El comportamiento neutro del IPC desde octubre
del 2013 ahorrará en enero un nuevo sobresalto a los sufridos usuarios
de la AP-9. El negocio de esa concesión, que es la tercera más rentable
del país (2.257 millones en 35 años), no se resentirá por ello. Pero sus
ingresos seguirán a la baja por la caída del tráfico derivada de los
fuertes incrementos de las tarifas. Desde que en el 2008 estalló la
crisis, los peajes acumulan una subida del 28 %.
En estos siete años, la AP-9 ha perdido más de
6.000 usuarios al día. Y el balance del 2014 la coloca en una tesitura
paradójica. Solo las radiales madrileñas que el Estado rescatará con más
de 4.000 millones de dinero público registran hasta octubre peores
datos que el vial que vertebra el eje atlántico. Son la R-2, R-3, R-4,
R-5 y la AP-41, que conectan Madrid con Guadalajara, Arganda, Ocaña,
Navalcarnero y Toledo.
Los datos reflejan con nitidez la relación
directa entre el encarecimiento tarifario de la AP-9 y la fuga de sus
clientes. La ecuación es casi perfecta. En los diez primeros meses de
este año, la intensidad media diaria de la autopista fue de 20.527
vehículos. Son 1.800 menos que en el 2013, lo que implica un retroceso
del 2,5 %. Estos números dejan al vial con 6.300 usuarios menos de los
26.827 que tuvo de media en el 2008, cuando empezó su declive de
tráfico. En ese período, las tarifas registraron dos subidas notables en
el 2009 (4,46 %) y, sobre todo, en el 2010 (casi del 14 %). El efecto
de la actualización del IPC en ese ejercicio (3,29 %) se agravó con el
impacto de la subida del IVA (3 %) y con la decisión de la ministra Ana
Pastor de que Fomento dejara de pagar la parte de las tarifas que el
ministerio sufragaba desde el 2000, lo que supuso un incremento del 7,5
%.
Todo esto se nota en los bolsillos de los
usuarios de un vial que carece de una alternativa competitiva libre de
peaje. El trayecto entre A Coruña y Vigo cuesta hoy un 28 % más que al
inicio de la crisis (de 24 euros en el 2008 se ha pasado a 30,70); entre
A Coruña y Santiago, un 27,3 % más (de 9,90 euros a 12,60); entre
Santiago y Vigo, un 28,4 % más (de 14,10 euros a 18,10); y entre
Pontevedra y Vigo, un 28,07 % más (de 5,70 a 7,30). Aunque la mayor
subida penaliza el viaje entre Ferrol y A Coruña, que en el 2008 costaba
6,90 euros y ahora exige desembolsar 9,90, un 43,5 % más.
En este contexto, la AP-9 marcó en octubre pasado
su tercer peor resultado de este año, con 18.429 usuarios, un 10,65 %
menos que en el mismo mes del 2013.
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