Ls autopistas gallegas vuelven a cambiar de manos, publicaba La Voz de Galicia el pasado domingo 22 de marzo. Y decía más: «Otro fondo especulador de Estados Unidos se hace con el paquete de control de la AP-9». Y yo me vuelvo a quedar perplejo porque el Gobierno -se dice- está a punto de rescatar otra vez nueve autopistas radiales de peaje que al parecer vuelven a estar en ruina. A consecuencia de ello, su tráfico, que era bajísimo, ha vuelto a caer un 52% en los dos primeros meses de este ejercicio en relación al mismo período del año anterior, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Fomento.
Pero esto no es nuevo, porque el 21 de marzo de 1984, hace ahora justamente 30 años, el Gobierno de Felipe González rescató seis autopistas de peaje, las cuatro de Galicia, una de Navarra y la de la Ruta de la Plata, que habían entrado en quiebra, creándose la Empresa Nacional de Autopistas (ENA). Tras asumir el 100% del capital y sanearlo con enormes fondos públicos, las vuelven a privatizar en 2003, ya con Aznar de presidente, a un consorcio de empresas liderado por Sacyr, por 1.586,3 millones de euros. Entre las condiciones figuraban mantener el control mayoritario durante cinco años, la sede social en España, los fondos propios del grupo y la plantilla de 634 trabajadores.
A principios de 2009 Sacyr vendió la mayoría de su participación a Citi, un fondo especulador de Estados Unidos, quien, a su vez, ahora la quiere vender a otro fondo especulador llamado Corsair Capital por unos 3.170 millones de euros, el doble de lo que le valió a Sacyr. Y se da la causalidad de que el nuevo titular de estas autopistas de peaje se estrena en este sector, ya que en su documentación oficial está especializado en gestión financiera. O sea: en obtener lucro. Y claro, para que no dejen de obtenerlo, se le amplía la concesión hasta el 2048. Y tal y como se sospechaba en el 2009, Citi llegó para hacer caja con los dividendos y con ellos se va.
Ahora entiendo porqué los grandes inversores ya se conocen por Alí Babá, Capital Corsario, etcétera. Seguro que el próximo fondo de rescate vendrá con un parche en un ojo.
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