La Concesionaria de la Autopista del Atlántico podría ser un ejemplo de que eficiencia, entiéndase que para el usuario de un servicio y para los recursos públicos, y gestión privada no van siempre de la mano. No se identifican porque sí. La supresión de personal para cobro en las cabinas de peaje, para quien se incorpore a la A-6 en dirección a Lugo, por ejemplo, es una muestra de ahorro para la concesionaria pero no de mejora del servicio para el usuario. No hay ninguna advertencia al automovilista que se incorpora a la Autopista del Atlántico de que cuando vaya a salir para entrar a la A-6, procedente de Santiago y en dirección a Lugo, la única forma de pago que tiene es automática. Las colas en días normales son algo habitual en los puestos de peaje por la ausencia de personal. Máximo, una cabina con personal. Fomento avisa de nuevo a la concesionaria de que esta situación no es válida. Los avisos no deben ser suficientemente convincentes puesto que el problema se prolonga, y agrava, en el tiempo. E incluso en las retenciones clásicas de algunos puntos en verano, las advertencias a la concesionaria le suenan a música de cámara.
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