Alicante (+29,3%), la Madrid-Toledo (+15,8%) y las otras tres radiales de Madrid, con aumentos de hasta el 14%, todas ellas también de entre las vías en concurso de acreedores.

Respecto al resto de autopistas, figuran incrementos de más del 20% como los contabilizados en el número de usuarios en los distintos tramos de la A-7, la subida del 25,6% de la AP-1 Burgos-Armiñón o la del 24% de la León-Campomanes.

sábado, 21 de mayo de 2016

Los tribunales apuntillan el fracaso de las radiales

La última sentencia que decreta la liquidación de 3 de las autopistas radiales quebradas da la puntilla al rescate que planteó la Administración a las empresas afectadas. No obstante, los intentos de conciliación también han estado lastrados por la incertidumbre política. Esta es la historia de una salida en la carretera que nadie tomó.

Como la fina lluvia primaveral llena de manera imperceptible los charcos de las calles, la quiebra de las autopistas radiales españolas ha sido un problema añadido a la maltrecha economía española durante la crisis. Un contratiempo que bien podría desbordar el charco del déficit.

Las infraestructuras, construidas con arreglo a previsiones de tráfico desbocadas y disparatadas durante el boom económico de principios del milenio, incluyeron en sus contratos una cláusula por la que el Estado tendría que compensar a las empresas concesionarias si no alcanzaban un mínimo de tráfico. Eso es lo que precisamente sucedió y es la situación que el actual Gobierno no ha conseguido reconducir.

No obstante, encima de la mesa sí llegó a haber soluciones. El Ministerio de Fomento propuso que la Administración se quedara con las 9 autopistas de peaje radiales y que los acreedores asumieran quitas del 50% de la deuda. Todo ello a cambio de bonos respaldados por el Estado con un cupón del 1% durante 30 años.

Fuentes de la banca, atrapada en varias de estas concesiones, indican a SABEMOS que más que las quitas del 50%, lo que mosqueaba era la escasa rentabilidad de los bonos. Pero más allá del vil metal, la condición clave para que el acuerdo se sostuviera era que ninguna de las 9 radiales entrara en liquidación, de acuerdo con las fuentes consultadas. La reducción del perímetro sería fatal, añaden.

Hasta el momento se había ordenado la liquidación de dos de las nueve radiales, la M-12 del Aeropuerto de Madrid y la AP-36 de Ocaña a La Roda, pero los recursos presentados por el Ejecutivo consiguieron retrasar la ejecución de la sentencia judicial. Sin embargo, las liquidaciones de la R-3, la R-5 y la circunvalación de Alicante han de completarse antes del 1 de octubre y la orden del juez no admite prórroga, incluso aunque el Ejecutivo la recurra.

A tenor de esta resolución, el Gobierno no le puede arañar muchos más segundos al reloj. Entonces, ¿qué hizo con el tiempo que tuvo para negociar?
Contrarreloj

Los recursos judiciales de Fomento fueron una buena herramienta. Mientras el Ejecutivo litigaba para que la cláusula de responsabilidad patrimonial de la Administración no se activara, el Ministerio ganaba tiempo para negociar una salida con los tenedores de deuda de las radiales.

Además se conseguía preservar la integridad del paquete de activos, una condición necesaria para que el acuerdo fuera interesante para los acreedores.

Sin embargo, el tiempo se acabó poniendo en su contra. Para cuando el Gobierno quiso reaccionar ya estaba la campaña del 20D en marcha, y “quién iba a salvar en periodo electoral a más empresas después del rescate de la banca”, destacan desde el sector financiero.

En las concesionarias afectadas se lavan las manos. “La clave de todo era el acuerdo del Gobierno con los bancos para la quita”, dicen. “Son estos los que no han podido llegar a un acuerdo”, concluyen.

Fuentes de Fomento afirman en declaraciones a SABEMOS que era muy difícil llegar a un entendimiento, dado que existía una “amalgama de acreedores” que complicaba las negociaciones.

Fue la banca extranjera la que tuvo una oposición más fuerte, por las condiciones del convenio que se había planteado”, apuntan fuentes del sector consultadas por SABEMOS.

Desde el Ministerio que dirige Ana Pastor indican que las entidades extranjeras tenían motivos para oponerse dado que la solución habría beneficiado más a los bancos nacionales por la existencia de diferencias en los criterios contables. Sin embargo, las fuentes consultadas critican la postura de estos acreedores, pues su exposición a este problema era menor que la de los bancos españoles: “quizá no les debería haber importado tanto”, resumen.

Sea como fuere, el actual estado de campaña constante impide que se tome cualquier decisión polémica y el juego de alianzas para formar un Gobierno podría extender la situación de interinidad hasta las puertas de octubre. Pero, además, el Ejecutivo actual no podría plantear ninguna solución integral.

Un Gobierno en funciones no podría asumir un contrato de esa naturaleza. Supone una serie decompromisos que trascienden el despacho de los asuntos ordinarios”, argumentan desde Fomento, al tiempo que recuerdan que el gabinete en funciones se tiene que limitar a la ejecución del presupuesto aprobado para el vigente ejercicio.

La incertidumbre política permanece y “va pasando el tiempo”, cuentan desde las empresas afectadas. Mientras tanto la situación sigue cuesta abajo y sin frenos. “Muchos de los bancos se han hartado y se están yendo;están vendiendo su deuda a fondos buitres y hedge funds”, resumen.
Esperanza

Pese a los contratiempos, la solución de aglutinar los activos en una sociedad pública es una salida que aún podría tomarse. Lo que pasa es que cada uno tira del volante en su dirección.

Esto sigue encima de la mesa, pero está todo en stand by por la incertidumbre política”, detallan las fuentes de la banca. “Está en el congelador”, añaden, pero “hay pocas posibilidades de que vuelva a salir tal y como estaba”. “Tendrá que volver a negociarse, siempre que no entre en liquidación ninguna radial”, aseguran.

