El turismo español en Portugal ha disminuido un 20% tras la introducción de los nuevos peajes en autopistas. El interés particular de las concesionarias y la recaudación impositiva del gobierno chocan de frente con el interés general turístico.
El pasado año, las autoridades portuguesas decidieron cobrar un peaje en siete autopistas que fueron inicialmente financiadas y construidas para ser gratuitas.
En 2013, con los datos de tráfico de la primera mitad del año en la mano. La asociación de los profesionales del Algarve (Aheta) ha lamentado esta decisión del gobierno lusitano y le ha instado a dar marcha atrás en cuanto a cobrar estos nuevos peajes, que no sólo ahuyentan a los turistas extranjeros sino también a los propios portugueses que, atenazados por la crisis, ya no se desplazan por autopistas.
Con la adopción de un sistema de pago electrónico, además sale más caro utilizar la autopista, ya que el cálculo se hace sobre el sector utilizado y no sobre los kilómetros reales entre la entrada y salida de la vía.
Recordemos que la conversión de pago afectó a 900 kilómetros del total de 2.600 de la red Estradas de Portugal. Pero ahora el problema ya no es cobrar a los automovilistas, el problema es que los automovilistas están desapareciendo de las autopistas. Pagar 22 euros por ir desde Porto hasta Lisboa (300 kilómetros) se hace prohibitivo para la mayoría los empobrecidos ciudadanos portugueses y muy disuasorio para los turistas españoles igualmente castigados por la crisis, los recortes y las subidas de precios generalizadas.
Esta persistente crisis ha propiciado un "ranking" de disminución de atascos en las principales vías de comunicación. En Portugal, este año, se han reducido en un 68% mientras que en España, segunda en esta clasificación europea de bajada en el tráfico, las carreteras se han librado de un 57% de retenciones totales. La deserción de los automovilistas en los países meridionales (En Italia el tráfico ha descendido también un33%) se ha convertido en otro dramático indicador económico que ha afectado a toda Europa en una media del 18%.
A la vista de lo acontecido en Portugal, los proyectos de hacer de pago nuevos tramos de carreteras en España deberían estudiarse detenidamente para no perjudicar a la única industria que sigue aportando beneficios al país, el transporte y el turismo.
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