lunes, 12 de mayo de 2014

Rescate de tráfico en la N-120

Secundino Pérez

«Es un tormento continuo, un suplicio diario», resumen vecinos de Valverde de La Virgen y San Miguel del Camino la presión del tráfico de las travesías de la N-120 que limita con la puerta de su casa. Ese agobio de la circulación alimenta una propuesta vecinal de auxilio, que pasa por la liberalización del primer tramo de la AP-71, hasta el enlace de Villadangos. Se trata de aliviar tránsito en dos de las localidades más pobladas del alfoz oeste de León, en trámite de convertirse en zonas residenciales (si no lo son ya, según se observa en el desarrollo urbanístico logrado en los diez últimos años), de trasfundir vehículos de la Nacional a la autopista sin el corsé del peaje. Las dos vías, paralelas, ofrecen datos antagónicos; crece el tráfico por la carretera, agitado además por el incremento de actividad económica que se deriva del polígono industrial contiguo, mientras se desploma en la pista de peaje, que pudo haber roto el suelo en el último ejercicio con los números de aforo más raquíticos de su historia (3.219 vehículos de densidad media en 2013, frente a los 5,350 del 2008 o los 4.000 de su primer año de vida). 
 
La autopista está infravalorada y la Nacional, desbordada, con registros de tráfico que en la práctica duplican las estadísticas previas al despegue industrial a la puerta del Páramo. Derrame para sacrificio de los habitantes de los núcleos urbanos que superan cada día una prueba de paciencia, incluso para acceder a la carretera desde un vehículo. En picos altos de demanda, por la zona pueden transitar a diario hasta 20.000 vehículos. 
 
«Esto cada vez va a más, cada días más tráfico, más ruido», protestan cortados por las turbulencias que dejan los pasos de camiones desde una de las orillas de la carretera, esa traza cargada de tráfico que la vista de barrera infranqueable por momentos. Hartos de las molestias se decidieron a emprender la propuesta, que se patrocinará desde la acción política local y resultará prioritaria de aquí a las próximas elecciones locales. La iniciativa, respaldada por juntas vecinales y concejalías, se impulsará desde la acción política municipal para tratar de que el interés y el bienestar de los vecinos del trazado de la saturada carretera no caiga en saco roto en el Ministerio de Fomento.

Que no se quede en un cajón, como cualquiera de los proyectos que alimentaron la esperanza de los pueblos del municipio de Valverde de librarse de convivir con el tráfico. Como aquella vía paralela que incluía el proyecto inicial de ronda sur de León y variante de Valverde (así se definía en los epígrafes del Ministerio que alumbró la primera circunvalación del tráfico de la ciudad en sentido oeste). No llegó a estudio. 
 
La prolongación que iba a ser de la actual LE-30 hasta más allá de San Miguel del Camino, a través de un cauce paralelo al del tren, se quedó en papel, cortada por la decisión política de armar una autopista de peaje que no ha absorbido tráfico y tampoco los problemas de circulación para el entorno. El éxito en el alivio de la presión circulatoria por las travesías urbanas parece incontestable si el peaje de Villadangos desaparece de la primera lista de causas que disuades a los conductores, profesionales del transporte en muchos casos, de circular por vía de doble carril hacia el nudo de comunicaciones que enlaza las rondas leonesas con las autovías a Madrid y Asturias. La primera mención social y política del entorno de estas poblaciones a corto y medio plazo ya es el intento de rebajar la densidad de circulación. 

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