Cartas al Director
Durante meses me he resistido a utilizar la
autopista de peaje AP-7 por considerar escandaloso el precio que la
concesionaria exige para disfrutar de este servicio, que cabe reconocer,
por lo general, es bastante más seguro y rápido que la red de
carreteras del Estado. Sin embargo, coincidiendo con las fiestas de
Semana Santa y como consecuencia de las prisas, ya que debía llegar a
tiempo a una comida concertada entre varias parejas de amigos, decidí
entrar a esta vía por el peaje de Algemesí. Al llegar a mi destino,
Benidorm, ya me había hastado casi 12 euros. Si a esta respetable
cantidad añadimos el gasto del restaurante y el viaje de regreso podemos
imaginar hasta qué punto se ha puesto prohibitivo el precio para
realizar una escapada a nuestras playas. Esta es otra de las razones por
las que se desploma el consumo. Javier M. Martínez Costa.
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