La propuesta sigue encima de la mesa. Las condiciones no han cambiado, incluso pese a que los factores han ido a favor de los acreedores: ha bajado el precio del dinero y ha subido el tráfico. Pero pese a ello, la Administración no tiene ningún problema en mantener las mismas condiciones”, zanjan desde Fomento.

Las fuentes de las concesionarias y del sector consultadas afirman que el rescate de las autopistas con quitas de los acreedores sigue vigente, pero es una opción que está paralizada. Aunque las posiciones estén encontradas, todos hablan de stand by y evitan ponerse catastrofistas. Porque alguna rendija de optimismo todavía queda.

La posibilidad de reactivar esta solución llega cuando el tráfico en las autopistas remonta el vuelo, con un crecimiento del 6% en 2015, según las cifras de la patronal de construcción y concesiones Seopan. Pero la propuesta del Gobierno sigue durmiendo el sueño de los justos, sobre todo porque una solución global desbordaría las competencias de un Ejecutivo en funciones.

De consumarse, la reclamación de las concesionarias y sus acreedores supondría para el Estado asumir una deuda de 5.000 millones de euros, según los cálculos de Seopan.

La última sentencia que decreta la liquidación de 3 de las autopistas radiales quebradas da la puntilla al rescate que planteó la Administración a las empresas afectadas. No obstante, los intentos de conciliación también han estado lastrados por la incertidumbre política. Esta es la historia de una salida en la carretera que nadie tomó.

Como la fina lluvia primaveral llena de manera imperceptible los charcos de las calles, la quiebra de las autopistas radiales españolas ha sido un problema añadido a la maltrecha economía española durante la crisis. Un contratiempo que bien podría desbordar el charco del déficit.

Las infraestructuras, construidas con arreglo a previsiones de tráfico desbocadas y disparatadas durante el boom económico de principios del milenio, incluyeron en sus contratos una cláusula por la que el Estado tendría que compensar a las empresas concesionarias si no alcanzaban un mínimo de tráfico. Eso es lo que precisamente sucedió y es la situación que el actual Gobierno no ha conseguido reconducir.

Las radiales cuentan con una cláusula por la que el Estado está obligado a pagar a las empresas si no se alcanza un mínimo de tráfico

No obstante, encima de la mesa sí llegó a haber soluciones. El Ministerio de Fomento propuso que la Administración se quedara con las 9 autopistas de peaje radiales y que los acreedores asumieran quitas del 50% de la deuda. Todo ello a cambio de bonos respaldados por el Estado con un cupón del 1% durante 30 años.

Fuentes de la banca, atrapada en varias de estas concesiones, indican a SABEMOS que más que las quitas del 50%, lo que mosqueaba era la escasa rentabilidad de los bonos. Pero más allá del vil metal, la condición clave para que el acuerdo se sostuviera era que ninguna de las 9 radiales entrara en liquidación, de acuerdo con las fuentes consultadas. La reducción del perímetro sería fatal, añaden.

Hasta el momento se había ordenado la liquidación de dos de las nueve radiales, la M-12 del Aeropuerto de Madrid y la AP-36 de Ocaña a La Roda, pero los recursos presentados por el Ejecutivo consiguieron retrasar la ejecución de la sentencia judicial. Sin embargo, las liquidaciones de la R-3, la R-5 y la circunvalación de Alicante han de completarse antes del 1 de octubre y la orden del juez no admite prórroga, incluso aunque el Ejecutivo la recurra.

Los bancos piden que no se liquide ninguna radial para seguir negociando

A tenor de esta resolución, el Gobierno no le puede arañar muchos más segundos al reloj. Entonces, ¿qué hizo con el tiempo que tuvo para negociar?
Contrarreloj

Los recursos judiciales de Fomento fueron una buena herramienta. Mientras el Ejecutivo litigaba para que la cláusula de responsabilidad patrimonial de la Administración no se activara, el Ministerio ganaba tiempo para negociar una salida con los tenedores de deuda de las radiales.

Además se conseguía preservar la integridad del paquete de activos, una condición necesaria para que el acuerdo fuera interesante para los acreedores.

Sin embargo, el tiempo se acabó poniendo en su contra. Para cuando el Gobierno quiso reaccionar ya estaba la campaña del 20D en marcha, y “quién iba a salvar en periodo electoral a más empresas después del rescate de la banca”, destacan desde el sector financiero.

En las concesionarias afectadas se lavan las manos. “La clave de todo era el acuerdo del Gobierno con los bancos para la quita”, dicen. “Son estos los que no han podido llegar a un acuerdo”, concluyen.

Fuentes de Fomento afirman en declaraciones a SABEMOS que era muy difícil llegar a un entendimiento, dado que existía una “amalgama de acreedores” que complicaba las negociaciones.


Fue la banca extranjera la que tuvo una oposición más fuerte, por las condiciones del convenio que se había planteado”, apuntan fuentes del sector consultadas por SABEMOS.

Desde el Ministerio que dirige Ana Pastor indican que las entidades extranjeras tenían motivos para oponerse dado que la solución habría beneficiado más a los bancos nacionales por la existencia de diferencias en los criterios contables. Sin embargo, las fuentes consultadas critican la postura de estos acreedores, pues su exposición a este problema era menor que la de los bancos españoles: “quizá no les debería haber importado tanto”, resumen.

Sea como fuere, el actual estado de campaña constante impide que se tome cualquier decisión polémica y el juego de alianzas para formar un Gobierno podría extender la situación de interinidad hasta las puertas de octubre. Pero, además, el Ejecutivo actual no podría plantear ninguna solución integral.

