En la cartera conservo aun un par de recibos con la cuantía abonada por transitar la pasada semana una jornada por la AP-53. Quise ayer contemplar de nuevo la cifra -5,95 euros, IVA incluido- para constatar el abusivo coste de transitar por la autopista en Santiago y Lalín. ¿Por masoquismo se preguntarán algunos? No. El consenso parlamentario en el Pazo do Hórreo en torno a la AP-9 y su traspaso me recordó el problema que también padecemos los usuarios de la AP-53. Toca agarrar el timón con fuerza de esa reivindicación ante la pleamar, ante el olvido tiznado con periódicos pronunciamientos en plenos que terminaron siempre en agua de borrajas. Y llevan visos de seguir haciéndolo, en espera de quién gobierne Madrid a más corto plazo y Santiago un poco después. Y toca llevar al Parlamento de Galicia una iniciativa similar a la aprobada este martes, reavivar la presión ante la Xunta y el Ministerio de Fomento.
Desembolsar 5,95 euros por trayecto no resulta cuestión baladí. Máxime cuando la alternativa, la N-525, no vive sus mejores momentos si hablamos de firme, carriles de adelantamiento, paso por núcleos habitados, tráfico pesado,... Quizás por ello entendamos mejor a los 6.042 conductores de media que a diario utilizaron la autopista durante el 2015. Ni un mísero céntimo de descuento, por cierto, para quienes repiten en el día o acumulan un buen número de viajes a la semana. Política cero por parte de la concesionaria Acega. Las gangas, en el mercadillo. Ni siquiera las pérdidas encadenadas en los años 2013 -dos millones de euros- y 2014 -863.000 euros- les animaron a buscar alguna fórmula para dinamizar el tránsito de vehículos mediante rebajas del peaje. Pero tampoco aprovecharon la circunstancia desde la Administración para negociar tarifas más blandas.
Concellos como Lalín, Silleda y Santiago amagan en sus reivindicaciones pero sin mucho calado por el momento. Siempre hubo voces políticas para reclamar el traspaso a la Xunta por parte del Ministerio de Fomento pero sin cuajar. Tampoco lo conseguía aquella plataforma liderada desde la capital dezana en tiempos del bipartito autonómico, más amplia en sus bases. Un gobierno por cierto que levantó aduana monetaria en Dozón por intereses electorales: Gratis hacia Ourense, de cobro a Santiago (AG-53 versus AP-53 y solo baila una letra).
En esa cíclica reclamación de un peaje aquilatado al servicio recibido toca de nuevo aunar fuerzas desde todos los ámbitos. Trabajar en pronunciamientos similares al del pasado martes con la AP-9. Y presionar para que todos negocien mientras tanto rebajas, desde Fomento a Xunta y lógicamente la concesionaria.
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