Las subidas de tarifas no agradan a nadie, pero una del 33% enciende los ánimos de los consumidores, por lo que cuando en 2005 Audasa aumentó en ese porcentaje el peaje de A Barcala los responsables políticos de la comarca, a excepción de Francisco Vázquez, expresaron su rechazo a esta medida de la concesionaria
A los problemas que padecía Audasa, la concesionaria de la autopista AP-9, por su mala imagen entre los conductores a causa de la falta de mantenimiento de la vía, en 2005 tuvo que sumar además el furor desatado por la subida aplicada al peaje de A Barcala, que alcanzó el 33,3%. El paso de la peseta al euro jugó una mala pasada a la compañía, ya que no había modificado la tarifa en este punto desde 1997 y cuando decidió hacerlo ya estaba circulando la nueva moneda y se veía en la tesitura de cobrar una tarifa incómoda.
Por esa razón, y con el amparo de la legislación que permitía aplicar el redondeo, optó por incrementar la tarifa desde los 15 a los 20 céntimos, lo que generó un rechazo ciudadano mayoritario. Hay que tener en cuenta que numerosos conductores utilizan el tramo de la autopista entre A Barcala y A Coruña para desplazarse a la ciudad y evitar la congestión de las rutas alternativas, por lo que numerosas voces reclamaban la supresión del peaje para mejorar el tráfico en la comarca.
El perjuicio ocasionado a los vecinos de Culleredo hizo que su Ayuntamiento fuese el primero en reaccionar anunciando la presentación de un recurso contra la subida aprobada por Audasa, iniciativa para la que recibió el respaldo de la Federación de Asociaciones de Vecinos de A Coruña y Área Metropolitana. Cambre se sumó a las críticas y solicitó, junto con Culleredo, que se eliminase el peaje mientras se desarrollaban las obras del cruce de O Seixal, en la nacional VI, ya que generaban importantes problemas en esa vía.
En A Coruña, los dos grupos de la oposición municipal, PP y BNG, exigieron al alcalde, Francisco Vázquez, que recurriese el aumento de la tarifa. El portavoz popular, Fernando Rodríguez Corcoba, calificó de "fielato" el peaje de A Barcala, mientras que el nacionalista, Henrique Tello, reprochó por su parte a Vázquez que no se opusiera al incremento después de haber criticado con dureza que se cobrase por recorrer este tramo.
Las quejas de los responsables políticos por esta subida cayeron en saco roto, pero el malestar de los usuarios se mantuvo y fue aprovechado posteriormente por el entonces presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, quien en abril de 2006 anunció el acuerdo alcanzado con el Gobierno central para costear entre ambas administraciones los peajes de A Barcala y Rande, ya que los conductores de la comarca viguesa también reclamaban la supresión de la tarifa que se cobraba en el puente. La medida se hizo efectiva el 23 de mayo de ese mismo año y acabó con un peaje largamente denostado. Los alcaldes de Oleiros, Cambre y Culleredo celebraron el día anterior la supresión del cobro degustando allí mismo chorizo, tortilla y vino.
La Opinión A Coruña.es 11/01/2015
A los problemas que padecía Audasa, la concesionaria de la autopista AP-9, por su mala imagen entre los conductores a causa de la falta de mantenimiento de la vía, en 2005 tuvo que sumar además el furor desatado por la subida aplicada al peaje de A Barcala, que alcanzó el 33,3%. El paso de la peseta al euro jugó una mala pasada a la compañía, ya que no había modificado la tarifa en este punto desde 1997 y cuando decidió hacerlo ya estaba circulando la nueva moneda y se veía en la tesitura de cobrar una tarifa incómoda.
Por esa razón, y con el amparo de la legislación que permitía aplicar el redondeo, optó por incrementar la tarifa desde los 15 a los 20 céntimos, lo que generó un rechazo ciudadano mayoritario. Hay que tener en cuenta que numerosos conductores utilizan el tramo de la autopista entre A Barcala y A Coruña para desplazarse a la ciudad y evitar la congestión de las rutas alternativas, por lo que numerosas voces reclamaban la supresión del peaje para mejorar el tráfico en la comarca.
El perjuicio ocasionado a los vecinos de Culleredo hizo que su Ayuntamiento fuese el primero en reaccionar anunciando la presentación de un recurso contra la subida aprobada por Audasa, iniciativa para la que recibió el respaldo de la Federación de Asociaciones de Vecinos de A Coruña y Área Metropolitana. Cambre se sumó a las críticas y solicitó, junto con Culleredo, que se eliminase el peaje mientras se desarrollaban las obras del cruce de O Seixal, en la nacional VI, ya que generaban importantes problemas en esa vía.
En A Coruña, los dos grupos de la oposición municipal, PP y BNG, exigieron al alcalde, Francisco Vázquez, que recurriese el aumento de la tarifa. El portavoz popular, Fernando Rodríguez Corcoba, calificó de "fielato" el peaje de A Barcala, mientras que el nacionalista, Henrique Tello, reprochó por su parte a Vázquez que no se opusiera al incremento después de haber criticado con dureza que se cobrase por recorrer este tramo.
Las quejas de los responsables políticos por esta subida cayeron en saco roto, pero el malestar de los usuarios se mantuvo y fue aprovechado posteriormente por el entonces presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, quien en abril de 2006 anunció el acuerdo alcanzado con el Gobierno central para costear entre ambas administraciones los peajes de A Barcala y Rande, ya que los conductores de la comarca viguesa también reclamaban la supresión de la tarifa que se cobraba en el puente. La medida se hizo efectiva el 23 de mayo de ese mismo año y acabó con un peaje largamente denostado. Los alcaldes de Oleiros, Cambre y Culleredo celebraron el día anterior la supresión del cobro degustando allí mismo chorizo, tortilla y vino.
La Opinión A Coruña.es 11/01/2015
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