Fomento argumenta que firmar un acuerdo sobre las radiales desbordaría las atribuciones de un Gobierno en funciones

Un Gobierno en funciones no podría asumir un contrato de esa naturaleza. Supone una serie decompromisos que trascienden el despacho de los asuntos ordinarios”, argumentan desde Fomento, al tiempo que recuerdan que el gabinete en funciones se tiene que limitar a la ejecución del presupuesto aprobado para el vigente ejercicio.

La incertidumbre política permanece y “va pasando el tiempo”, cuentan desde las empresas afectadas. Mientras tanto la situación sigue cuesta abajo y sin frenos. “Muchos de los bancos se han hartado y se están yendo;están vendiendo su deuda a fondos buitres y hedge funds”, resumen.
Esperanza

Pese a los contratiempos, la solución de aglutinar los activos en una sociedad pública es una salida que aún podría tomarse. Lo que pasa es que cada uno tira del volante en su dirección.

“Esto sigue encima de la mesa, pero está todo en stand by por la incertidumbre política”, detallan las fuentes de la banca. “Está en el congelador”, añaden, pero “hay pocas posibilidades de que vuelva a salir tal y como estaba”. “Tendrá que volver a negociarse, siempre que no entre en liquidación ninguna radial”, aseguran.

El rescate de las radiales con quitas sigue vigente, pero es una opción que está paralizada

“La propuesta sigue encima de la mesa. Las condiciones no han cambiado, incluso pese a que los factores han ido a favor de los acreedores: ha bajado el precio del dinero y ha subido el tráfico. Pero pese a ello, la Administración no tiene ningún problema en mantener las mismas condiciones”, zanjan desde Fomento.

Las fuentes de las concesionarias y del sector consultadas afirman que el rescate de las autopistas con quitas de los acreedores sigue vigente, pero es una opción que está paralizada. Aunque las posiciones estén encontradas, todos hablan de stand by y evitan ponerse catastrofistas. Porque alguna rendija de optimismo todavía queda.

La posibilidad de reactivar esta solución llega cuando el tráfico en las autopistas remonta el vuelo, con un crecimiento del 6% en 2015, según las cifras de la patronal de construcción y concesiones Seopan. Pero la propuesta del Gobierno sigue durmiendo el sueño de los justos, sobre todo porque una solución global desbordaría las competencias de un Ejecutivo en funciones.

De consumarse, la reclamación de las concesionarias y sus acreedores supondría para el Estado asumir una deuda de 5.000 millones de euros, según los cálculos de Seopan.


Pase lo que pase, la mayoría de los afectados ya han destinado parte de sus ingresos de los últimos años a provisiones, por si la la responsabilidad patrimonial de la Administración no se activa. Pero desde las empresas con participación en las radiales dan por sentado que tienen derecho a cobrar esa indemnización a la que estaría obligado el Estado, aunque el Gobierno haya tratado de impedir que la factura llegara a materializarse.

“Lo único que pediremos es que se cumpla la ley, que se cumpla lo que dicen los contratos, que son iguales para todos”, subrayan en las empresas afectadas. Eso sí, conceden que la actual “es una situación a la que nadie querría haber llegado”.

Cuanto más pasa el tiempo, menos margen hay para llegar a un acuerdo”, subrayan las fuentes del sector consultadas. El reloj sigue contando y se parará en octubre. O no.

La sentencia judicial podría no ser tan definitiva, según las fuentes de Fomento consultadas. Desde el Ministerio consideran que el blindaje de la sentencia contra posibles suspensiones por recursos de la Administración es una opinión del juez que el departamento no comparte. En Fomento tienen “bastante confianza” en que el proceso de liquidación se pueda suspender a la espera de la resolución de su recurso, así que todavía habría algo de esperanza.

Si finalmente se mantiene el criterio de la sentencia, el nuevo Gobierno -si lo hay- tiene hasta octubre para asumir el pago del peaje de las autopistas radiales. Si la Administración no paga para quedarse con los activos, las empresas echarán el cierre y bajarán la barrera de las que habrán sido las autopistas más costosas de la historia de España.

Así han acabado en la quiebra las autopistas radiales que pueden terminar cerradas

Madrid, 16-02-04.- El presidente del Gobierno, José María Aznar (2i), junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (i), el ministro de Fomento, Francisco Alvarez Cascos (2d), y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón (d), durante el acto de inauguración hoy de las nuevas autopistas radiales de peaje, R-3 (Madrid-Arganda del Rey), R-5 (Madrid-Navalcarnero) y el tramo oeste de la M-50 comprendido entre la A-5 y el enlace de Majadahonda, cuyas obras han tenido un coste total de 852 millones de euros y han sido realizadas por la empresa concesionaria "Accesos de Madrid". EFE/Manuel H. de León
Imagen de archivo de la inauguración de las últimas radiales. EFE

Año 2004. El PIB de España crece un 3,1%, el precio de la vivienda comienza su escalada y nadie espera que una crisis económica mundial sacuda el mundo. José María Aznar, presidente del Gobierno, sonríe para la foto mientras inaugura las nuevas radiales de Madrid, la R-3 y la R-5. Unas infraestructuras que suponen un "antes y un después" en el proceso de modernización y competitividad de España, según el propio Aznar. Unas palabras que pronuncia entre Francisco Álvarez-Cascos, en aquel momento ministro de Fomento, Esperanza Aguirre, que era presidenta de la Comunidad de Madrid, y Alberto Ruiz Gallardón, por aquel entonces alcalde de Madrid. Doce años después de este "hito" del plan de infraestructuras 2000-2007, estas dos radiales están en quiebra junto con otras nueve. Esta semana se ha conocido que el magistrado que está llevando el caso de la liquidación ha dado un plazo de cinco meses para ejecutar la liquidación de las radiales R-3 y R-5 y la circunvalación de Alicante. Si Fomento no las asume, las carreteras pueden cerrar.

