Dos años y medio después de marear la perdiz, volvemos al punto de partida. Los únicos peajes que se seguirán cobrando esta legislatura en Gipuzkoa, salvo sorpresa mayúscula, seguirán siendo los de la AP-8 y AP-1.
El pleno de las Juntas Generales del pasado 15 de enero tumbó, con los votos de PNV, PSE y PP, el proyecto de la Diputación de cobrar a los camiones en la N-I, autovía de Navarra (A-15), Endarlatza (N-121-A) y en Deskarga (GI-632), aunque en este último caso cabría esperar un acuerdo in extremis para salvar la papeleta con los bancos.
El proyecto estrella del departamento de Larraitz Ugarte ha naufragado tras dos años y medio de continuas polémicas. En la debacle han confluido tres factores. El primero ha sido la prepotencia con la que llegó Bildu al gobierno de la Diputación. Aupado por unos excelentes resultados electorales, interiorizó que podía hacer tabla rasa del legado que provenía de la pasada legislatura. En este esquema, enterrar el peaje para camiones de Etxegarate era una perita en dulce.
Para lograr este objetivo, no dudó en pactar con el PP y Aralar. Y este ha sido el segundo factor que ha contribuido al batacazo del Ejecutivo de Garitano. Bildu se apoyó en el PP para promover una ponencia de la que debía haber salido un plan de financiación para las carreteras guipuzcoanas. La coalición, una vez aterrizada en la realidad, comprobó que los créditos contraídos por Bidegi (900 millones de euros) requerían un incremento en la recaudación.
Sin embargo, el acuerdo contra natura entre la izquierda abertzale y los populares para cuadrar las cuentas mediante nuevos peajes no salió bien. Después de incontables reuniones, consultas a expertos y polémicas de todo tipo la ponencia, tras varias prórrogas, se saldó con un fracaso absoluto. Los votos de Bildu, PP y Aralar hubieran bastado para aprobar en las Juntas una propuesta común, pero fue imposible consensuarla.
Concluida la ponencia, a la Diputación no le quedó más remedio que intentar pactar con los demás grupos de la oposición, pero las diferencias con el PSE y el PNV cortocircuitaron cualquier acercamiento. La política de tierra quemada practicada hacia los jeltzales y, en menor medida, con los socialistas, ha sido el tercer factor que explica el varapalo.
Ugarte al inicio de la legislatura se lanzó en tromba contra el PNV. La diputada denunció los sobrecostes que se habían abonado en Bidegi durante el mandato de los jeltzales y en una rueda de prensa dejó en el aire la siguiente pregunta: «¿A dónde ha ido el dinero?» El enfado en el GBB fue supino.
A este dardo siguieron otros, como la denuncia de facturas desaparecidas y luego aparecidas... La impulsiva Ugarte causó un incendio y las brasas le han perseguido durante todos estos meses.
En resumen, la diputada ha llegado a este punto de la legislatura con un plan de peajes que ha soliviantado a la oposición y también a parte del mundo sociológico de la izquierda abertzale, como el sindicato de transportistas autónomos (Hiru).
Ugarte, consciente de la que se le venía encima, ha lanzado en las últimas semanas mensajes conciliadores con vistas a lograr un cambio de cara al pleno del pasado 15 de enero. Incluso se mostró dispuesta a pactar un desarrollo de su plan de peajes por fases, pero todo fue en vano. La diputada también apeló a la «responsabildad» de la oposición para evitar que Bidegi no pueda afrontar los pagos de los préstamos. Su llamada tampoco surtió efecto. Llegados a este punto. ¿Qué se puede esperar del año y medio que queda de legislatura? ¿Se pondrá sobre la mesa una nueva propuesta de peajes?
A día de hoy estas preguntas no tienen respuesta, porque los propios partidos carecen de una estrategia para los próximos meses. En principio, parece improbable que el Ejecutivo de Garitano o la oposición presenten un nuevo plan de peajes integral para Gipuzkoa.
Ugarte considera que ya ha cumplido. La diputada no se cansa de repetir que ha actuado con responsabilidad, elaborando un plan para solucionar un problema financiero que «han creado otros». La diputada subraya que se le pidió que presentara un plan de peajes «y lo hemos hecho». Por tanto, si Bidegi quiebra, podrá echar la culpa a la oposición.
PNV, PSE y PP tampoco están por la labor de sacarle las castañas del fuego. Consideran que presentar una propuesta corresponde al Ejecutivo de Bildu. El PNV ya le ha adelantado que bastaría con que apoyara el peaje de Etxegarate para contar con el voto jeltzale, pero este canon es tabú para Ugarte.
No obstante, si bien la oposición no pondrá sobre la mesa un plan elaborado, sí es probable que antes de que termine la legislatura se lancen globos sonda sobre alternativas que, en todo caso, deberán esperar a la formación del siguiente gobierno, en 2015, para que se desarrollen.
Lo curioso de este asunto es que existe unanimidad en el diagnóstico. Todos los grupos coinciden en que los guipuzcoanos no tenemos que seguir pagando en solitario el mantenimiento de una red viaria que es utilizada cada dia por 10.000 camiones en tránsito internacional. Desde Bildu hasta el PP, pasando por PNV y PSE, se coincide en señalar que estos vehículos pesados deben pagar peaje para contribuir a la financiación de la red. La cuestión es cómo.
