El límite de velocidad de 100 kilómetros por hora favorece el ahorro a los usuarios de la Tercera Ronda. Pedro Puig |
Cuando se cumplen seis meses de la apertura de la Tercera Ronda, los coruñeses que quieren enlazar desde la ciudad con la A-6 se enfrentan a la disyuntiva de elegir entre perder una media de cinco minutos por el nuevo trazado o abonar los 1,75 euros que cuesta el peaje de la AP-9. Si uno hace la prueba desde el km cero, esto es, desde la plaza de María Pita, la balanza se declina siempre a favor del uso de la AC-14 en caso de que se le dé preferencia al factor económico.
Y es que aunque hacerlo por aquí supone cinco kilómetros más de recorrido, el consumo es menor. La razón está en el límite de velocidad de 100 kilómetros por hora que marca la carretera, que incluso pasa a ser de 80 en algunos tramos interurbanos y en túneles. Al ir el coche más lento, tira menos de gasolina. En el trayecto que va desde el Ayuntamiento hasta un punto común para ambas opciones como es el kilómetro 568 de la autovía, a la altura del desvío hacia Betanzos, Mabegondo, Ferrol, un turismo diesel modelo Renault Megane gasta 4,4 litros por 100 kilómetros de consumo medio en los 27 kilómetros que hay desde Puerta Real hasta el destino.
Si atraviesa los 32, cinco más, que le suma el cuentakilómetros por la AC-14, el combustible baja a un cuatro de media. Esta diferencia puede parecer mínima, sin embargo supone en este coche el ahorro de 8,8 litros en un mes como septiembre, si el que se desplaza lo hace para ir a trabajar de lunes a viernes, esto es, en los 22 días laborables. En euros, la rebaja le hace ganar 9,68 euros mensuales a la cartera, 19,36 si el viaje es de ida y vuelta. A lo largo de un año contabilizando solo las jornadas laborales, el pequeño intervalo se convertiría en 116,16 euros más para sus arcas, 232,32 euros con el retorno incluido.
El gasto por tanto es inferior utilizando la Tercera Ronda, aunque se nota menos si el conductor dispone de telepeaje y frecuenta lo suficiente la AP-9. Con todo y eso, muchos vecinos se decantan por esta última por esos cinco minutos de media. Es más, además de la falta de costumbre y el período de adaptación en el que los coruñeses prueban las ventajas y desventajas de la infraestructura, está una cuestión primordial que es la distancia entre la casa de cada usuario y el acceso a uno y otro vial.
Por ejemplo, no existe debate entre coger la AC-14 en el caso de los residentes de Los Rosales, que la enfilan sin tener que atravesar el núcleo urbano. Por el contrario, a los que se incorporan desde As Xubias no les merece la pena conectar con la autovía desde la Tercera Ronda porque los cinco kilómetros de diferencia que hay desde María Pita aumentan.
Los vecinos de Someso tardan cuatro minutos más si van por la AC-14 que si optan por la AP-9 con las dos vías prácticamente igual de accesibles. Los de Pedralonga, en cambio, anteponen el tiempo perdido en enlazar con la circunvalación al cobro del peaje.
Muchas veces, la costumbre despeja la “x” y se decanta por el camino de siempre. Por otro lado, el tráfico también es otro factor a tener en cuenta porque parte del desconocimiento general sobre el nuevo acceso provoca que la Tercera Ronda no esté tan transitada como Lavedra.
En horas puntuales donde se producen embotellamientos en Alfonso Molina, elegir el recién estrenado asfalto puede ser un triunfo.
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