Los fondos que el Consorcio Regional de Transportes de Madrid
(provenientes de la Administración Central, la Comunidad de Madrid y el
Ayuntamiento) destina a Metro de Madrid no deben ser considerados un
gasto. Es cierto que de cada 1,5 € que paga el usuario por el billete
sencillo se subvenciona el 0,5 € (recordemos que antes del último
tarifazo se subvencionaba el doble). Sin embargo, todos los transportes
urbanos están subvencionados, pues el coche no paga tampoco por el 80%
del espacio público que hemos puesto a su disposición. La gente no va a
deja de moverse, si les convencemos de que no lo hagan en Metro,
subiendo las tarifas, ampliando las frecuencias de espera y empeorando
el servicio ¿en qué otro modo lo harán? ¿qué movilidad sufriremos en
Madrid? La huelga salvaje de Metro de junio del 2010 nos enseñó que esta
ciudad puede ser muy insufrible sin un metro competitivo.
La pregunta no es cuanto se gasta el ciudadano o la administración en
Metro, sino cuanto nos cuesta a todos. Esa pregunta quedó respondida en
un estudio sobre cuanto costaba a la ciudadanía madrileña un kilómetro
en cada modo de transporte en la ciudad de Madrid. Según este estudio,
un kilómetro en Metro nos cuesta, pague quien lo pague, 0,56 € frente a
los 1,02 € que cuesta el mismo kilómetro en coche, casi la mitad. Por
lo tanto, cada kilómetro realizado en Metro es mucho más eficiente para
el conjunto de madrileños. Dicho de otra manera, cada kilómetro
realizado en metro nos ahorra 0,46 €.
En contexto de crisis la Comunidad de Madrid quiere
presentarnos el dinero que se destina a Metro como un gasto que hay que
recortar. Oculta que las consecuencias serán un gasto mayor
asumido por el conjunto de ciudadanos. La tragedia es mayor si
recordamos que Madrid tiene entre sus méritos ser una de las ciudades de
Europa con mayor uso del transporte público colectivo. La Comunidad de
Madrid no está velando porque la movilidad de Madrid sea más eficiente y
económica para todos los madrileños. Solo le interesa reducir algo que,
equivocadamente, considera un gasto en lugar de una inversión: invertir
en ahorrarnos 46 céntimos por cada kilómetro que se dejará de realizar
en Metro. Todo para poder “adelgazarse” de una empresa pública cuyos trabajadores le son especialmente molestos.
Una privatización que una vez más pondrá una empresa especialmente
rentable, con un montón de usuarios cautivos, en manos de algún
“amigo”.Hemos tardado 30 años en tener uno de los mejores sistemas de
transporte público de Europa y, por lo tanto, de los sistemas de
movilidad más barato, sostenible y eficiente. Lo podemos estropear en
muy poco tiempo, con la idea de reducir un gasto público que hará un
sistema mucho más caro para todos.
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