"A veces me dan ganas de salir con una pancarta que diga:
¡Capitalismo, sí! ¡Pero capitalismo de verdad, oiga!"
El portavoz de Fomento del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas, acusa al Gobierno de haber permitido la quiebra de nueve autopistas de peaje para así tener una excusa con la que justificar su rescate utilizando dinero público, y ha avisado de que los socialistas se opondrán a esta "nacionalización de pérdidas" tanto en las Cortes como en la calle o los tribunales si es necesario.
Así lo afirma en un texto para su blog personal, y al que ha tenido acceso Europa Press. Bajo el título 'Peajes: ganancias privadas y pérdidas públicas', el diputado explica todo el proceso que ha conducido desde la construcción de las autopistas de peaje hasta su ruina.
Es la historia "de un despropósito y una desvergüenza" que comenzó con el Gobierno de José María Aznar, con Francisco Álvarez Cascos como ministro de Fomento, cuando se hizo un diseño "absurdo" de una red de autopistas de pago en Madrid, utilizando unas previsiones de tráfico "fantásticas" que sólo se han cumplido entre el 15% y el 35%, y con unas provisiones de gasto en expropiaciones que se incrementaron un 1.200% tras su revisión por los tribunales.
"Como era previsible, estos negocios resultaron fallidos desde un principio", continúa Simancas, que explica que el Gobierno socialista incluyó en los Presupuestos del Estado --"con el voto afirmativo del PP", resalta-- unos préstamos participativos que permitieran a las empresas ir tirando en tanto se negociaba una reestructuración del sector concesional de autopistas a través de la creación de "paquetes viables" que incluyeran tanto peajes rentables como otros que no lo son.
Sin embargo, el PP "interrumpió este proceso de reconversión" nada más llegar al Gobierno "por petición de las empresas concesionarias y las constructoras" que, "claro está, preferían quedarse con el negocio lucrativo y limpio de los peajes rentables y que el Estado rescatara el negocio ruinoso de los fallidos, pagando deudas e inversión con dinero público".
"A fin de justificar ante la opinión pública una decisión tan excepcional e impopular, (el Gobierno) anuló los préstamos y dejó quebrar una tras otra a las empresas en mala situación. Ahora 'no queda más remedio' que activar las ventajosas cláusulas de rescate institucional que Aznar y Cascos incluyeron en los contratos, para asegurar la socialización de las pérdidas", acusa el diputado madrileño.
A renglón seguido, critica que el Ejecutivo, "en el colmo del cinismo", se presente a sí mismo como "un héroe salvador del interés público" porque plantea una quita de la deuda, ofreciendo así a la ciudadanía una "disyuntiva tramposa y falaz" entre pagar el total del agujero actual (4.800 millones) o pagar sólo la mitad.
"¿Prefieres dos puñetazos o prefieres solo uno? Oiga, prefiero que no me pegue usted. Porque hay alternativa: volver a la reconversión empresarial y negar un solo euro público para asumir las pérdidas de unos negocios privados de los que nunca hubiéramos sabido nada si hubieran generado ganancias", exige Simancas.
El responsable socialista también critica en su publicación la afirmación de que esta operación no costará ni un euro a los ciudadanos, que se basa en el "truco" de "considerar el monto del rescate como una obligación contractual que las empresas pueden considerar ya como un activo". Pero afirma que "la única verdad es que se compensarán las pérdidas de estos negocios privados con los recursos públicos que se niega a parados, becarios y dependientes".
En este sentido, ha criticado que muchos de quienes claman por esta ayuda sean los que habitualmente ofrecen "discursos grandilocuentes sobre las bondades" del libre mercado y sobre la necesidad de reducir la esfera pública, unos planteamientos que, "al parecer, sólo sirven para cuando sus negocios arrojan resultados positivos".
"Porque cuando, como en este caso, los negocios fallan, los supuestos partidarios del 'mercado libre' llaman inmediatamente a la puerta del Estado para que recoja la basura y pague las facturas del desaguisado. A veces me dan ganas de salir a la puerta del Parlamento con una pancarta que diga: '¡Capitalismo, sí! ¡Pero capitalismo de verdad, oiga!'", reconoce el diputado.
Por último, se pregunta si también las carreteras de peaje son un sector sistémico para la economía, como sucedía con el sector financiero y servía para justificar su rescate. "¿Se derrumbará la civilización occidental si unas cuantas constructoras pierden una parte ínfima del dinero que invirtieron en el negocio absurdo de unas radiales que pretenden cobrar por ir de ningún sitio a ninguna parte?", ironiza.
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