La suma de varios factores han llevado a que nueve autopistas de peaje hayan terminado en quiebra. La R-2, la R-3, la R-4, la R-5, la M-12 (el eje del Aeropuerto de Barajas), la AP 36, la vía entre Almería a Vera y la circunvalación de Alicante están en proceso de liquidación. Por un lado, varios expertos consultados apuntan a que se hicieron previsiones demasiado elevadas del tráfico. A estos desvíos se suma el efecto de la crisis, la construcción o mejora de tramos alternativos gratuitos que transcurren paralelos a estos ejes junto con un diseño de las radiales que acababa desembocando en otras vías donde se generarían atascos. En el caso de las radiales, hubo además un aumento de los costes al incrementarse los precios a los que se debían expropiar los terrenos.

"Aznar quería tener los mismos accesos para Madrid que tenía París, once", recuerda Germà Bel, catedrático de la Universidad de Barcelona que fue diputado entre los años 2000 y 2004, pero como Madrid no tiene el mismo tráfico que París y la hora punta es muy "estrecha" esto no funcionó. Bel señala que la construcción de infraestructuras en España tanto en carreteras como en AVE ha tenido un diseño "administrativo y no económico", que se basa en un sistema radial de Madrid hacia el resto del territorio y en la consideración de que lo importante es "tener y no usar".

Las radiales de Madrid son concesiones públicas, al igual que otros proyectos de infraestructuras. El Estado concede durante un tiempo y con una serie de condiciones la explotación de estas infraestructuras a empresas privadas que corren con el coste de construcción, con una importante parte de financiación externa (créditos que piden a los bancos), según explican los profesores universitarios Juanjo Ganuza y Fernando Gómez en el blog económico Nada es Gratis. El Estado es el propietario de la infraestructura desde el comienzo y recupera su uso cuando termina el plazo de la concesión. Esta concesión puede resolverse antes de tiempo por supuestos que afecten a la explotación o a la empresa. Dentro de estos supuestos se encuentra la insolvencia del concesionario, que no obtenga de la explotación de la concesión los ingresos suficientes para pagar sus deudas como empresa.

Para la gestión de estas nuevas vías de peaje se crearon empresas propias para gestionar estas concesiones. En el caso de La R-3 y la R-5 están gestionadas por la compañía Accesos de Madrid. Entre las empresas constructoras y concesionarias del conjunto de las autopistas quebradas se encuentran Acciona, ACS, Abertis, Cintra, Sacyr, FCC, Ferrovial, OHL o Globalvía.


Varios expertos consideran que la proyección del tráfico de estas vías estuvo sobredimensionada. Por un lado, había un fuerte interés político en construir estas vías a lo que se sumaba un momento económico positivo. En 2013, el tráfico de las radiales había caído un 48% desde su momento máximo en 2007 y todas estaban en quiebra. La última fue la R-2 que va de Madrid a Guadalajara. Esta fue la primera de estas vías en abrise al tráfico en octubre de 2003, con un coste de 411 millones de euros y unas previsiones de tráfico de 30.000 vehículos diarios, de los que el 10% serían pesados. Entre enero y abril del 2013 –año en el que entró en situación de insolvencia–, el tráfico medio diario de la R-2 (participada por ACS, Abertis, Acciona y Bankia) ha sido de 4.672 vehículos, 25.328 menos que los previstos, un 84,4 % inferior.

El último auto conocido se centra en las radiales R-3 y R-5 mientras que los juzgados ya habían declarado la liquidación de otras dos de estas autopistas en problemas, la M-12, Eje Aeropuerto de Madrid y AP-36 la Ocaña-La Roda. No obstante, en este caso, el auto de liquidación se ha emitido "sin efectos suspensivos" lo que quiere decir que no se quedará en suspenso por el hecho de que el Ministerio de Fomento o las empresas concesionarias lo recurran ante la Audiencia Provincial. Así, en el caso de que el próximo 1 de octubre Fomento no asuma la gestión de las autopistas, las vías quedarían sin servicio en esa fecha, dado que la administración concursal tiene el mandato del juez de tener para entonces resueltos todos los contratos, incluidos los de los trabajadores, según explicaron a Europa Press en fuentes jurídicas.

Fomento ha asegurado que va a recurrir este auto y que también recurrirá este periodo de margen que se da para la liquidación y considera que con el recurso se paralizaría la cuenta de este tiempo. Sin embargo, otras fuentes conocedoras del proceso aseguran que el reloj sigue adelante a pesar de los recursos que se presenten.
La Administración Pública ya propuso un plan de rescate de las autopistas quebradas. La propuesta de convenio recoge una quita del 50% de la deuda, así como el pago en un plazo de 30 años del resto. El Gobierno cifra en 4.600 millones la deuda de la totalidad de las carreteras. Además, proponía la creación de un fondo de titulización que emitiese bonos a 30 años con la garantía de Seittsa –Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre– con una rentabilidad mínima del 1%. Aunque la propuesta de Ana Pastor fue apoyada por Hacienda y por Bruselas, esta no convenció a las partes implicadas, sobre todo, a la banca.

En este punto de falta de acuerdo, la situación se encuentra en un momento complicado donde el proceso ha ido alargándose en el tiempo y no tiene precedente. Si finalmente se liquidan las vías, Fomento se quedaría con ellas. Desde Nación Rotonda explican que aquí se pueden abrir varias vías de actuación aunque ninguna de ellas está clara. Por un lado, la administración podría dejar la vía abierta de forma gratuita, una opción donde todos los gastos recaerían en el Estado. Otra sería, la opción de cerrar las vías y dejarlas en desuso, como amenaza el juez.

