El Ejecutivo portugués (formado por varios partidos en coalición) ha aplicado los incrementos de forma puntual en diversos tramos y para algunas categorías de transporte. En la A-25, que une el puesto fronterizo de Fuentes de Oñoro con Aveiro, se han aplicado subidas de precio de cinco céntimos en un tramo para vehículos de clase 2 y de tres céntimos para los de clase 4, la mayoría de los camiones dedicados al transporte de mercancías.
Otra autopista que ha aumentado sus tarifas desde el 1 de enero es la A-23, que une las ciudades de Salamanca y Lisboa. En este caso, el precio ha subido en cinco céntimos en un tramo para los vehículos de clase 2, en dos tramos para los de la clase 3 y en tres tramos para los de la clase 4 (camiones).
Los transportistas son el sector más perjudicado por la decisión del Gobierno portugués. La subida ha pillado por sorpresa a todo el mundo, porque no se esperaba que las tarifas de peaje se fueran a modificar, como ya sucedió en 2015, que se congelaron. De hecho, así ha sucedido para los vehículos de clase 1 (turismos y motocicletas), que seguirán pagando lo mismo cuando hagan uso de autopistas de peaje.
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