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viernes, 4 de marzo de 2016

Las autovías de peaje encubierto superan el tráfico que llevó a la Xunta a pagar más




La recuperación de la actividad económica ha propiciado un incremento del tráfico en la red viaria gallega que está permitiendo a las concesionarias de autopistas y autovías remontar el impacto de los años de recesión. En el caso de los cuatro viales en concesión adjudicados por la Xunta y que están en servicio, en el 2015 afianzaron el incremento de tráfico que ya habían registrado durante el año anterior. De este modo, remontan una crisis que llevó a la Administración autonómica a adaptar los contratos concesionales y elevar el canon que paga a las empresas, ante el riesgo de quiebrade las autovías de Barbanza (AG-11), O Salnés (AG-41) y Celanova (AG-31). La solución permitió a las tres concesionarias ingresar el año pasado 7 millones más de las arcas de la Xunta en peajes encubiertos. Por cada trayecto en esos tres viales, el Ejecutivo gallego ha presupuestado en sus cuentas de este año un canon que ronda los 2 euros.

Coincidiendo con esa inyección extra de recursos públicos, el tráfico empezó a repuntar. En el 2014, el de O Salnés incrementó su circulación en 350 vehículos diarios. El de Barbanza ganó 136. Y el de Celanova, 177. Al margen de las tres en las que la Xunta subió el peaje en la sombra, la autovía Santiago-Brión (AG-56), la única de las cuatro con una intensidad media de tráfico próxima a la prevista antes de su construcción, sumó 513 usuarios más al día en el 2014. Todas han conseguido mejorar estos números en el 2015. La AG-56 pasó de 17.460 a 18.306 vehículos de media diaria, su mejor resultado en cinco años. Y de la misma dinámica se beneficiaron también las empresas que gestionan las tres autovías auxiliadas por la Xunta. La de Barbanza elevó su tráfico de 12.168 usuarios al día a 12.809.

Por las cuatro autovías operativas que fueron adjudicadas por sistema concesional, que en el verano serán cinco con la apertura de la de la Costa da Morte, circularon diariamente el año pasado 1.889 vehículos más que en el 2014. Desde el 2013, esos cuatro viales han incorporado 3.237 usuarios más al día, cuando en los dos años anteriores los tres que estaban en servicio entonces (el de Celanova abrió en el 2013) habían perdido 5.858.

Pero a pesar de esta recuperación, en línea con la que también está permitiendo a Audasa subir la recaudación en las cabinas de la AP-9, las autovías con peajes indirectos siguen ingresando mucho menos de la Administración que las cifras que se estimaron antes de la adjudicación de los proyectos. En el caso del vial de O Salnés, la previsión para el 2013 era que superaría los 22.000 vehículos de media diaria, cuando no llega ni a 14.000.

Esas expectativas desproporcionadas son las que han deparado un problema añadido para la Xunta en la gestión de las autovías con sistema concesional. Como las tarifas que la Administración paga a las adjudicatarias se fijaron con esas estimaciones, al captar menos tráfico del previsto las empresas ingresan menos de lo esperado. Esto provocó un desequilibrio en sus cuentas que llevó al Gobierno de Feijoo a aprobar en diciembre del 2014 una subida del peaje encubierto que paga por vehículo para evitar una posible quiebra que abocaría a un rescate muy costoso. Por esa subida de tarifas, la Xunta abona a las concesionarias esos 7 millones adicionales al año.

El incremento del tráfico en las autovías en régimen de concesión implicará un ligero ajuste de las tarifas que la Xunta pagará este año a las adjudicatarias. Será una rebaja prácticamente testimonial. Por ejemplo, si el vial de O Salnés tuviera este año la misma intensidad circulatoria del 2015, la Administración pagaría unos 2.000 euros menos en peaje encubierto a la concesionaria. Tras el ajuste aplicado en las tarifas para este ejercicio, la más baja corresponde a la autovía de Barbanza, a cuya adjudicataria la Xunta paga 4 céntimos por cada vehículo ligero que circula por su trazado (que son 5,5 en el caso de los vehículos pesados). Y la más elevada está en la de Celanova, donde la Administración abonará 31 céntimos por vehículo ligero (44 en el caso de los pesados). A diferencia de las autopistas, donde es el usuario el que paga el importe del peaje en las cabinas, en las autovías adjudicadas por el modelo concesional es la Xunta la que liquida la tarifa fijada previamente en el contrato. Por tanto, esas autovías también suponen un peaje que los gallegos financian a través de sus impuestos, con independencia de que usen o no esas infraestructuras.

Es una contrapartida más de un sistema acuñado en Galicia en la etapa de Fraga, y utilizado también por el bipartito y por el Gobierno actual, que permite acelerar la ejecución de infraestructuras, pero que genera una gravosa hipoteca para las cuentas de la comunidad, sobre la que el Consello de Contas alertó en sucesivos informes. Esas cargas han llevado al Ejecutivo a desistir de un modelo que aplica por última vez en la autovía Carballo-Berdoias, y que también empleó en el hospital de Vigo.

El fiscalizador cifró en 3.111 millones la factura que la Xunta tendrá que afrontar en los próximos 60 años por las autovías en concesión y la supresión y rebaja de tarifas de autopistas, aunque con los nuevos términos de gestión de la AG-53 serán 2.510.

sábado, 9 de mayo de 2015

Las autovías con peaje en la sombra recuperan tráfico tras años de caída

Foto: Mónica Ferreirós
Hace tiempo que el Gobierno de Feijoo cayó en la cuenta de que las infraestructuras en concesión no son un buen negocio para las arcas públicas. No lo eran en los años de bonanza, cuando el Consello de Contas encendió las alertas ante la gravosa hipoteca que genera ese sistema. Y desde luego no lo son ahora, cuando esas cargas son más difíciles de asumir y las constructoras tienen dificultades para acceder a la liquidez para sufragar los proyectos.