El Estado tiene una obligación de reparar o de responder por el daño causado por el funcionamiento de algunas de las administraciones. Es lo que se conoce como la Responsabilidad Patrimonial de las Administraciones Públicas (RPA). En un artículo publicado en La Vanguardia, Bel apunta que la RPA "supone una indemnización ante la resolución anticipada de la concesión". Bajo este concepto, "la administración se compromete a abonar al concesionario el importe –descontadas amortizaciones– de las inversiones para expropiar terrenos, ejecutar las obras de construcción, y adquirir otros bienes necesarios para la explotación de la obra. Estas cantidades se pignoran en los contratos financieros y sirven como una garantía pública para los financiadores", apunta.

Así, explica que el proceso es el siguiente: la empresa constructora hace la infraestructura, y es pagada por la empresa concesionaria (usualmente controlada por la propia constructora). Si la explotación quiebra más adelante, los financiadores recuperan sus créditos (gracias a la RPA). La concesionaria arriesga sólo su aportación de fondos propios, cuyo monto es inferior al beneficio económico obtenido por la constructora con la construcción. "Negocio asegurado, y riesgo para el contribuyente si las cosas se ponen mal", concluye.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Los jueces acorralan a Fomento: tiene hasta octubre para asumir dos radiales en liquidación

Las autopistas de peajes, una bomba a punto de estallar en manos del nuevo Gobierno
Las autopistas de peajes, una bomba a punto de estallar en manos del nuevo Gobierno - Foto EFE
El culebrón de las autopistas de peaje en quiebra se encamina de manera cada vez más directa a un final consistente en un estallido en las manos del Gobierno, en el que resulte de las elecciones generales del próximo 26 de junio. En los últimos días, dos nuevas concesionarias han entrado en proceso de liquidación (ya son cuatro compañías, que gestionan cinco autopistas) pero, en este caso, con un matiz que podría derivar en una situación insostenible para el ejecutivo: el juez obliga a ejecutar la liquidación antes del próximo mes de octubre.

Hasta ahora, cada vez que una concesionaria entraba en proceso de liquidación el Ministerio de Fomento presentaba un recurso contra la decisión de los juzgados de lo Mercantil que dictaban los correspondientes autos. Con esta maniobra, el Estado lograba retrasar el proceso en sí y, sobre todo, poner en marcha la Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA), es decir, el rescate de la concesión con la correspondiente asunción de la deuda.

El proceso se repitió en las dos primeras liquidaciones de concesiones de autopistas en quiebra: la de la A-36 (Ocaña-La Roda, participada por Sacyr y Ferrovial) y la de la M-12 (el acceso a la terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, participada por OHL). Por entonces, los accionistas de las concesionarias solicitaron poner en marcha la RPA pero Fomento recurrió los autos de liquidación, lo que le concedía un respiro provisional, a la espera de la resolución de la reclamación judicial.

Pero el caso del concurso de la concesionaria de las radiales R-3 y R-5 ha tirado por tierra la estrategia del Gobierno. El titular del juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid, que entiende de este caso, obliga en el auto a que el proceso de liquidación quede completo antes del próximo mes de octubre. Y además, el recurso que probablemente presentará Fomento no lo detendrá dado que el auto se ha emitido sin efectos suspensivos.

Es decir, que la concesionaria tendrá que dejar que operar las mencionadas radiales antes del próximo 1 de octubre. Si a partir de esa fecha Fomento no se ocupa de la concesión, las autopistas se cerrarán al tráfico.

El problema para el Estado es que esta circunstancia podría sentar jurisprudencia y marcar el camino para los próximos procesos de liquidación. Hasta ahora, Fomento ha esquivado la puesta en marcha de la RPA. A partir de ahora tendrá que elegir: o comenzar a operar las concesiones o dejarlas cerradas al tráfico.

Una decisión que tendrá que ser tomada por el Gobierno que salga de la consulta electoral del 26 de junio. Eso sí, siempre y cuando el Ejecutivo haya podido confeccionarse. En caso contrario, la Administración central se enfrentará a un problema cuyas dimensiones dependerán del tiempo que se tarde en encontrar una solución.

La totalidad de la RPA suma aproximadamente 5.000 millones de euros.

martes, 17 de mayo de 2016

La liquidación de las autovías de peaje se abre paso sin piedad

Como el de los mil y un arbitrajes internacionales, el de las autovías de peaje en concurso de acreedores es otro de esos agujeros sobre los que el Estado trata de maniobrar en los tribunales para que el impacto sea el menor posible para las arcas públicas. Pero no va a resultar fácil.

En el caso de esas autopistas, cuyas concesionarias se declararon insolventes hace casi un lustro, los jueces ya han dictado autos de liquidación sobre cinco de las nueve que fueron a concurso. Las tres últimas -la R-3, la R-5 y la circunvalación de Alicante- acaban de seguir los pasos de la AP-36 Ocaña-La Roda y la M-12 (Eje Aeropuerto Madrid), cuyas respectivas fases de liquidación fueron dictaminadas el pasado año.

Detrás de estas liquidaciones, un gran temor para el Estado, como es la activación de la Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA), que obligaría a indemnizar a las concesionarias con al menos 5.000 millones de euros. Por eso, no queda otra que movilizar a la Abogacía del Estado para que recurra todos los autos judiciales que pudieran precipitar esas liquidaciones.

En esta ocasión ha sido el juzgado Mercantil 6 de Madrid, encabezado por el magistrado Francisco Javier Vaquer, el que ha determinado la inviabilidad de la propuesta de convenio presentada por las concesionarias Accesos de Madrid y Ciralsa, y también del proyecto de sociedad promovido por el Ministerio de Fomento.

Nuevo auto que, como los dos anteriores, también será recurrido por los abogados el Estado ante la Audiencia Provincial de Madrid bajo el argumento de que, en base a la constitución de esa sociedad pública, serían subsanables los motivos por los que el juez declara la liquidación.

