La contaminación producida por el tráfico de vehículos altera la conectividad cerebral de los escolares porque los niños son más vulnerables a los efectos medioambientales a causa de sus procesos de desarrollo activo, según un estudio del Hospital del Mar de Barcelona. La investigación, publicada en la revista "NeuroImage", ha encontrado que la exposición a la contaminación del aire urbano interfiere directamente con la maduración funcional del cerebro.
El objetivo del estudio liderado por Jesús Pujol, investigador del Hospital del Mar, y coordinado por Jordi Sunyer, codirector e investigador del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL), centro aliado ISGlobal, fue evaluar el alcance de los efectos potenciales de la contaminación urbana en la maduración cerebral de los escolares. El estudio ha evaluado las emisiones de los vehículos en el entorno escolar. También ha explorado con resonancia magnética del cerebro a un subgrupo de los niños participantes en el estudio para cuantificar los volúmenes regionales del cerebro, la composición del tejido, la mielinización, el grosor cortical, la arquitectura del tracto neuronal, losmetabolitos de membrana, la conectividad funcional en las principales redes neuronales y la dinámica de activación y desactivación durante una tarea sensorial.
Los investigadores hallaron que la exposición a la contaminación del aire se asocia a cambios de naturaleza funcional del cerebro, sin efecto evidente en la anatomía y la estructura cerebral o los metabolitos de membrana. "Concretamente, hemos visto que una mayor concentración de contaminantes está relacionada con una menor maduración funcional de las redes cerebrales clave para la integración de la actividad intelectual", ha explicado Pujol. El estudio ha constatado que el efecto de la contaminación sobre el cerebro es el opuesto al efecto de la edad.
"Durante la edad escolar, los grandes sistemas cerebrales se integran unos con otros y se establecen las bases de lo que será el cerebro adulto. En el estudio hemos visto que la contaminación urbana puede retrasar este proceso madurativo cerebral", ha concluido Sunyer. Para probar si la contaminación medida se asociaba con el rendimiento cognitivo, los investigadores usaron el rendimiento de los niños en la memoria de trabajo, la velocidad de respuesta motora y en la atención. "La presencia de contaminación más alta indicó un tiempo de reacción más lento", ha indicado Sunyer.
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