La presidenta del PP madrileño y candidata al Ayuntamiento de la capital, Esperanza Aguirre, está en contra de restringir el tráfico en el centro de la ciudad. Esta medida, aprobada por Alberto Ruiz-Gallardón y ampliada por Ana Botella (ambos, del PP), tiene por objeto que sólo los vecinos circulen por las calles más estrechas, para que no se colapsen con coches buscando aparcar, y promover así el uso del transporte público.
“No estoy de acuerdo con eso de que el centro, que da la casualidad de que es un sitio estrechísimo por donde pasan los coches de uno en uno, sea un lugar donde se va a prohibir la circulación, a mí me parece que hay que ser serio”, aseguró ayer Aguirre.
La candidata del PP ya había calificado de “bolchevique” la regulación de las bautizadas como áreas de prioridad residencial.
Ahora deja en el limbo, a expensas del resultado de las elecciones municipales del 24 de mayo, la nueva restricción aprobada en febrero por Botella para la zona más céntrica de Madrid, en el entorno de la Puerta del Sol. Los barrios de los alrededores (Embajadores y Cortes) ya están restringidos. En esas áreas viven 56.000 vecinos, a los que se sumarían hasta 30.000 en caso de extenderse a todo el barrio de Sol (en total, una población similar a Toledo).
La ampliación de la restricción de tráfico en el entorno de Sol está aprobada por decreto y entrará en vigor el 1 de agosto a menos que Aguirre gane las elecciones y la derogue (los demás partidos están a favor). De hecho, desde hace dos meses los vecinos están tramitando ya sus tarjetas. El resto de coches puede circular libremente por las calles principales, sólo tienen restringido el paso en las secundarias.
Esa medida busca además reducir la contaminación en el centro, donde peor es la calidad del aire. Aguirre apostó ayer por este objetivo, aunque sólo avanzó que incentivaría el uso del coche eléctrico (que ya abona menos impuestos y puede aparcar sin pagar parquímetros) y la bicicleta.
Además, se propuso como objetivo fundamental plantar árboles: amenazó a las empresas privadas que gestionan el arbolado público con multas de hasta 3.000 euros por los alcorques sin plantar, y prometió sembrar la Puerta del Sol de árboles. El Ayuntamiento ya avanzó en 2012 una medida similar, pero se retractó a las pocas horas porque un informe municipal concluyó que sólo es posible plantar 14 árboles junto a la Casa de Correos (donde se dan las campanadas de Nochevieja), puesto que en el subsuelo hay metro, tren, etcétera. Aguirre quiere además plantar árboles en todas las aceras de más de 2,5 metros.
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