Un extremo de difícil justificación toda vez que las negociaciones con los bancos acreedores se cerraron hace un año sin acuerdo, cuando estos se negaron a aceptar lo que pretendía el Gobierno. Que dieran por perdidos 1.700 millones de la deuda financiera a cambio de recibir unos bonos a 30 años al 1% de interés. Como Hacienda también se negó en redondo a aumentar ese interés, como pedían los bancos, el rescate de las autovías quedó en nada.

Todas estas liquidaciones, además de a los bancos como financiadores de las autovías, afectan a las grandes constructoras y concesionarias, aunque tengan provisionadas las cantidades invertidas.

sábado, 14 de mayo de 2016

El juez decreta la liquidación de la autopista de circunvalación de Alicante

La autopista de circunvalación de Alicante y las autopistas radiales R-3 Madrid-Arganda y R-5 Madrid-Navalcarnero, quedarán cerradas al tráfico el próximo 1 de octubre si el Ministerio de Fomento no asume la gestión de las vías antes de esa fecha.

Así se desprende del auto emitido por el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid, que dicta la liquidación de estas vías, tres de las ocho actualmente en quiebra. Los juzgados ya habían declarado la liquidación de otras dos de estas autopistas en problemas, la M-12 Eje Aeropuerto de Madrid y AP-36 la Ocaña-La Roda. No obstante, en este caso, el auto de liquidación se ha emitido «sin efectos suspensivos», esto es, no quedará en suspenso por el hecho de que el Ministerio de Fomento o las empresas concesionarias lo recurran ante la Audiencia Provincial.

De hecho, el juez da un plazo de cinco meses para ejecutar la liquidación de la circunvalación de Alicante y de las radiales R-3 y R-5, dado que «ordena» a sus actuales sociedades concesionarias «dejar de cumplir el contrato concesional y el cese total de la actividad empresarial de la concursada a las 00.00 horas del día 1 de octubre de 2016». Asimismo, dice que deberá «poner a disposición de la Administración concedente (en este caso el Ministerio de Fomento) los bienes, derechos e infraestructuras a los que esté obligado contractualmente».

Así, en el caso de que el próximo 1 de octubre Fomento no asuma la gestión de las autopistas, las vías quedarían sin servicio en esa fecha. Fuentes del ministerio aseguraron que el departamento recurrirá el auto de liquidación ante la Audiencia Provincial.

jueves, 12 de mayo de 2016

Las autopistas radiales quebradas R-3 y R-5 cerrarán al tráfico en octubre si no las asume Fomento

radial-r-3.jpg

Las autopistas radiales R-3 Madrid-Arganda y R-5 Madrid-Navalcarnero, y la autopista de circunvalación de Alicante quedarán cerradas al tráfico el próximo 1 de octubre si el Ministerio de Fomento no asume la gestión de las vías antes de esa fecha.

Así se desprende del auto emitido por el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid, que se dicta la liquidación de estas vías, tres de las ocho actualmente en quiebra.

Los juzgados ya habían declarado la liquidación de otras dos de estas autopistas en problemas, la M-12 Eje Aeropuerto de Madrid y AP-36 la Ocaña-La Roda.

No obstante, en este caso, el auto de liquidación se ha emitido "sin efectos suspensivos", esto es, no quedará en suspenso por el hecho de que el Ministerio de Fomento o las empresas concesionarias lo recurran ante la Audiencia Provincial.

De hecho, el juez da un plazo de cinco meses para ejecutar la liquidación de las radiales R-3 y R-5 y de la circunvalación de Alicante, dado que "ordena" a sus actuales sociedades concesionarias "dejar de cumplir el contrato concesional y el cese total de la actividad empresarial de la concursada a las 00.00 horas del día 1 de octubre de 2016".

Asimismo, dice que deberá "poner a disposición de la Administración concedente (en este caso el Ministerio de Fomento) los bienes, derechos e infraestructuras a los que esté obligado contractualmente".

Así, en el caso de que el próximo 1 de octubre Fomento no asuma la gestión de las autopistas, las vías quedarían sin servicio en esa fecha, dado que la administración concursal tiene el mandato del juez de tener para entonces resueltos todos los contratos, incluidos los de los trabajadores, según explicaron a Europa Press en fuentes jurídicas.

De su lado, fuentes del Ministerio que dirige en funciones Ana Pastor aseguraron a Europa Press que el Departamento recurrirá el auto de liquidación ante la Audiencia Provincial. No obstante, no es previsible que esta instancia judicial se pronuncie antes de octubre.
Controladas por Abertis y ACS

Abertis y ACS son las compañías que controlan las sociedades concesionales de estas tres autopistas, cuya liquidación adelanta el diario 'Expansión' en su edición de este martes.

En concreto, las radiales R-3 y R-4 están controladas por Abertis, que tiene el 35% del capital de su sociedad concesionaria (Acesos de Madrid), en la que también participa Sacyr, con un 25%, y Bankia y ACS, con un 20% cada uno. De su lado, la circunvalación de Alicante (Ciralsa) está controlada por ACS, con un 50%, y por Abertis y Globalvia, con un 25% respectivamente.

Además de asumir las vías y su gestión, la liquidación de las autopistas puede suponer al Estado atender a la denominada Responsabilidad Patrimonial del Estado ante los actuales concesionarios de las autopistas, una partida que en el caso de las ocho infraestructuras asciende a unos 4.500 millones.

La liquidación y posible cierre al tráfico de las vías tiene lugar después de que en la última Legislatura el Gobierno y las concesionarias no lograran cerrar un acuerdo respecto al plan de rescate que había diseñado el Ministerio de Fomento.

