domingo, 2 de junio de 2013

M-203. La carretera que pagaremos todos


Nuestra historia de hoy arranca hace 12 años, en pleno boom de la construcción y cuando las radiales de peaje crecían como setas por Madrid al amparo de los planes del Ministerio de Fomento. Una época en la que algunos creían que los coches crecerían de los árboles y que necesitaríamos prácticamente duplicar nuestra capacidad viaria con unos peajes que sólo contribuirían a mejorar las arcas del concesionario de turno ya que iban de ninguna parte a ninguna parte. Este es el caso de la MP-203

La Carretera M-203, de Vallecas a Alcalá de Henares era una carretera secundaria, de doble sentido, que atravesaba las vegas del Jarama y del Henares conectando pequeñas pedanías y huertas y dando servicio al municipio de Mejorada del Campo. Como vemos no estamos ante una carretera que genere grandes demandas de tráfico. A pesar de todo esto, en 2001 la Comunidad de Madrid decide que hay que duplicar esta carretera para crear la MP-203. Con los mismos estudios de demanda que ya estaban llevando a la ruina a la R2, situada a escasos kilómetros de la A2 y atajo natural de esta, la administración regional concede en 2005 esta carretera a Cintra, una filial de Ferrovial, como el gran atajo de la A-2. Y empiezan los problemas

Una de las claves cuando se hace una infraestructura es que no se ha de poner una piedra hasta que no se culmina el periodo de actividad administrativa, es decir, la aprobación de las licencias y concesiones necesarias para construirla. Bien, en el caso de la MP-203 este principio de precaución nunca se llevó a cabo. Entre 2005 y 2007 la concesionaria se lanzó a hacer la carretera sin que el Ministerio de Fomento autorizase su conexión con la R3 y su paso por debajo del AVE Madrid-Barcelona.

Concretamente Fomento desestimó la conexión con la R-3 porque la concesionaria Accesos a Madrid (propiedad de un grupo de empresas distinto) manifestó que dicha conexión supondría una reducción de tráfico de vehículos a compensar según los pliegos de la R-3. Y Fomento no estaba dispuesto a ello, tendría que ser la Comunidad de Madrid quien pagase la compensación si quería conectar con la R-3. A pesar de tener una resolución tan clara encima de la mesa, ni la Comunidad de Madrid ni la Concesionaria se dieron por enterados y siguieron construyendo. En menos de dos años habían hecho el 70% de la carretera cuando llegaron al callejón sin salida de la no conexión con la R-3 y la imposibilidad de pasar bajo el AVE, esto ultimo resuelto finalmente desviando la carretera 350 metros al oeste para usar el puente de la M-206. Pero sin la conexión con la R-3 la obra entró en vía muerta y 6 años después, así sigue.

Insistentemente desde la Comunidad de Madrid se ha afirmado en las últimas fechas que la MP-203 no costaría un euro a los madrileños. Osada afirmación si nos atenemos a los pliegos.

A pesar de que en el artículo 28.1.6 del Pliego de Cláusulas Administrativas del Contrato de Concesión de la M-203 el concesionario se compromete a obtener cuantas licencias sean preceptivas para ejecutar la obra. Es necesario recordar que desde el proceso de información pública, realizado en 2001, la concesionaria de la R-3 había manifestado su negativa a la conexión. A pesar de esto, la Comunidad de Madrid sacó a concurso la carretera sin modificar el proyecto e incluso, después de que el Ministerio de Fomento notificase a la Administración y a la Concesionaria que no iban a conectar con la R-3 se siguió la obra. ¿Por qué? ¿Qué esperaba el Gobierno de la Comunidad de Madrid?¿Que buscaba la concesionaria al seguir levantando una carretera que llevaba de ninguna parte a ninguna parte?

Pero continuemos con los pliegos. Según el artículo 56.2.1.1 si la Administración rescindiese la concesión por culpa de este incumplimiento del concesionario, como es la no consecución de las licencias del artículo anterior, esta se vería obligada a abonar

Una compensación por el Valor Patrimonial de la Inversión, equivalente al valor de:

  • Las obras ejecutadas conforme a lo definido en los proyectos aprobados por la Administración.
  • Adquisiciones de bienes necesarios para la explotación autorizadas por la Administración
  • En el caso de que el proyecto hubiera sido aceptado por la Administración, el coste del proyecto y gastos de dirección de la obra capitalizados, en el año anterior al que se acuerde la resolución por la Administración.
  • De lo anterior, se deducirían las amortizaciones respectivas contabilizadas si las hubiera.
Sólo en obras estaríamos hablando, conforme el grado de ejecución de la autopista, de una deuda a asumir cercana a los 65 millones de euros. Y este sería el caso de mayor beneficio para la administración. En el caso de que la concesionaria decidiese judicializar el asunto y si el juez estimase causas de fuerza mayor o incumplimientos por parte de la administración los madrileños podríamos tener que pagar hasta los intereses de la deuda que se suscribió para construir la carretera.

Incluso podría darse el caso de que, aun llegando a un acuerdo político con Fomento para desbloquear el paso del AVE y la conexión con la R-3, tocase resarcir al concesionario por la modificación del equilibrio financiero de la concesión que se ha ido produciendo en los últimos años: las perspectivas de tráfico actuales no son ni de lejos las planeadas en 2005.

Sea como fuere sólo hay una cosa clara, por mucho que se empeñe en negarlo el Gobierno de la Comunidad de Madrid: Ferrovial va a cobrar los millones invertidos y a los madrileños nos tocará pagar la MP-203.

Ecomovilidad.net 21/05/2013

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