Un ocho de diciembre de 2011, hace cuatro años, entraba en vigor el peaje en Portugal en la A-22, conocida como vía Do Infante. Una carretera pública hasta entonces y que a partir de ese momento iba a ser de pago para los conductores que quisieran cruzar la frontera tanto al país vecino como a España. Se da la circunstancia de que la vía en cuestión haa sido financiada con dinero público procedente de la Unión Europea.
En estos cuatro años el balance que se hace a ambos lados de la frontera sigue siendo negativo y ha supuesto pérdidas económicas para la región portuguesa y de la parte occidental de Andalucía y para el turismo. Un verdadero mazazo a unas relaciones que venían manteniéndose con normalidad desde hacía años.
Los empresarios portugueses afirman que el peaje "no ha traído nada positivo" para sus economías aunque bien es verdad que están sorprendidos de la "fuerza que tienen el turismo en sí mismo" que ha sabido sobreponerse a los obstáculo causados por un sistema de pago, que incluso, generó un enorme caos desde su implantación, como explica Víctor Neto, representante de los empresarios portugueses del Algarve. Ahora confían en que con el cambio del gobierno se "arbitren medidas para paliar la situación". Entre otras cosas, porque la carretera alternativa, la N-125 que los portugueses denominan la carretera "de la muerte" es "impracticable" y registra un alto número de accidentes.
El turismo en el lado español se ha resentido hasta perder en un 30% los visitantes que solían venir a localidades fronterizas como Ayamonte. Elpresidente de Fenadismer, la asociación nacional de transporte por carretera, Juan Antonio Millán, también ha hecho un balance negativo de los cuatro años del peaje para este sector. "Se está padeciendo en el Algarve y en Huelva las consecuencias del peaje en el turismo, el comercio y el transporte en general. La libre circulación en una región tan importante como es ésta transfronteriza hay que restablecerla y hay que luchar contra aquel aislamiento que en su día generó tantos años de frontera de dos países que vivían de espaldas" Juan Antonio Millán aboga por recuperar el espíritu de cooperación transfronteriza y ha lamentdo que en este sentido "no se están dando pasos decisivos".
El peaje en la A-22 llegó a generar movilizaciones de rechazo a ambos lados de la frontera. Y la creación de plataformas reclamando su supresión.
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