El Ministerio de Fomento anunció al fin una licitación para el mantenimiento de carreteras, un hecho que hacía más de dos años que no se producía. Sin embargo, las cifras que ha hecho públicas la ministra, Ana Pastor, no dan lugar precisamente al optimismo. En total, el Gobierno prevé licitar por este capítulo contratos por valor de unos 640 millones de euros. Esta cifra supone un 47% menos que la registrada justo antes de la crisis, con el agravante de que la red de carreteras se ha incrementado en un 16%.
Mucho menos dinero para un buen número de kilómetros más. De esta forma se puede resumir la licitación para obras de mantenimiento y conservación de carreteras que anunció ayer la ministra de Fomento, Ana Pastor, después de que durante más de dos años el Gobierno no haya otorgado ningún contrato nuevo para este capítulo. A lo largo del ejercicio se destinarán a tal fin unos 640 millones de euros para el total de la red que gestiona el Estado, lo que se traduce en apenas 22.000 euros por kilómetro.
Una cifra ésta que contrasta con los más de 41.700 euros por kilómetro que el Ministerio de Fomento invertía en 2007 para la conservación y el mantenimiento de las carreteras de la red del Estado que, por entonces, contaba con cerca de 4.000 kilómetros menos que en la actualidad. Durante aquel año, el montante invertido en este capítulo se fue hasta los 1.060 millones de euros, de acuerdo con los propios datos de Fomento.
Es decir, que durante 2013 se invertirá en mantener cada kilómetro de carretera un 0,3% de lo que cuesta de media construir un kilómetro de autovía, una cifra que se antoja insuficiente a vistas de los expertos.
“Si cada kilómetro de autovía supone una media de inversión de entre seis y ocho millones de euros, el mantenimiento debería cifrarse en entre el 8% y el 10% de esta cantidad”, señala un consultor del sector.
Un sector que ha incidido mucho en los últimos tiempos en que el incremento de la red de carreteras debería suponer también el correspondiente incremento en la partida destinada a su mantenimiento. Con la entrada en funcionamiento de las llamadas autovías de última generación, España posee más kilómetros de vías de alta ocupación que Alemania, un avance que también lleva aparejado un elevado coste, de difícil mantenimiento a causa de los efectos de la crisis económica.
El anuncio de la ministra Pastor cayó con cierta frialdad entre las grandes constructoras, que ven cómo llegan oportunidades de negocio en España pero en una cuantía muy inferior a la que sería recomendable, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo que hace que Fomento no licitaba un contrato de mantenimiento.
En algunos círculos se ha interpretado el anuncio de Ana Pastor como una medida para tratar de suavizar los contactos con los grandes grupos constructores, que están en pie de guerra contra los planes del Ministerio para solventar los problemas financieros de las concesionarias que han presentado concurso de acreedores o se encuentran en una delicada situación debido a la caída de los tráficos y los sobrecostes de las expropiaciones que fueron aparejadas con la concesión.
Antes del próximo viernes, el sector debe presentar sus alegaciones a un plan que pasa por la constitución de una sociedad con una participación pública mayoritaria y que dejará en manos de las compañías una participación valorada en apenas 115 millones de euros.
No obstante, un somero tratamiento de las cifras que se manejan arrojan como conclusión que los números no salen. La partida destinada a mantenimiento se antoja claramente insuficiente para una red que no ha dejado de crecer en los últimos 15 años.
Una cifra ésta que contrasta con los más de 41.700 euros por kilómetro que el Ministerio de Fomento invertía en 2007 para la conservación y el mantenimiento de las carreteras de la red del Estado que, por entonces, contaba con cerca de 4.000 kilómetros menos que en la actualidad. Durante aquel año, el montante invertido en este capítulo se fue hasta los 1.060 millones de euros, de acuerdo con los propios datos de Fomento.
Es decir, que durante 2013 se invertirá en mantener cada kilómetro de carretera un 0,3% de lo que cuesta de media construir un kilómetro de autovía, una cifra que se antoja insuficiente a vistas de los expertos.
“Si cada kilómetro de autovía supone una media de inversión de entre seis y ocho millones de euros, el mantenimiento debería cifrarse en entre el 8% y el 10% de esta cantidad”, señala un consultor del sector.
Un sector que ha incidido mucho en los últimos tiempos en que el incremento de la red de carreteras debería suponer también el correspondiente incremento en la partida destinada a su mantenimiento. Con la entrada en funcionamiento de las llamadas autovías de última generación, España posee más kilómetros de vías de alta ocupación que Alemania, un avance que también lleva aparejado un elevado coste, de difícil mantenimiento a causa de los efectos de la crisis económica.
El anuncio de la ministra Pastor cayó con cierta frialdad entre las grandes constructoras, que ven cómo llegan oportunidades de negocio en España pero en una cuantía muy inferior a la que sería recomendable, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo que hace que Fomento no licitaba un contrato de mantenimiento.
En algunos círculos se ha interpretado el anuncio de Ana Pastor como una medida para tratar de suavizar los contactos con los grandes grupos constructores, que están en pie de guerra contra los planes del Ministerio para solventar los problemas financieros de las concesionarias que han presentado concurso de acreedores o se encuentran en una delicada situación debido a la caída de los tráficos y los sobrecostes de las expropiaciones que fueron aparejadas con la concesión.
Antes del próximo viernes, el sector debe presentar sus alegaciones a un plan que pasa por la constitución de una sociedad con una participación pública mayoritaria y que dejará en manos de las compañías una participación valorada en apenas 115 millones de euros.
No obstante, un somero tratamiento de las cifras que se manejan arrojan como conclusión que los números no salen. La partida destinada a mantenimiento se antoja claramente insuficiente para una red que no ha dejado de crecer en los últimos 15 años.
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