Hasta 36 señales advirtiendo de la existencia de curvas peligrosas, seis paneles llamando a los conductores a la prudencia, más de una veintena de señales de limitación a 60 y 80 kilómetros por hora y hasta seis radares fijos se agolpan en los 27 kilómetros de autovía que separan Vigo de Tui. Al sinuoso trazado se añaden hasta 58.620 vehículos de media al día y uno de los mayores volúmenes de tráfico pesado de Galicia y se completa el cóctel que hace de la A-55 una de las carreteras más peligrosas de España.
En paralelo a la autovía inaugurada en los años noventa, la AP-9 tiene en su tramo de unión de Vigo con Portugal uno de los tramos menos utilizados de toda la infraestructura, con medias diarias que apenas superan los cuatro mil usuarios.
La Voz de Galicia contabilizó en un día el paso de 225 camiones a la hora en ambos sentidos de la autovía por solo 42 en la autopista de peaje. Los transportes pesados forman prácticamente caravana en la subida de hasta el 6 % de desnivel entre O Porriño y Vigo. En la autopista, en cambio, los camiones que pueden encontrarse a lo largo del itinerario surgen a cuentagotas y los coches que se pueden ver en sus 27 kilómetros desde la frontera hasta Vigo poco más, una treintena contando los que se pueden adelantar y cruzar en sentido contrario, y en hora punta.
El itinerario de la A-55, plagado además de salidas e incorporaciones que la hacen más peligrosa, es gratis. El tramo paralelo de la AP-9 cuesta después de la última subida 2,55 euros para vehículos ligeros y 5,55 para los más pesados.
Los transportistas consideran que en la cuestión económica está precisamente la clave y por ello han remitido al Ministerio de Fomento una petición para que se abarate la autopista o incluso se convierta en gratuita para todo el transporte pesado. La Federación Empresarial de Transporte por Carretera de Galicia considera que la eliminación de los camiones de la autovía en dicho tramo reduciría enormemente la peligrosidad de la autovía, su gasto en mantenimiento y al mismo tiempo agilizaría el tráfico, en especial entre Vigo y O Porriño.
La petición de los transportistas gallegos ya ha sido adoptada por Fomento para este mismo año en tramos aragoneses de la AP-2 y de la AP-68, donde el ministerio abona el 25 % de los peajes de los camiones y el Gobierno autonómico otro 50 % con el fin de restar tráficos pesados a las carreteras convencionales. Con el mismo fin el Gobierno central y la Generalitat han aplicado rebajas del 35 y 50 % en el precio de los peajes a los transportes pesados de determinados tramos de la AP-7. Fomento abona dos millones de euros al año y el Gobierno catalán uno más y a cambio la nacional II se ha quedado ya sin camiones a su paso por Gerona.
La Voz de Galicia.es 23/02/2014
En paralelo a la autovía inaugurada en los años noventa, la AP-9 tiene en su tramo de unión de Vigo con Portugal uno de los tramos menos utilizados de toda la infraestructura, con medias diarias que apenas superan los cuatro mil usuarios.
La Voz de Galicia contabilizó en un día el paso de 225 camiones a la hora en ambos sentidos de la autovía por solo 42 en la autopista de peaje. Los transportes pesados forman prácticamente caravana en la subida de hasta el 6 % de desnivel entre O Porriño y Vigo. En la autopista, en cambio, los camiones que pueden encontrarse a lo largo del itinerario surgen a cuentagotas y los coches que se pueden ver en sus 27 kilómetros desde la frontera hasta Vigo poco más, una treintena contando los que se pueden adelantar y cruzar en sentido contrario, y en hora punta.
El itinerario de la A-55, plagado además de salidas e incorporaciones que la hacen más peligrosa, es gratis. El tramo paralelo de la AP-9 cuesta después de la última subida 2,55 euros para vehículos ligeros y 5,55 para los más pesados.
Los transportistas consideran que en la cuestión económica está precisamente la clave y por ello han remitido al Ministerio de Fomento una petición para que se abarate la autopista o incluso se convierta en gratuita para todo el transporte pesado. La Federación Empresarial de Transporte por Carretera de Galicia considera que la eliminación de los camiones de la autovía en dicho tramo reduciría enormemente la peligrosidad de la autovía, su gasto en mantenimiento y al mismo tiempo agilizaría el tráfico, en especial entre Vigo y O Porriño.
La petición de los transportistas gallegos ya ha sido adoptada por Fomento para este mismo año en tramos aragoneses de la AP-2 y de la AP-68, donde el ministerio abona el 25 % de los peajes de los camiones y el Gobierno autonómico otro 50 % con el fin de restar tráficos pesados a las carreteras convencionales. Con el mismo fin el Gobierno central y la Generalitat han aplicado rebajas del 35 y 50 % en el precio de los peajes a los transportes pesados de determinados tramos de la AP-7. Fomento abona dos millones de euros al año y el Gobierno catalán uno más y a cambio la nacional II se ha quedado ya sin camiones a su paso por Gerona.
La Voz de Galicia.es 23/02/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario