El Ayuntamiento de Madrid ha sido el último en endurecer el protocolo para episodios de alta contaminación. Desde el próximo 1 de marzo se obligará a restringir la circulación en la capital a partir del segundo día en que se superen los niveles de alerta, algo que ya ocurrido más de una vez en los últimos 3 meses. Con ello, se obligará a rebajar la velocidad en autovías y a restringir el aparcamiento en la zona central. El procedimiento será escalonado, pero puede llevar a que la velocidad dentro de la zona central llegue a un máximo de 70 km/h, se prohíba aparcar en el centro a los vehículos de no residentes e incluso su tránsito (matrícula par o impar e incluso taxis vacíos).
Esta medida, que puede parecer excesivamente restrictiva para algunos llega tarde con respecto a otros países que son restrictivos, no sólo en los momentos de contaminación. Londres, grava a los vehículos comerciales contaminantes que circulen en un área central de la ciudad, en París, hay muchas zonas cerradas al tráfico, grandes áreas de baja velocidad, restricciones para coches antiguos, apenas hay aparcamientos y las multas son elevadas o en Lisboa se acaba de prohibir, con excepciones, la entrada en el centro de la ciudad de vehículos matriculados antes del año 2000 y de antes de 1996 en el perímetro de la ciudad. En general, las diferentes políticas de movilidad han disuadido a muchos de circular en coche.
El coche en ciudad aun siendo un modo generalmente ineficiente (tanto en coste para el ciudadano como por la contaminación que genera) da bastante independencia y muchas veces ahorro en el tiempo a quien lo utiliza. Por ello el primer fenómeno que vemos en ciudades con restricciones es un repunte en la compra de motocicletas. De hecho, en ciudades como Barcelona ya hay una moto por cada dos coches.
Otra alternativa es el cambio de vehículo por otro más ecológico, incluido los coches eléctricos. Aunque se conseguirán ahorros en el largo plazo, tiene también varios hándicaps. Son vehículos caros, sigue faltando un número suficiente de puntos de recarga y esto no elimina algunas restricciones como la de aparcamiento según la matrícula sea par o impar.
Otra alternativa en la que se renuncia poco a la independencia y es completamente ecológica es la bicicleta. También esta genera algún problema, especialmente si tienes que realizar grandes recorridos y además no todas las ciudades están adaptadas a ellas, lo contrario, en ocasiones son bastante “hostiles”.
Combinadas con el transporte público si se pueden conseguir alternativas muy válidas. Se puede llegar al centro de las ciudades de forma rápida, económica y menos contaminante y allí sustituirlo con sistemas como el de bicicletas eléctricas que cada vez se imponen más.
Sea de una forma u otra, lo que queda claro es que el uso del coche en las ciudades cada vez será menor, más caro y complicado, y por tanto necesario tener en cuenta otras alternativas.
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