Al vicepresidente del Gobierno de Barkos, Manu Ayerdi, le ha tocado bailar con la más fea. Lo hace con resignación y pragmatismo: “Hay que trabajar para considerar todas las alternativas posibles. O hacemos frente a este problema, aunque sea impopular, o no le hacemos frente”. Es tan feo el problema que Ayerdi no quiere ni nombrarlo, pero se trata de que el Gobierno foral necesita ingresos para las arcas públicas y piensa buscarlos a través del establecimiento de peajes en las carreteras navarras.
El globo sonda del vicepresidente vino precedido de una potente presentación pública llena de gráficos y datos en la que se explica, con todo lujo de detalles, que durante años los gobiernos de UPN han invertido mucho menos de lo necesario en el mantenimiento de las carreteras. Ayerdi recurrió al argumento que más usaba el gabinete de Yolanda Barcina para describir la situación de Navarra: compararla con el resto de las comunidades.
En esta ocasión, al contrario de lo que ocurría con las comparaciones del gobierno regionalista, Navarra sale muy mal parada. Porque es la cuarta por la cola en cuanto al estado de los firmes de las carreteras, es la penúltima en señalización vertical y la cuarta por la cola, también, en cuanto a barreras de seguridad.
No obstante el panorama, el Gobierno de Barkos invertirá aún menos que el de Barcina en el mantenimiento de carreteras. Este año habrá 22 millones para dicho fin, cuando en 2015 se destinaron 23,3 millones. Ayerdi calcula en cerca de 70 millones los necesarios cada año para un óptimo mantenimiento de la red. Pero no hay “disponibilidad presupuestaria” para destinar los 50 millones que faltan. Así que el Gobierno estudia de dónde sacarlos.
Y aquí llega el baile con la cuestión más fea, los peajes. Un concepto que no aparece ni una vez en el acuerdo programático que sustenta el Gobierno de Barkos. Más bien al contrario, lo que recoge el documento en el capítulo de movilidad es “analizar la situación actual del tramo de la A-15 Pamplona-Tudela y valorar las posibilidades de su reversión a lo público, al objeto de que pueda ser gratuita”.
Por eso la sugerencia de Ayerdi de que “se estudiarán todas las posibilidades de financiación” de las carreteras ya hizo saltar las alertas en dos de sus socios de gobierno. “No nos gustan los peajes en la sombra, y tampoco los peajes al sol”, previno por parte de Podemos Carlos Couso. “Si hay que buscar ingresos, debe ser a través de una fiscalidad más justa y redistributiva. Los peajes son copago”, señaló José Miguel Nuin, de IE.
La postura de Bildu, sin embargo, no fue tan tajante. La coalición abertzale ya ha gobernado en Guipúzcoa y le ha tocado bailar con la fea cuestión de los peajes, así que, en un ejercicio de empatía con el vicepresidente Ayerdi, propone crear una ponencia en el Parlamento para estudiar “la cuestión amplia del transporte en Navarra” y decidir entonces sobre si son o no necesarios los peajes. Pero Bildu no se cierra en banda a establecerlos.
Resulta muy llamativa la evolución histórica que han registrado los distintos partidos políticos con respecto a la gratuidad o el pago por el uso de las carreteras en Navarra. Todos sin excepción han mantenido un discurso oficial con el que no han terminado de ser coherentes a la hora de sustentarlo con sus votos. Basta con recurrir a los diarios de sesiones del Parlamento foral de hace casi 20 años para comprobarlo.
El 27 de octubre de 1999, actuando como portavoz de Euskal Herritarrok, Pablo Muñoz (actualmente gerente de la empresa pública Ganasa), presentó su proposición de ley para “conseguir que todas las vías de comunicación rodada, es decir, carreteras, autovías y autopistas, estén libres de peaje y permeabilizadas y sean gestionadas directamente por las instituciones públicas”. Bildu pidió por ley la gratuidad y permeabilidad de todas las carreteras de Navarra, pero eso ocurrió hace muchos años y hoy se aviene a estudiar la implantación de peajes.
En aquel mismo pleno, José Manuel Goikoetxea, en nombre del PNV, recordó que su grupo había recogido en su programa electoral la gratuidad de la A-15 y apoyó la ley de EH, a pesar de no estar del todo de acuerdo con su contenido. Es decir, el partido en el que milita el vicepresidente Ayerdi llevaba hace casi 20 años como promesa electoral la eliminación del peaje de la A-15, aunque ahora estudia cobrar por el uso de otras vías que, de momento, son gratuitas.
