Hoy leemos en ABC
una entrevista a Esperanza Aguirre en la que declara que el próximo paso
del gobierno regional de la
Comunidad de Madrid es el de implantar peajes en las autovías
y vías rápidas con titularidad regional, a la sombra de lo que el Gobierno de Mariano Rajoy posiblemente anuncie mañana. De hacerlo, se atendería y antepondría
la petición de la patronal de la construcción, que ve aquí una forma de
recuperar los ingresos que van a perder las empresas de este sector por el
notable descenso del capítulo de inversiones en las distintas administraciones
del Estado y del tráfico en las autopistas de peaje.
La propuesta del Gobierno del Partido Popular de seguir aumentando la lista
de servicios públicos que se empezarán a cobrar, ha llegado al ámbito de la red
viaria, y Esperanza Aguirre, acérrima detractora de subir impuestos y de aumentar el IVA en la pasada legislatura, se oculta ahora tras la estela de
Mariano Rajoy y se sube al carro, incluso antes de la declaración oficial del
cobro de un 'peaje blando' en las autovías, que serviría para financiar el
mantenimiento y la conservación de estas infraestructuras, y anuncia que próximamente
se cobrará por el uso de autovías regionales como la M-45 o la M-501.
La “Lideresa” en la entrevista que publica hoy ABC declara que hoy hay que
recortar porque ayer se dieron “muchísimas subvenciones y gastamos en
muchísimas cosas”, pero ¿Qué cosas fueron estas?¿Planteó el gobierno regional, del
que ella era presidenta en época de vacas gordas, un sistema para evitar que más
adelante se llegara a tal situación? Por tanto, ¿por qué es necesario que los más
castigados por la crisis y el paro, como son las clases medias y bajas tengan
que soportar aún más los recortes y el repago de servicios como la Sanidad, la educación y,
en el caso que nos toca, el uso de la red viaria?
Esperanza Aguirre, hace unos días ya aclaraba que los recortes y ajustes en
la Comunidad
de Madrid no habían terminado, y según ella “no podemos sostener la sanidad, la
educación, los servicios sociales y el transporte con los ingresos que tenemos
ahora. Hay que aumentar los ingresos y reducir los gastos y eso no siempre es
fácil”. Lo que quiere decir que ella y su gabinete malgastó y ahora, es a los
ciudadanos a los que nos toca pagar sus errores.
Entre las autovías regionales que Esperanza Aguirre pretende cobrar con
peajes son la M-501
y la M-45, dos
autovías cuyo mantenimiento cuesta a las arcas públicas unos 30 millones de
euros al año, y que tan sólo han servido para el fomento de la política de uso
del vehículo privado que tanto gusta al PP, pues la primera, por ejemplo, sólo
sirve para enlazar los municipios del suroeste con la M-50 en el este, pero es que
para eso se construyó posteriormente la
M-50, es decir, duplicidad de vías para un mismo objetivo.
Pero no contenta con esto, la
"Lideresa" avanza que durante el próximo Consejo del Gobierno
Regional se abordarán los recortes en materia de transportes, no descartando ya
la privatización del metropolitano madrileño. Según Esperanza Aguirre “La Administración está
para regular y garantizar la calidad de los servicios públicos, pero no para
gestionar. Gestionamos muy mal... y muy caro”. En esto no le quito razón, porque tal como ha
actuado el PP en varias comunidades autónomas, que casualmente son las que más
deuda acumulan en el cómputo nacional, estos gobiernos gestores lo han hecho
francamente mal; pero por otro lado, una administración pública está para crear
y gestionar empresas públicas que por criterios económicos no son del interés
de entidades privadas, y parece que a los Gobiernos del PP este principio se
les ha olvidado.
De todas maneras, tal y
como se plantea este proyecto causará el rechazo y malestar entre los
ciudadanos sobre los que está recayendo todo el coste de la crisis. Y es que cambiar
ahora esta filosofía y pasar a considerar como de pago las autovías públicas no
sólo es una mala noticia para los contribuyentes sino una vuelta de tuerca que
resta credibilidad a los gobernantes y desanima a los gobernados. Además, inundar nuestras carreteras de
peajes supondría sacrificar por el camino la fluidez del tráfico, especialmente
los días festivos, puentes y las típicas Operaciones Salida y Regreso. Y esta
imposición será un método para fomentar el transporte público en cortas
distancias pero también será el del regreso a carreteras nacionales y
comarcales para evitar el pago, carreteras que por razones obvias no son tan
seguras y en las que además se produce un número superior de accidentes graves.
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