Entre 2001 y 2004, a 5.000 españoles les expropiaron tierras para construir diez autopistas de peaje, valorando el metro cuadrado a entre 90 céntimos y tres euros y obligándoles a pleitear durante un decenio. La Justicia les ha ido reconociendo justiprecios 30 veces superiores de media. Pero las concesionarias de las autopistas han suspendido pagos, dejando 4.000 millones de deuda. Mil se los deben aún a gente como los protagonistas de esta historia.
En 1906, cuando el anarquista Mateo Morral huía tras arrojar una bomba a Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, atravesó los labrantíos madrileños de Ajalvir y Daganzo camino de Torrejón. Allí se pegaría un tiro tras matar al guarda jurado que lo había prendido. La anécdota permanece viva en la familia del jubilado madrileño Agustín Berlinches, porque sus abuelos le contaron a sus padres, y estos a él, que aquel magnicida frustrado cruzó sus tierras.
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