El plan, que el Gobierno considera vigente, pasa por que el Estado asuma las autopistas tras aplicar una quita del 50% en la deuda de unos 3.200 millones de euros que soportan.

No obstante, la ausencia de acuerdo ha provocado que los procesos concursales en los que están inmersos las vías desde hace años estén derivando en una cascada de liquidaciones, coincidiendo además en una coyuntura de interinidad en el Gobierno.

Además, las liquidaciones también tienen lugar mientras los tráficos de las vías comienzan a recuperarse. La R-3 cerró el ejercicio 2015 con un aumento del 12,5% en el número medio de usuarios diarios y la R-5, del 9,7%.

El desplome del tráfico que las autopistas registraron durante la crisis y los sobrecostes de expropiación que sus concesionarios soportaron para construirla constituyeron los principales motivos de la quiebra de estas ocho autopistas. Además de las ya en liquidación, también están en concurso las otras dos radiales (R-2 y R-4), la Madrid-Toledo y la Cartagena-Vera.

viernes, 6 de mayo de 2016

¿Por qué fracasaron las autopistas de peaje españolas en quiebra?

El de las autopistas en quiebra es uno de los principales asuntos en materia económica que heredará el próximo Gobierno. Actualmente se encuentran ocho sociedades concesionarias inmersas en procesos concursales (representativas de nueve autopistas, R-2, R-3, R-4, R-5, la AP-41, el eje del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, la AP-36, la circunvalación de Alicante y la AP-7, entre Alicante y Cartagena).

¿Por qué se encuentran en quiebra?
La situación se debió a un cúmulo de circunstancias: a las ambiciosas y en ocasiones irreales previsiones iniciales de tráfico, en el momento de su construcción, se unieron el incremento exponencial de los precios de las expropiaciones de terrenos -dado que los tribunales consideraron todo terreno que se situara en el interior de la M-50 como urbanizable, en el caso de las radiales madrileñas-, la construcción posterior de vías gratuitas paralelas a las autopistas y la fuerte caída de tráfico en la crisis. Incapaces de amortizar sus grandes inversiones y tras los fallidos planes de los distintos gobiernos, las concesionarias cayeron en cascada en concurso de acreedores.

Las radiales se construyeron mediante un modelo denominado «peaje en sombra», por el que la Administración se compromete a abonar un pago de canon anual dependiendo del tráfico durante la concesión. A cambio, las compañías asumen los costes de construcción y pueden recuperar la inversión mediante los peajes directos a los clientes. La crisis llegó y con ella la fuerte bajada del tráfico y el descenso de ingresos por tráfico, lo que dificultó la recuperación de la inversión por esta vía.

Sin embargo, el gran problema fueron las expropiaciones. Las demandas presentadas por los propietarios de los terrenos en los que se construyeron dispararon las inversiones que tuvieron que acometer las sociedades. En 2013, Seopan, la patronal de la construcción, cifró en 2.297 millones los sobrecostes por dichas expropiaciones, seis veces superiores a los previstos inicialmente. «Este es el verdadero problema de estas autopistas y la causa de que muchas estén en concurso de acreedores, y no el que pase por la vía un coche más o menos», reconoció el presidente de la patronal, Julián Núñez.

¿Perjudicó a estas carreteras la construcción de vías alternativas?
Otro problema con el que se encontraron las autopistas en quiebra fue que se construyeron vías alternativas libres de pago que discurrían en paralelo, fruto de la mala planificación en infraestructuras de la Administración y la previsiones, algunas veces, exageradas por parte de las compañías. Este fue el caso, por ejemplo, de la carretera M-407, que restó tráfico a la AP-41 a su paso por Madrid. La propia concesionaria lo recurrió ante el Supremo, que lo desestimó por entender que el desdoblamiento de la M-407 no era un hecho «desconocido e imprevisible».

La irrupción de la crisis dio también al traste con los proyectos para extender algunas autopistas, lo que mermó enormemente sus previsiones de tráfico. Fue el caso también de la AP-41, que se quedó a «medio hacer» después de que se suspendiera el proyecto para construir una autopista entre Toledo y Córdoba. La carencia de presupuesto frustró también el cierre de la M-50 por el norte de Madrid, mediante los túneles bajo el Monte del Pardo.

¿Por qué el Estado puede estar obligado a compensarlas?
Los contratos incluyen el concepto «responsabilidad patrimonial administrativa», por el que el Estado se compromete a abonar determinados gastos asumidos por la sociedad si se resuelve la concesión. Si los tribunales determinan la liquidación de las autopistas la factura para el Estado se podría elevar hasta 5.500 millones, correspondiente a la responsabilidad patrimonial administrativa (RPA), así como otras reclamaciones judiciales.

Las autopistas, rompecabezas para el próximo gobierno


Entre los dossieres que el próximo Gobierno se encontrará encima de la mesa está el de las autopistas de peaje. Será uno de los más incómodos. Primero, por la necesidad de dar una respuesta urgente a las ocho que se encuentran en concurso de acreedores. Una verdadera patata caliente que el actual Ejecutivo no ha resuelto. Y, también, porque antes de que finalice la legislatura, vencen varias concesiones del Estado, entre ellas un largo tramo de la AP-7, la principal vía de pago del país, el Tarragona-Alicante, que explota Aumar (Abertis). Ocurrirá en noviembre de 2019. Según como se enfoque el primer asunto, el erario público podría tener que desembolsar más de 5.000 millones de euros. Y de lo que se haga con el segundo, dependerá en gran manera el futuro modelo de explotación: si siguen o no los peajes.

En caso de que el nuevo Gobierno decida relicitar las concesiones, habrá que iniciar el proceso administrativo en breve, ya que se precisa como mínimo año y medio para poder completar el proceso de adjudicación. De todos modos, el actual Ejecutivo en funciones ha dicho que no quiere mantener los peajes, que apuesta por que estas vías reviertan en el Estado, sean gratuitas para los usuarios y, en consecuencia, que su mantenimiento y mejora se cargue a los presupuestos.

