Aunque sus cuentas del 2013 todavía no han sido auditadas, Audasa adelanta ya en el folleto de su emisión de obligaciones que sus ingresos por peaje el año pasado disminuyeron 7,1 millones de euros, cifrándose esta vez su caja al final del ejercicio en 125,2 millones.
La cifra supone 19,7 millones menos que en el 2011, caída que la empresa justifica por «la situación de crisis económica que afecta a España». El descenso del tráfico de pago fue del 6,43 %, bajada que Audasa indica que «fue compensada parcialmente con la revisión de tarifas» del 2,59 % que entró en vigor al inicio del 2013.
Con la mencionada evolución el resultado neto de la AP-9 quedó fijado el año pasado en 29,3 millones de euros, 1,5 menos que en el 2012 y 23,2 por debajo del balance de beneficios del 2011, aunque en ese cambio sustancial incide el practicado por la empresa para incrementar el ritmo de sus amortizaciones.
El 91,6 % de los usuarios de la AP-9 son turismos y el resto vehículos pesados, según la contabilidad de la concesionaria. La sociedad fija en un 28 % el volumen de pagos de los peajes en metálico, un 20 % con tarjetas, un 44 % con dispositivos de telepeaje y el resto corresponde a los pagos de Xunta y Fomento por los tramos gratuitos de Rande y A Barcala (8,77 millones en el 2013).
Pese a aludir a la llegada del AVE, Audasa considera estable y maduro su negocio en la AP-9.
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