Este panorama se agravó en los últimos años por la irrupción de un nuevo factor de riesgo: la caída de tráfico en las autovías adjudicadas con ese método. La pérdida de vehículos distorsionó los ingresos de las concesionarias por el peaje encubierto que paga la Xunta, porque las tarifas se fijaron con una previsión circulatoria mucho más alta que la real. Ante ese desequilibrio contable, el Ejecutivo optó en diciembre por subir ese canon con la tesis de evitar una posible quiebra de las empresas que abocaría a un costosísimo rescate. Esa inyección, que este año permitirá a las concesionarias ingresar 7 millones adicionales en peajes encubiertos, coincide con un ligero repunte del tráfico en las autovías.

Se trata de una recuperación todavía tímida, en una coyuntura de repunte del tránsito rodado del que también se benefician las autopistas. De los tres viales en los que la Xunta acordó a finales del 2014 adaptar los contratos concesionales (Barbanza, O Salnés y Celanova), el que cerró el año con mejores resultados de tráfico es el que conecta la AP-9 (en Curro) con Sanxenxo. Por la AG-41 circularon el año pasado una media de 13.027 vehículos al día, 301 más que los contabilizados durante el 2013. La autovía de Barbanza (AG-11) tuvo una intensidad media diaria de 12.201, lo que supone 116 vehículos más que en el año anterior. Y el vial que comunica la autovía de las Rías Baixas con Celanova (AG-31) acabó el 2014 con 3.997 usuarios de media, 181 más que su tráfico diario en el 2013.

El aumento de la circulación, que va de la mano de la mayor actividad económica, también favorece a la cuarta autovía en servicio de las adjudicadas por el régimen concesional, la que enlaza Santiago con Brión. Después de perder 3.928 usuarios en dos años, la AG-56 ganó 750 en el 2014, para situarse con una intensidad de 21.032 que la mantiene como la vía de alta capacidad más transitada de Galicia. En conjunto, por las cuatro autovías en concesión circularon el año pasado 1.348 vehículos más al día que en el 2013, lo que mitiga un recorte de 5.858 desde el 2011.

A pesar de esta mejora, el tráfico de esos viales con peaje en la sombra (el último con este sistema será el de la Costa da Morte) queda muy lejos de las previsiones con las que se estableció en su día la tarifa que paga la Xunta. Para el de O Salnés, por ejemplo, calcularon que rebasarían los 22.000 usuarios en el 2013. Pero apenas alcanza los 13.000.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Las autovías en concesión pierden en dos años 6.000 vehículos diarios

La crisis económica que en los últimos años ha retirado decenas de miles de vehículos del tráfico de la AP-9 y el resto de las autopistas españolas con cabinas de peaje también se deja sentir en las autovías. En tan solo dos años, la circulación media diaria en los viales autonómicos en régimen de concesión se ha reducido en 5.858 usuarios. Esta coyuntura plantea un problema para la Administración autonómica, que ya ha decidido que subirá el peaje encubierto que paga a las concesionarias de los viales de Barbanza (AG-11) y O Salnés (AG-41) para evitar que la caída de ingresos por la pérdida de tráfico derive en una quiebra de las empresas que abocaría a la Xunta a rescatar las concesiones.

Aunque esta pérdida de usuarios afecta en mayor medida a la autovía de mayor circulación de Galicia, la que comunica Santiago con Brión (AG-56). En el 2011, alcanzó su techo, con 20.775 vehículos diarios. Pero en el 2013 su tráfico cayó a 16.847. En solo dos años, perdió 3.928 usuarios, más que las autovías de Barbanza y O Salnés juntas. Por la AG-11 transitaron en el 2013 una media de 12.052 vehículos al día, frente a los 12.052 que lo hicieron en el 2011. Por la AG-41 circularon el año pasado 13.208, cuando la intensidad media diaria de esa autovía en el 2011 era de 14.476.

Tampoco arranca el último de los viales en concesión que ha entrado en servicio hasta ahora, el que conecta la autovía das Rías Baixas con Celanova (AG-31). Durante el 2013 solo registró 3.753 vehículos al día, una intensidad circulatoria que difícilmente asegurará la viabilidad económica de la explotación.

En este contexto, el Gobierno de Feijoo ya anunció hace meses su intención de aprobar a final de año la operación por la que elevará la tarifa por vehículo que paga a las concesionarias de esas autovías con peaje en la sombra, para reequilibrar sus cuentas y que puedan hacer frente a los gastos de la deuda financiera contraída para construir esas infraestructuras. Ese acuerdo, que para cumplir el calendario previsto tendrá que pasar por una de las próximas reuniones del Consello de la Xunta, tiene su origen en las desproporcionadas expectativas de tráfico que se estimaron en los contratos de adjudicación de las autovías, que ahora provocan que las empresas que las explotan obtengan menos ingresos de los previstos inicialmente. Por los viales de Barbanza y O Salnés circulan a diario unos 9.000 vehículos menos de los estimados.

El Ejecutivo opta por auxiliar a esas concesionarias a través de la subida del peaje encubierto que les paga por considerar que es la fórmula menos gravosa para las arcas autonómicas. Esta inyección extra de recursos públicos tendrá carácter temporal. Solo se aplicará hasta que las autovías recuperen el tráfico, aunque su caída continua no permite aventurar ese repunte a corto plazo. La regulación que la Xunta habilitó a través de la Lei de Orzamentos del 2014 le permite auxiliar a cualquier concesionaria en riesgo de quiebra. Solo falta concretar cuál será el importe de esa ayuda pública en el 2015.
 
La Voz de Galicia.es 22/12/2014