Pasaban las 12.00 horas cuando Luis Manuel Dindurra, transportista naveto con palés de plástico y aceite en el camión, se convirtió en uno de los primeros en estrenar Zamora-Benavente, el último tramo que tenía pendiente la autovía A-66 Ruta de la Plata. «Más que el ahorro de tiempo, circular por la autovía supone sobre todo más seguridad, no estar pendiente de los adelantamientos y de los límites de velocidad cuando pasas por poblaciones de las carreteras de doble sentido», valoró el conductor asturiano a 'La Opinión de Zamora'. El tramo ya en servicio ofrece 49 kilómetros de doble calzada, con 5 viaductos y 34 pasos superiores, tras una inversión de 179 millones financiadas por el método alemán. Este sistema implica que el consorcio formado por Cintra, Acciona y Meridiam adelantó los fondos y asumirá los costes de conservación de aquí al año 2045. Durante todo este tiempo el Ministerio de Fomento retribuirá el esfuerzo en cuotas anuales que sumarán al final del periodo poco más de 1.000 millones de euros.
El Catálogo oficial de la Red de Carreteras del Estado (RCE) a 31 de diciembre situaba la longitud de la A-66 en los 635,49 kilómetros. Si a ellos se suma los 49 kilómetros de nueva factura y los 78,09 de la autopista del Huerna (AP-66), resulta que la Ruta de la Plata consta de 762,58 kilómetros, una longitud a la que cabe hacer dos matices. El catálogo excluye los tramos urbanos y además los técnicos del ministerio sitúan el inicio de la A-66 en el nudo de Serín y no en la ciudad de Gijón. La nomenclatura oficial define al segmento Serín-Gijón como exclusivo de la autovía del Cantábrico (A-8).
Al margen de esta oficialidad, lo cierto es que la distancia entre Gijón y Sevilla queda desde ayer en unos 786 kilómetros de vías de alta capacidad y que los usuarios gijoneses tienen una salida más directa a la meseta utilizando la autovía minera (AS-I). Utilizando esta ventaja, el viaje a Sevilla puede librarse desde ayer en unas 7 horas y media, según calcula el programa Google Maps, aunque ViaMichelin lo estima en una hora más.
El ministerio asegura que Zamora-Benavente ahorra por sí solo un cuarto de hora, si bien es un cálculo hecho para condiciones óptimas. Circular por la Nacional 630 tenía poco de óptimo, pues el conductor se veía obligado a atravesar un buen número de poblados con limitación a 50 kilómetros por hora, además de convivir en el mismo carril con los camiones que utilizan la ruta.
La nueva infraestructura mejora la circulación hacia el Sur y Portugal, latitudes con las que la economía regional mantiene importantes relaciones. El plan autonómico de Infraestructuras cifra en 367.000 las toneladas que la industria regional exporta por carretera a Extremadura y Andalucía, siendo de 238.000 las importaciones. Los intercambios alcanzan por tanto las 605.000 toneladas y se trata de un flujo que los técnicos de la administración confían en que se multiplique un 44,9% de aquí al año 2030.
La culminación de la A-66 deja un sinsabor a los usuarios asturianos: el único peaje en toda la ruta es el que deben abonar para circular con la meseta. Los planes para sustituir la AP-66 por una autovía nunca pasaron del mero boceto. Cuando el ministerio termine de pagar Zamora-Benavente, en el año 2045, aún faltarán otros cinco para que concluya la concesión de la AP-66.
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