Poco o nada parece que le haya importado a la "Lideresa" la sentencia del Tribunal Constitucional acerca de la construcción por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid de la RM-1 y del cierre norte de la M-50, ó como prefieren llamarlo, la M-61.
Y es que desde la Consejería de
Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, que dirige Pablo Caver, han señalado que las sentencias del Tribunal Constitucional (TC) sobre la
construcción de la Radial 1 (R1) no anula el proyecto y que el
Gobierno regional seguirá adelante con el mismo y que seguirán encargándose de dicho proyecto con el acuerdo del Ministerio de
Fomento, ya que el Tribual Constitucional sólo aclara de quién es la competencia.
También
han indicado que la sentencia establece que son necesarios mecanismos
de colaboración entre las administraciones y que esto es algo que se da
desde que llegó a Fomento el ex ministro José Blanco. No obstante, con el gobierno del Partido Popular en la Moncloa, reconocen que los contactos son más sólidos y constantes desde la
llegada del PP al Gobierno, por lo que no tardaremos en saber si, pese a los numerosos quebraderos de cabeza que están dando el resto de autopistas de peaje, se aprueba finalmente o no su construcción.
La "Lidera" sigue defendiendo la construcción de esta infraestructura utilizando argumentos que más bien suenan a chiste, y olvidándose de lo que han provocado el resto de radiales a la economía madrileña y nacional. Desde la Comunidad defienden que ya
tienen elaborado el estudio de impacto medioambiental aunque callan acerca de las 21 alegaciones interpuestas y aún sin respuesta en contra de dicha infraestructura, y comentan desde la Consejería que se trabaja
en la redacción de los pliegos (del proyecto de construcción), con el
fin de que pueda salir antes de finales de este año, por un coste de 120 millones, aunque haya algo turbio en el ambiente.
Tenemos a Esperanza Aguirre, como ya hiciera en su oposición contra la subida del IVA (aunque ahora no sepa donde meterse), empeñada en hacernos naufragar económica, social y medioambientalmente a todos los madrileños.
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