Ambos elementos –autopistas en crisis y vencimiento de las concesiones– están íntimamente relacionados y la fórmula final que se adopte para la primera podría servir para solucionar la segunda. La planteada por el Ministerio de Fomento para resolver el asunto de las concesiones en concurso de acreedores, que cuenta con el luz verde de Hacienda, pasa por aplicar una quita del 50% a la de su deuda financiera, que asciende a unos 4.000 millones, y titulizar el resto en un bono a 30 años con un interés que rondaría el 1%. Estas concesiones se integrarían en una nueva sociedad pública. Pero el plan está en el aire, principalmente por el rechazo de una parte de los acreedores, la banca extranjera (véase recuadro).

Este problema es la consecuencia de haber centrado el negocio de las autopistas en la construcción y no en su explotación”, sostiene Daniel Albalate, profesor de Política Económica de la Universitat de Barcelona. No en vano, hoy, globalmente, el 71% del accionariado de las concesionarias corresponde a constructoras. “Ya hubo quiebras a principios de los 80, lo que llevó a la creación de la Empresa Nacional de Autopistas, que años más tarde acabó privatizándose”. La integración de estos activos, hoy tóxicos, en una especie de banco malo es una salida “aceptable” para José Manuel Vassallo, profesor de Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid. “El problema de estas autopistas –añade– es que no se han cumplido las expectativas de los actuales concesionarios, que son los que las construyeron, pero quizás en el futuro, cuando tengan más tráfico, sean atractivas para otros”.

En paralelo, el siguiente Ejecutivo deberá decidir qué hace con las concesiones que van a caducar. Antes que el tramo Tarragona-Alicante de la AP-7, expira el Burgos-Armiñón (Álava) de la AP-1, de Europistas (Itínere), en diciembre de 2018. Y también en 2019 lo hará la AP-4, que conecta Sevilla con Cádiz, de Aumar (Abertis). Pero el caso de la primera es paradigmático. Dos años después de que expire la concesión del sur, en agosto de 2021, lo hará la del norte (Barcelona-La Jonquera), de Acesa, también de Abertis. El valor de esta gran autopista, la del Mediterráneo, es notable. Ella sola concentra el 25% del Ebitda de 913 millones de euros de este grupo de infraestructuras en España.

España no tiene un modelo homogéneo, en algunas zonas hay peaje y en otras no, lo que ha creado agravios territoriales, y las concesiones se han ido renegociando, lo que ha supuesto que se alarguen en el tiempo”, prosigue Albalate. Estas extensiones oscilan entre 14,5 y 36 años, según los casos, normalmente como consecuencia de la realización de obras de mejora. “La actual normativa europea no pone fácil las ampliaciones de plazos –añade este profesor–; así que cuando expiren deberán volver a salir a concurso o pasar a manos públicas”.

La patronal de las constructoras y de las concesionarias, Seopan, apuesta por mantener el modelo de pago por uso, principalmente porque “en un escenario de reducción del déficit, que seguirá los próximos años, sería impensable destinar recursos al mantenimiento de las autopistas”, explican fuentes de esta organización, que recuerdan que el pago es el modelo de los principales países de nuestro entorno, como Francia, Alemania o el Reino Unido, que tienen viñetas –adhesivo que tiene una tasa y se coloca en el parabrisas y que autoriza a circular– o la práctica totalidad de sus vías de altas prestaciones con peajes. Por otra parte, Seopan defiende que, cuando las concesiones finalicen, se vuelvan a licitar para que se exploten desde la iniciativa privada. “Este sistema –prosiguen desde la patronal– supondría poner tarifas más bajas que las actuales, ya que la obra ya está hecha y amortizada, pero aportaría un canon al Estado que permitiría financiar mejoras en el conjunto de la red viaria”.

Sin embargo, el Gobierno, ahora en funciones, insiste en que quiere gratuidad en la AP-7 cuando revierta al Estado. De todos modos, algunas fuentes apuntan que podría integrar la vía en una nueva empresa concesionaria pública que cobraría un peaje más bajo que el actual y que también se haría cargo de las autopistas quebradas. Así, los beneficios de unas sufragarían las pérdidas de otras. Y, a medio plazo, a medida que las cifras de tráfico de estas últimas y también sus resultados mejoren, se podría dar entrada a capital privado en esa sociedad o privatizarla del todo.

El Gobierno, ahora en funciones, ha tratado en los dos últimos años a toda costa de no tener que pagar la reponsabilidad patrimonial administrativa (RPA) por la que el Estado se compromete a indemnizar a las concesionarias que se liquiden. Esto supondría, en el caso de las ocho concesiones en quiebra –entre ellas las radiales de Madrid– un desembolso de más de 5.000 millones de euros, el valor del activo y de las inversiones realizadas. Una factura inasumible porque tendría repercusión en el déficit público y daría al traste con los planes para seguir reduciéndolo.

La banca acreedora española se aviene al plan presentado por Fomento, que supone pasar las vías a una empresa pública tras una quita del 50% de la deuda y titulizar la otra mitad con bonos a 30 años a un interés próximo al 1%. Pero los bancos extranjeros, menos vinculados a la actividad habitual de la Administración, prefieren dejar caer estas concesionarias y cobrar la parte que les toca de la RPA. Los juzgados ya han autorizado la liquidación de dos de estas concesiones. Son la AP-36, que conecta Ocaña (Toledo) con La Roda (Albacete) y la M-12 Eje Aeropuerto, en Madrid. Pero el asunto está en suspenso ya que el departamento que dirige Ana Pastor ha presentado un recurso haciendo valer su plan.