Tras meses de batalla, Ana Pastor (en la imagen) va a conseguir doblarle el pulso a la banca extranjera acreedora de las autopistas en crisis, que impedía la creación de la llamada Empresa Nacional de Autopistas 2 (ENA 2) o, si lo prefieren, de la crisis de las autopistas de peaje construidas en momentos de alborozo económico y por las que ahora sólo circulan los despistados.
¿Cuál era la barrera que impedía a la ministra Pastor poner fin a un problema atravesado para que las autopistas radiales no entraran en liquidación? Pues la banca extranjera. Para entendernos, por ley, la ministra del Gobierno Rajoy más reacia a las negociaciones, ya se había cargado la responsabilidad patrimonial del Estado, con lo que las constructoras y concesionarias quedaban en fuera de juego (la verdad es que la normativa anterior, del Gobierno Zapatero, era demasiado generosa con las empresas privadas). Luego venía el pacto con la banca acreedora. El Gobierno ofrecía un 50% de quita a una deuda que superaba los 3.800 millones de euros (emisiones aparte) más un bono a 30 años al 2,6%. La banca española aceptó pero la banca extranjera se negó en redondo.
De hecho, desde el 1 de septiembre, desde el despacho de la ministra Pastor, se contactó con todos los bancos extranjeros –decenas- pero no hubo manera de convencerles. Querían mejores condiciones. Así que doña Ana ha hecho lo siguiente: a través de la creación de la sociedad Seittsa, ha unificado todos los concursos de acreedores de toda las radiales en un sólo juzgado (para ser exactos el número 2, responsable de la liquidación de la autopista Ocaña-La Roda). Ahora lanzará otro decreto en el que la estatal Seittsa unifica todas las deudas de las 9 autopistas -las cuatro radiales de Madrid, la Madrid-Toledo, la citada Ocaña-La Roda, la Cartagena-Vera, la Circunvalación de Alicante y la que une Madrid con el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas-.
¿Para qué? Pues muy sencillo: uno a uno, en algunas de las radiales la banca extranjera superaba el tercio del total de la deuda. Sin embargo, en la deuda conjunta, la banca española controla los dos tercios que exige la ley para el llamado ‘pacto de homologación’. Un sólo juzgado, un sólo concurso de acreedores y fusión de todas las deudas en una sociedad de nuevo cuño, estatal, llamada Seittsa. Así se consigue que la banca española, que sí acepta las condiciones ofrecidas por el Gobierno (quita del 50% más emisión de un bono a 30 años al 2,5% o 2,6%, y la garantía de la propia sociedad, es decir, del Estado aunque de forma indirecta) tenga mayoría y la banca extranjera tenga que aceptarlo. La democracia de la deuda, que le dicen.
Era la única manera de romper las resistencias de la banca extranjera.
Por supuesto, la junta de acreedores de la primera autopista de peaje que iba a entra en liquidación, la AP-36 Ocaña-La Roda, a celebrar en viernes 19, se queda ‘desierta’. Ahora hay que unificar juzgados y unificar deudas.
De esta forma, se da paso a la nueva sociedad de las autopistas de peaje en crisis –lo que siempre se ha conocido como ENA 2- y a su previsible saneamiento futuro.
Hispanidad.com 18/09/2014
¿Cuál era la barrera que impedía a la ministra Pastor poner fin a un problema atravesado para que las autopistas radiales no entraran en liquidación? Pues la banca extranjera. Para entendernos, por ley, la ministra del Gobierno Rajoy más reacia a las negociaciones, ya se había cargado la responsabilidad patrimonial del Estado, con lo que las constructoras y concesionarias quedaban en fuera de juego (la verdad es que la normativa anterior, del Gobierno Zapatero, era demasiado generosa con las empresas privadas). Luego venía el pacto con la banca acreedora. El Gobierno ofrecía un 50% de quita a una deuda que superaba los 3.800 millones de euros (emisiones aparte) más un bono a 30 años al 2,6%. La banca española aceptó pero la banca extranjera se negó en redondo.
De hecho, desde el 1 de septiembre, desde el despacho de la ministra Pastor, se contactó con todos los bancos extranjeros –decenas- pero no hubo manera de convencerles. Querían mejores condiciones. Así que doña Ana ha hecho lo siguiente: a través de la creación de la sociedad Seittsa, ha unificado todos los concursos de acreedores de toda las radiales en un sólo juzgado (para ser exactos el número 2, responsable de la liquidación de la autopista Ocaña-La Roda). Ahora lanzará otro decreto en el que la estatal Seittsa unifica todas las deudas de las 9 autopistas -las cuatro radiales de Madrid, la Madrid-Toledo, la citada Ocaña-La Roda, la Cartagena-Vera, la Circunvalación de Alicante y la que une Madrid con el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas-.
¿Para qué? Pues muy sencillo: uno a uno, en algunas de las radiales la banca extranjera superaba el tercio del total de la deuda. Sin embargo, en la deuda conjunta, la banca española controla los dos tercios que exige la ley para el llamado ‘pacto de homologación’. Un sólo juzgado, un sólo concurso de acreedores y fusión de todas las deudas en una sociedad de nuevo cuño, estatal, llamada Seittsa. Así se consigue que la banca española, que sí acepta las condiciones ofrecidas por el Gobierno (quita del 50% más emisión de un bono a 30 años al 2,5% o 2,6%, y la garantía de la propia sociedad, es decir, del Estado aunque de forma indirecta) tenga mayoría y la banca extranjera tenga que aceptarlo. La democracia de la deuda, que le dicen.
Era la única manera de romper las resistencias de la banca extranjera.
Por supuesto, la junta de acreedores de la primera autopista de peaje que iba a entra en liquidación, la AP-36 Ocaña-La Roda, a celebrar en viernes 19, se queda ‘desierta’. Ahora hay que unificar juzgados y unificar deudas.
De esta forma, se da paso a la nueva sociedad de las autopistas de peaje en crisis –lo que siempre se ha conocido como ENA 2- y a su previsible saneamiento futuro.
Hispanidad.com 18/09/2014
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