La crisis económica que en los últimos años ha 
retirado decenas de miles de vehículos del tráfico de la AP-9 y el resto
 de las autopistas españolas con cabinas de peaje también se deja sentir
 en las autovías. En tan solo dos años, la circulación media diaria en 
los viales autonómicos en régimen de concesión se ha reducido en 5.858 
usuarios. Esta coyuntura plantea un problema para la Administración 
autonómica, que ya ha decidido que subirá el peaje encubierto que paga a
 las concesionarias de los viales de Barbanza (AG-11) y O Salnés (AG-41)
 para evitar que la caída de ingresos por la pérdida de tráfico derive 
en una quiebra de las empresas que abocaría a la Xunta a rescatar las 
concesiones.
Aunque esta pérdida de usuarios afecta en mayor 
medida a la autovía de mayor circulación de Galicia, la que comunica 
Santiago con Brión (AG-56). En el 2011, alcanzó su techo, con 20.775 
vehículos diarios. Pero en el 2013 su tráfico cayó a 16.847. En solo dos
 años, perdió 3.928 usuarios, más que las autovías de Barbanza y O 
Salnés juntas. Por la AG-11 transitaron en el 2013 una media de 12.052 
vehículos al día, frente a los 12.052 que lo hicieron en el 2011. Por la
 AG-41 circularon el año pasado 13.208, cuando la intensidad media 
diaria de esa autovía en el 2011 era de 14.476.
Tampoco arranca el último de los viales en 
concesión que ha entrado en servicio hasta ahora, el que conecta la 
autovía das Rías Baixas con Celanova (AG-31). Durante el 2013 solo 
registró 3.753 vehículos al día, una intensidad circulatoria que 
difícilmente asegurará la viabilidad económica de la explotación.
      
En este contexto, el Gobierno de Feijoo ya 
anunció hace meses su intención de aprobar a final de año la operación 
por la que elevará la tarifa por vehículo que paga a las concesionarias 
de esas autovías con peaje en la sombra, para reequilibrar sus cuentas y
 que puedan hacer frente a los gastos de la deuda financiera contraída 
para construir esas infraestructuras. Ese acuerdo, que para cumplir el 
calendario previsto tendrá que pasar por una de las próximas reuniones 
del Consello de la Xunta, tiene su origen en las desproporcionadas 
expectativas de tráfico que se estimaron en los contratos de 
adjudicación de las autovías, que ahora provocan que las empresas que 
las explotan obtengan menos ingresos de los previstos inicialmente. Por 
los viales de Barbanza y O Salnés circulan a diario unos 9.000 vehículos
 menos de los estimados.
El Ejecutivo opta por auxiliar a esas 
concesionarias a través de la subida del peaje encubierto que les paga 
por considerar que es la fórmula menos gravosa para las arcas 
autonómicas. Esta inyección extra de recursos públicos tendrá carácter 
temporal. Solo se aplicará hasta que las autovías recuperen el tráfico, 
aunque su caída continua no permite aventurar ese repunte a corto plazo.
 La regulación que la Xunta habilitó a través de la Lei de Orzamentos 
del 2014 le permite auxiliar a cualquier concesionaria en riesgo de 
quiebra. Solo falta concretar cuál será el importe de esa ayuda pública 
en el 2015.
 
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