Un atasco en la calle Colón de Valencia. / J. Signes |
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha resuelto subirse sin medias tintas al carro de la movilidad sostenible, la eficiencia energética y el respeto al medio ambiente. Una de sus principales propuestas en el transporte ante las citas electorales de este año pasa por «restringir el acceso indiscriminado de vehículos privados a los centros urbanos y/o históricos». Una recomendación controvertida, aunque no nueva, pues varios partidos ya la habían planteado e incluso algunos ayuntamientos prevén algo similar.
En la patronal estiman que la restricción referida debería analizarse para «todas las ciudades españolas con más de 20.000 habitantes», si bien acompañada de otras medidas complementarias. Así, aconseja también «estudiar la introducción de sistemas troncales», como el metro ligero o el tranvía -cuya infraestructura se sufragaría con tasas o cánones a los operadores que los gestionarían-, amén de «aumentar drásticamente las zonas peatonales» y «garantizar la disposición de las reservas de carga y descarga por los comerciantes y repartidores».
Los empresarios admiten que detrás de sus propuestas también hay un rendimiento económico pues, entre otras cosas, las ciudades medianas y grandes ganarían en atractivo para el turismo. Estas recomendaciones figuran en un documento que la junta directiva de la CEOE aprobó el día 15. Ahí abogaban por la «privatización o externalización de la gestión de las empresas públicas» de transporte de viajeros, «obedeciendo a criterios de eficiencia y calidad en el servicio». Y es que «proveer servicios públicos no implica necesariamente su prestación directa».
Para la patronal, el modelo actual basado «fundamentalmente» en el uso del vehículo privado «no es sostenible en el medio plazo», ni medioambientalmente, ni tampoco en eficiencia económica y competitividad. Estima que el coste derivado de los problemas de congestión en la carretera supera el 2% del PIB anual, lo que representa cerca de 20.000 millones de euros. «Es algo difícilmente aceptable y sobre lo que hay que actuar», advierte. Su plan pasa por dar un impulso renovado al autobús.
En el transporte aéreo, su principal solicitud es la conexión intermodal para los dos principales aeropuertos de la red, Madrid y Barcelona. «Facilitar su acceso a la red ferroviaria de alta velocidad posibilitaría la utilización óptima de las capacidades existentes y una total interoperabilidad».
Igualmente, aconseja estudiar la introducción de plataformas aéreas de monorraíl alrededor de grandes núcleos urbanos como alternativa a los atascos, pues lo ve más barato y viable que el Metro y los Cercanías. Por otro lado, entre las propuestas para el ferrocarril destaca la «eliminación» de las redes regionales «deficitarias» -sólo en Andalucía, Cataluña y Comunitat Valenciana contempla excepciones-, pues «lastran el desarrollo de infraestructuras más eficientes» (AVE y Cercanías), «dañan la imagen» del sector y perjudican la sostenibilidad de otros medios más adaptados a esa demanda», como el transporte de viajeros por carretera.
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