Llama igualmente la atención la postura mantenida entonces por los socialistas navarros. Su portavoz en aquellas fechas, Juan José Lizarbe, votó en contra de la ley para que todas las carreteras fueran gratuitas a pesar de que en la reciente campaña electoral uno de sus eslóganes más repetidos fue el de “A-15 gratis ya”. Esta reivindicación, la de eliminar el peaje de la, ahora, AP-15, ha sido una constante en el discurso oficial del PSN, al igual que ha sido una constante socialista votar a favor de la supresión de dicho peaje, excepto cuando se trataba de iniciativas parlamentarias de obligado cumplimiento.
En cuanto a UPN, el titular de Fomento en aquellas fechas, José Ignacio Palacios, rechazó la propuesta abertzale por “ilegal, irrealizable, demagógica y hecha de cara a la galería”. Para los regionalistas era irrealizable entonces la gratuidad de las carreteras en Navarra, y en la actualidad se mantienen en la misma posición. En la Comunidad foral debía haber peajes, según UPN, pero en las carreteras que comunican con Guipúzcoa, no. Exactamente igual que ahora.
Una de las críticas más reiteradas del actual Gobierno de Uxue Barkos hacia la gestión de los gabinetes regionalistas predecesores ha sido la de haber empleado la fórmula del peaje en la sombra (el Gobierno se endeuda con una empresa privada que financia, construye y explota la vía de gran capacidad, y a la que el Gobierno devuelve después la deuda contraída a través de un canon anual) para construir grandes vías.
Los gobiernos de UPN recurrieron a esta financiación privada en el caso de la Autovía del Pirineo y en la Autovía del Camino. No sólo Geroa Bai se ha opuesto a esta fórmula de financiación. Todos los grupos la han rechazado a lo largo de su trayectoria política. Excepto UPN, que es quien la llevó a cabo.
De hecho, en junio de 2001, el Pleno del Parlamento debatía las enmiendas a la totalidad de todos los grupos de la oposición a la ley del Gobierno para financiar con la fórmula del peaje en la sombra la autovía Pamplona-Logroño. Y, aunque sólo el Gobierno de UPN, y CDN, apoyaron explícitamente esta fórmula, el resto de los grupos de la oposición no fue capaz de ponerse de acuerdo para anularla, a pesar de que podían sumar la mayoría parlamentaria para hacerlo.
Además, en esa misma sesión, se debatía la toma en consideración de una ley foral de uso y explotación de las carreteras del PSN en la que el socialista Jorge Mori pidió el voto favorable de la Cámara para hacer la A-15 gratis por ley y obtuvo el apoyo de todos los partidos (EH, IU, CDN, EA-PNV y Batzarre), menos el de UPN. La norma quedó posteriormente vacía de contenido durante su trámite en la Cámara por desacuerdos entre los grupos de la oposición.
El 9 de junio de 2005, cuatro años más tarde, era el parlamentario de Aralar Txentxo Jiménez quien recogía el relevo de reclamar, una vez más, la gratuidad de la A-15 a través de una moción. “Ésta estará a punto de convertirse en una de las reivindicaciones más viejas de esta Comunidad”, ironizó el abertzale. “Hasta conseguirla, si hace falta, seguiremos curso político tras curso político trayéndola a este Parlamento, convencidos de que es justa, es una demanda para el conjunto de la sociedad”. Pero no fue hasta el 3 de abril de 2008, casi tres años después, cuando Jiménez, ya integrado en Nafarroa Bai, volvió a defender la gratuidad de la A-15 en Navarra.
Y lo hizo, precisamente, porque los socialistas pretendían que el Parlamento foral instase a la Diputación de Guipúzcoa a no establecer peaje en su tramo de la A-15. “Si estamos pidiendo que no se ponga peaje de Irurtzun a Andoáin, ni de Andoáin a Donosti o a Irún, pidamos que se libere el peaje entre Pamplona e Irurtzun”, reclamó el nacionalista. No convenció esta vez a nadie, y la moción del PSN se aprobó con los votos a favor de todos los grupos y la abstención de NaBai.
Cinco años después, el 28 de junio de 2013, UPN tomó la voz cantante para rechazar en la Cámara los peajes que la Diputación de Guipúzcoa, gobernada por Bildu, planeaba para la N-1, la A-15 y la N-121-A. Sólo Bildu intervino en contra de la moción, aunque finalmente se abstuvo. “Hay un serio e importante problema de financiación de infraestructuras viarias en todos los sitios”, señaló Koldo Amézketa para justificar el anuncio de Bildu en Guipúzcoa, “y en Europa hay movimientos muy importantes tendentes a nuevas formas de financiación a través de los usuarios”, advirtió.
Las palabras que el portavoz de Bildu pronunció hace tres años resultaron preclaras. El vicepresidente Ayerdi las retomó hace unos días al recordar que “Europa nos está diciendo que nos pongamos las pilas y que pensemos en sistemas que generan ingreso.
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