A un ritmo más lento, sosegado, burocratizado. En espera de los movimientos del nuevo conseller de la Generalitat, Josep Rull, el martes se constituía la nueva comisión de movilidad del Consell Comarcal del Maresme en la que están representadas todas las fuerzas políticas de la comarca, con la novedad de la inclusión de las plataformas sociales reivindicativas, como Preservem el Maresme, que sin duda tomaron el papel de personaje discordante frente a la ralentización de la clase política y anunciando que no están dispuestos a permitir que temas clave como la movilidad en la comarca queden adormecidos a antojo del gobierno catalán.
“Aún tenemos que hablar, consensuar, plantear estrategias e iniciar los contactos” enumeraba ayer el presidente del Consell, Miquel Àngel Martínez. Una previsión frenada que constrasta con el impulso que imprimirán las reivindicaciones populares. Tirón de orejas el que la comarca no duda en infringir a los mandatarios de la Generalitat, que como Ricard Font, secretario de Mobilitat, eludió el compromiso de facilitar un diagnóstico sobre la movilidad del Maresme, el documento clave de la pasada legislatura. Tampoco ha sentado nada bien el desaire del propio Font a la Taula de Mobilitat, el foro de consenso para los proyectos de la comarca, que el secretario ignoró al lanzar una propuesta de lucimiento mediático en plena campaña electoral, como fue el anuncio de un carril-bici entre Badalona y Tordera.
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