Diario Vasco.com 03/02/2014
El pleno de las Juntas Generales del pasado 15 de enero tumbó, con los votos de PNV, PSE y PP, el proyecto de la Diputación de cobrar a los camiones en la N-I, autovía de Navarra (A-15), Endarlatza (N-121-A) y en Deskarga (GI-632), aunque en este último caso cabría esperar un acuerdo in extremis para salvar la papeleta con los bancos.
El proyecto estrella del departamento de Larraitz Ugarte ha naufragado tras dos años y medio de continuas polémicas. En la debacle han confluido tres factores. El primero ha sido la prepotencia con la que llegó Bildu al gobierno de la Diputación. Aupado por unos excelentes resultados electorales, interiorizó que podía hacer tabla rasa del legado que provenía de la pasada legislatura. En este esquema, enterrar el peaje para camiones de Etxegarate era una perita en dulce.
Para lograr este objetivo, no dudó en pactar con el PP y Aralar. Y este ha sido el segundo factor que ha contribuido al batacazo del Ejecutivo de Garitano. Bildu se apoyó en el PP para promover una ponencia de la que debía haber salido un plan de financiación para las carreteras guipuzcoanas. La coalición, una vez aterrizada en la realidad, comprobó que los créditos contraídos por Bidegi (900 millones de euros) requerían un incremento en la recaudación.
Sin embargo, el acuerdo contra natura entre la izquierda abertzale y los populares para cuadrar las cuentas mediante nuevos peajes no salió bien. Después de incontables reuniones, consultas a expertos y polémicas de todo tipo la ponencia, tras varias prórrogas, se saldó con un fracaso absoluto. Los votos de Bildu, PP y Aralar hubieran bastado para aprobar en las Juntas una propuesta común, pero fue imposible consensuarla.
Concluida la ponencia, a la Diputación no le quedó más remedio que intentar pactar con los demás grupos de la oposición, pero las diferencias con el PSE y el PNV cortocircuitaron cualquier acercamiento. La política de tierra quemada practicada hacia los jeltzales y, en menor medida, con los socialistas, ha sido el tercer factor que explica el varapalo.
Ugarte al inicio de la legislatura se lanzó en tromba contra el PNV. La diputada denunció los sobrecostes que se habían abonado en Bidegi durante el mandato de los jeltzales y en una rueda de prensa dejó en el aire la siguiente pregunta: «¿A dónde ha ido el dinero?» El enfado en el GBB fue supino.
A este dardo siguieron otros, como la denuncia de facturas desaparecidas y luego aparecidas... La impulsiva Ugarte causó un incendio y las brasas le han perseguido durante todos estos meses.
En resumen, la diputada ha llegado a este punto de la legislatura con un plan de peajes que ha soliviantado a la oposición y también a parte del mundo sociológico de la izquierda abertzale, como el sindicato de transportistas autónomos (Hiru).
Ugarte, consciente de la que se le venía encima, ha lanzado en las últimas semanas mensajes conciliadores con vistas a lograr un cambio de cara al pleno del pasado 15 de enero. Incluso se mostró dispuesta a pactar un desarrollo de su plan de peajes por fases, pero todo fue en vano. La diputada también apeló a la «responsabildad» de la oposición para evitar que Bidegi no pueda afrontar los pagos de los préstamos. Su llamada tampoco surtió efecto. Llegados a este punto. ¿Qué se puede esperar del año y medio que queda de legislatura? ¿Se pondrá sobre la mesa una nueva propuesta de peajes?
A día de hoy estas preguntas no tienen respuesta, porque los propios partidos carecen de una estrategia para los próximos meses. En principio, parece improbable que el Ejecutivo de Garitano o la oposición presenten un nuevo plan de peajes integral para Gipuzkoa.
Ugarte considera que ya ha cumplido. La diputada no se cansa de repetir que ha actuado con responsabilidad, elaborando un plan para solucionar un problema financiero que «han creado otros». La diputada subraya que se le pidió que presentara un plan de peajes «y lo hemos hecho». Por tanto, si Bidegi quiebra, podrá echar la culpa a la oposición.
PNV, PSE y PP tampoco están por la labor de sacarle las castañas del fuego. Consideran que presentar una propuesta corresponde al Ejecutivo de Bildu. El PNV ya le ha adelantado que bastaría con que apoyara el peaje de Etxegarate para contar con el voto jeltzale, pero este canon es tabú para Ugarte.
No obstante, si bien la oposición no pondrá sobre la mesa un plan elaborado, sí es probable que antes de que termine la legislatura se lancen globos sonda sobre alternativas que, en todo caso, deberán esperar a la formación del siguiente gobierno, en 2015, para que se desarrollen.
Lo curioso de este asunto es que existe unanimidad en el diagnóstico. Todos los grupos coinciden en que los guipuzcoanos no tenemos que seguir pagando en solitario el mantenimiento de una red viaria que es utilizada cada dia por 10.000 camiones en tránsito internacional. Desde Bildu hasta el PP, pasando por PNV y PSE, se coincide en señalar que estos vehículos pesados deben pagar peaje para contribuir a la financiación de la red. La cuestión es cómo.
Diario Vasco.com 03/02/2014
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