Los aparcamientos dispondrán de tarifas bonificadas, que podrán llegar incluso a la gratuidad cuando se usen de forma ‘disuasoria’, es decir, se estacione en ellos para acceder desde allí a la red de transporte público.
El uso no disuasorio de estos aparcamientos se hará conforme a las tarifas municipales y podrá ser motivo de recargos, con el fin de evitar el estacionamiento de vehículos vinculados a centros de trabajo, industriales y comerciales que haya en las proximidades.
Ninguno de estos aparcamientos constará de más de 500 plazas, y ligarán su uso al del transporte público, dado que todos ellos están muy próximos a estaciones de Metro, Cercanías Renfe o paradas de autobús. El régimen tarifario que se contempla es ‘muy bajo’, de hecho, podría ser incluso gratis, en función del uso del transporte colectivo ese día.
Su uso se facilitará con sistemas de pago ágiles, cómodos y eficientes, incluyendo el pago desde dispositivos móviles, y se podrá controlar al usuario telemáticamente. El usuario podrá hacer uso de este aparcamiento durante no más de 24 horas.
Estos aparcamientos aportarán también información a tiempo real sobre disponibilidad de plazas, tiempo estimado hasta el aparcamiento y el trayecto más rápido y tiempo de espera estimado al transporte público. Los usuarios podrán acceder a esta información tanto a través de paneles informativos ‘in situ’ como mediante aplicaciones móviles.
Para poner en marcha este proyecto se han analizado ciudades con sistemas de descongestión del tráfico similares como Bilbao, París, Burdeos, Hamburgo, Múnich, Stuttgart, Londres y Bristol, y se ha estudiado a fondo el área metropolitana madrileña.
Los resultados han revelado que los mejores lugares para construir los aparcamientos disuasorios están fuera de la propia ciudad, siempre en las inmediaciones del transporte colectivo. Además, según han informado Sabanés y López de Carmona, en algunos casos se ampliarán infraestructuras ya existentes.
Estas primeras plazas de aparcamiento se situarán en el entorno de la carretera de circunvalación M-40, en las zonas de Pitis, Fuente de la Mora, Canillejas, Estadio Olímpico, Santa Eugenia, San Cristóbal, Villaverde Alto, Cuatro Vientos y Aviación Española, según informó el director general de Gestión y Vigilancia de la Circulación, Francisco López de Carmona.
El proyecto podría empezar a ejecutarse en 2017 sobre un presupuesto de 78 millones de euros, aunque esta cantidad sigue abierta a otras aportaciones. La primera fase, ha explicado Sabanés, traerá 15.000 plazas, aunque se trata de un proyecto de legislatura.
Estos aparcamientos se situarán a una distancia media de 50 metros, es decir, un minuto a pie, de los lugares de acceso al transporte público. La excepción es el de Canillejas, que quedará a 200 metros de la estación de Metro y la zona de autobuses.
La implantación de los aparcamientos disuasorios irá acompañada de incrementos en la frecuencia de los transportes colectivos y la sobredimensión de los accesos viarios a los mismos.
Se está estudiando completar la gestión de estos nuevos aparcamientos con la implantación de zonas del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en zonas aledañas, lo que aseguraría a los residentes de las inmediaciones la posibilidad de aparcar en la vía pública.
El Ayuntamiento de Madrid presentó este programa al Consorcio Regional de Transportes de Madrid el pasado 29 de enero. Ahora, las instituciones local, autonómica y estatal deberán coordinarse para la planificación de las construcciones necesarias, ya que afectan a ámbitos comunes de actuación.
También ha compartido este proyecto con los distritos en los que se van a ubicar los aparcamientos, con ADIF, con Renfe Cercanías y con otros agentes, y les ha pedido que presenten sus propuestas antes del 15 de febrero. ADIF ya ha aportado las suyas.
El consistorio ha abierto también un periodo de información pública para que los vecinos, asociaciones y colectivos puedan hacer llegar sus propuestas.
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