Lo supimos el mismo día de la Comunidad de Madrid, no sabemos si como regalo o para compensar la alegría de la festividad pero, Esperanza Aguirre anunció que ultima la propuesta para implantar el sistema de peaje en la mayoría o, al menos en parte, de las carreteras de titularidad regional, aunque éste proyecto no se implantará hasta que el ejecutivo de Mariano Rajoy no detalle el suyo.
Sin embargo, es
muy curioso enterarnos como
la política de la “Lideresa” cambia de un día para otro. ¡Y llamaban a Zapatero
improvisador! La propia Esperanza Aguirre, en el congreso regional del PP
celebrado durante el último fin de semana de Abril de 2012, y donde volvió a
salir reelegida para dirigir al PP madrileño, se
mostraba en contra de implantar peajes en las carreteras madrileñas, pero
tres días más tarde, anunciaba lo contrario. No es que nos asombre los cambios de parecer de la presidenta, la misma
tarde en la que se hacía pública la bestial subida de las tarifas del
transporte público en Madrid, ella negaba que el billete sencillo de metro y
autobús fuera a subir, o, incluso, viajando un poco más en el tiempo, todos
recordamos su incansable batalla contra la subida del IVA que el gobierno de
Zapatero implantó y a la que ella se opuso saliendo incluso a la calle a pedir
firmas contra esta subida fiscal, pero que, un par de años más tarde, calla
ante la próxima subida de este impuesto por parte del ejecutivo popular.
Pero más curioso
es que el Partido Popular de Madrid rechazara durante el congreso regional, el imponer
un peaje a las carreteras madrileñas ya construidas, pese a que, por las últimas
noticias la presidenta del PP y de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, llevaba
varias semanas estudiando el proyecto, y que allí se retractara de esto, para
luego, hacerlo público tres días después.
Pero en el Gobierno de la región siguen empeñados, a pesar de ir contra las
propias resoluciones de su congreso, en poner peajes en carreteras ya
construidas. ¿Y la razón? Pues fundamentalmente al elevado precio que se
paga por los peajes en la sombra, especialmente por la M-45, que construyó Alberto
Ruiz –gallardón, que Esperanza Aguirre ha querido rescatar en varias ocasiones
con la negativa de la concesionaria que prefiere continuar haciendo cobrando
unos cuantos años más como se acordó, y que cuesta a los madrileños cada año 80
millones de euros al año. Otras carreteras como la M-407 (Leganés – Griñón) y la M-501 (Carretera
de los Pantanos), cuestan a las arcas públicas 25 millones, mientras que el
resto de los otros 2.700
kilómetros de vías regionales cuesta mantenerlos 60
millones. Es decir que los que se llevan la mayor parte del presupuesto
dirigido a carreteras son los peajes en la sombra, que le salen muy rentables a
la constructora y cuestan muchísimo al Gobierno regional..
Sin embargo, salvo en la M-45,
que es una vía cuyo trayecto puede evitarse, al existir vías, como la M-50 o la M-40, de titularidad pública,
no podría implantarse peajes en el resto de carreteras (ya fueran autovías como
la M-501 o vías
rápidas como la M-100),
al no existir alternativas.
Quizás, habría que recordar al ejecutivo si el esfuerzo
inversor en la red de infraestructuras ha valido la pena, ya que se han
desdoblado vías o se han creado alternativas que poco o nada han mejorado la
vida diaria de los madrileños, y carreteras como la M-111 (M-100 – M-103) que sólo
han servido para llegar más rápido a los atascos diarios entre la M-100 y la A-1, o como su prolongación
hasta la M-50
que poco tráfico han recogido, y no se ha hecho un esfuerzo en construir medios
alternativos para el transporte colectivo como la tan prometida línea
de cercanías a Algete o a San Agustín de Guadalix que tanto descongestionarían
el tráfico en la A-1
o plataformas o carriles de vehículos de alta ocupación.
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