Seis. Parece poco o mucho, dependiendo de lo que se hable. Pero van seis.
Son seis las autopistas de peaje que ya se acogen a suspensión de pagos en el
periodo 2012-2013. Cayó la Radial R-4, luego las R-3 y R-5, posteriormente la
AP-41 Madrid-Toledo, y la penúltima la AP-36. Y ahora la AP-7 en su tramo
Cartagena-Vera con una deuda de 550 millones de euros. Ya hablamos aquí de
los problemas que presentaba esta autopista y de su quiebra al ser diseñada
para recoger el tráfico que generarían unas ampliaciones urbanísticas en la costa del Sur de Murcia que nunca se
dieron.
Incluso algún diario, queriendo hacer la gracia de asimilar esto a una
canción, tituló la noticia como “Mariana
de Cope mata a la autopista”. La autopista Cartagena-Vera como ya
explicamos, basó sus expectativas de negocio en el crecimiento de urbanizaciones
costeras, en especial de la urbanización de Marina de Cope (una zona de
especial protección) y en el desarrollo turístico de la franja litoral
comprendida entre Cartagena y el límite con Almería.
La empresa
concesionaria, Aucosta, participada por por Globalvía (grupo de
infraestructuras de FCC y Bankia), Ploder y las antiguas Cajamar, Unicaja y CAM,
confió en captar una media de tráfico de entre 5.500 a 9.900 vehículos diarios.
Pero tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la anulación
por el Tribunal Constitucional de parte de un artículo de la Ley de Suelo de la
Región de Murcia por la que se querían desproteger hasta 11.000 hectáreas
de costa virgen para urbanizarlas hicieron que la media de vehículos pasara de
unos 4000 vehículos diarios en agosto de 2007 a unos cientos en 2012.
Como
expresaba la noticia, la gran urbanización de Marina de Cope que esperaba hasta
unas 20.000 plazas hoteleras y que iba a darle vida a la autopista ha sido, por
ahora, su 'verdugo'. Aunque yo prefiero pensar que la que ha ganado ha sido la
razón y la lucha por el medio ambiente frente al ladrillo y a la destrucción de
los espacios naturales.
Y sin entrar
en los pormenores de como se ha ido gestando la quiebra de esta autopista, que
casi puede extrapolarse a las de las demás, nos toca preguntarnos ¿y ahora qué?
El concurso
de acreedores no afecta al funcionamiento de la autopista, ya que en la mayoría
de los casos, y junto con las ayudas del estado, se pueden cubrir de momento
los de explotación y mantenimiento, pero no se registran beneficios económicos,
que es lo que a toda empresa de capital privado le interesa. Aunque, estas “pérdidas” afectan de
otra manera a las empresas, como la reciente caída
del 6% de la gran cosntructora FFC por la quiebra de la autopistaCartagena-vera.
El
Ministerio de Fomento, que anunció una reforma del sistema de concesión
de autopistas para evitar las quiebras pero que aún no se ha hecho
efectiva, tiene establecidas
dos tipos de ayudas para las autopistas de peaje que actualmente afrontan problemas
económicos y financieros. Por un lado se trata de las cuentas de compensación,
con las que buscan paliar la caída del tráfico, o más bien, el no haber
alcanzado nunca la cota para la que fueron proyectadas, y por otro la de los
préstamos participativos, que tratan de compensar el impacto de las
expropiaciones. ¿Y de dónde sale ese dinero? Pues mire su nómina (si es que aun
la tiene) o mire su cuenta bancaria y tendrá la respuesta. Lo que las empresas
concesionarias no ganan, lo paga usted.
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