Conocíamos hace
unas horas que el consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid,
Pablo Cavero, ha afirmado
que la Comunidad
de Madrid tiene previsto implantar peajes "duros" en la M-61 (cierre norte de la M-50) y en la radial de la
carrera de Burgos (RM-1). ¡Sorpresa, sorpresa! ¿Es qué nos habían dicho en algún
momento que esas infraestructuras iban a ser públicas y que por tanto, su uso
iba a estar exento de cualquier pago además de los impositivos?¿Y a qué se
refieren con peajes “duros”? Pero, ya nos estamos acostumbrando,
desgraciadamente, a que la clase política utilice estos mecanismos para
hacernos creer que lo que ayer era viable y “gratis”, hoy no tenemos más
remedio que pagarlo. Pero, ayer, ni eran viables y “gratis” y hoy tampoco.
Pero mientras los
ciudadanos seguimos esperando a que la clase política gestione nuestro dinero
de la manera más beneficiosa e inteligente para todos, éstos siguen, como
sucedió en el último pleno de la Asamblea de
Madrid con el “Y tú
más” en el que los dos grande grupos políticos de la región se enzarzaron en
acusaciones sin que al final ninguno aportara ninguna clase de solución o
propuesta que nos haga la vida más fácil. Así mientras el Partido Popular
acusaba al Partido Socialista de que en su momento el ejecutivo del Sr.
Rodríguez Zapatero ya había valorado la implantación de peajes, el Partido
Socialista acusaba al Partido Popular de que la Comunidad de Madrid ya
se gasta en el mantenimiento de las carreteras de la comunidad unos 165
millones de euros que hace que los madrileños puedan disponer de una red
viaria “gratuita” (aunque de gratuita, nada, pues, al menos yo, lo veo
reflejado en las retenciones de mi nómina, por ejemplo), o de los “regalos” de
los peajes a la sombra de carreteras como la M-45 a las concesionarias que hoy se encuentran
en quiebra técnica.
Sin embargo, ni
unos, ni otros, se dan cuenta que el daño ya está hecho y que hay que aprender
de los errores. Que tanto el modelo de peajes a la sombra, como el de los peajes
directos y el de autovías/autopistas públicas para llegar a casi cualquier
parte no han funcionado. Que hay que buscar otros modelos de transporte, en el
que prime más el beneficio social, colectivo y medioambiental, al beneficio
individual y económico que es el imperante ahora mismo y que, en épocas de
crisis, se torna aún más insostenible. Proyectos como la radial RM-1 o el
cierre norte de la M-50
(M-61) se deberían valorar más en criterios de sostenibilidad sociales o
medioambientales que en económicos, pues si no, estaríamos cayendo de nuevo en
los mismos errores del pasado.
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