El Gobierno busca una salida para salvar el agujero de más de 3.500 millones que tienen las ocho autopistas de peaje que están en situación de quiebra, la mayor parte de ellas -como las vías radiales de Madrid- impulsadas cuando el hoy líder de Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, estaba al frente de Fomento. El departamento que ahora dirige Ana Pastor y el de Hacienda manejan dos opciones.
La primera de ellas, que cuenta con el visto bueno de las concesionarias y de los bancos acreedores, consiste en la constitución de una empresa semipública para rescatar estas vías de pago, cuyo volumen de tráfico están muy lejos de los calculados en el momento en que se produjeron las adjudicaciones.
La otra alternativa es lo que fuentes gubernamentales definen como "liquidación ordenada" de las sociedades que explotan las autovías de pago que han entrado en suspensión de pagos. Esta opción obligaría al Estado a hacer frente a una responsabilidad patrimonial que se calcula en unos 4.000 millones de euros.
La última autopista de la época de Cascos en Fomento que ha entrado en suspensión de pagos es la que une Madrid con la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas. OHL, la constructora que ostenta la concesión, acumula una deuda de 550 millones de euros. Las previsiones de tráfico se quedaron muy por debajo de las reales. En 2012, la vía fue utilizada por una media de 7.200 vehículos al día, cuando se esperaba que alcanzase los 25.000. "Sólo van por ahí los que se equivocan", asegura una asturiana que se desplaza habitualmente desde el centro de Madrid al aeropuerto.
Otro caso paradigmático del fracaso de las autopistas de peaje que fueron impulsadas cuando Cascos era ministro es el de la vía que une Ocaña, en Toledo, con La Roda, en Albacete, a través de una vía de peaje de 119,38 kilómetros de longitud. La sociedad concesionaria -participada por Ferrovial, Sacyr y la Kutxa- solicitó el concurso tras no lograr un acuerdo bancario para renegociar el préstamo sindicado de 522 millones de euros que logró justo después de una concesión firmada por el hoy líder de Foro a comienzos de 2004, poco antes de dejar el Ministerio.
La intensidad media de tráfico en esta vía (AP-36), al igual que sucede con la que va a la terminal aérea de Barajas, se quedó muy lejos de la prevista cuando se procedió a la firma del contrato. Los cálculos apuntaban a unos picos diarios de 20.000 vehículos y la autovía cerró 2011 por debajo de los 4.000 movimientos al día.
Las radiales de Madrid, así como la vía de pago Madrid-Toledo, también entraron en concurso de acreedores. Todas ellas acumulaban un pasivo de 2.171 millones de euros cuando quebraron. Además, la concesionaria de la vía de peaje entre Cartagena y Vera acudió al concurso antes la imposibilidad de refinanciar con las entidades bancarias una deuda que, en su caso, llegaba a los 550 millones de euros.
La ministra de Fomento, Ana Pastor, todavía no ha explicado como solventará el "agujero" de los peajes heredado de Cascos. Lo único que ha dejado claro es que el rescate de las concesionarias no saldrá del bolsillo de los ciudadanos.
La Nueva España.es 18/02/2014
La primera de ellas, que cuenta con el visto bueno de las concesionarias y de los bancos acreedores, consiste en la constitución de una empresa semipública para rescatar estas vías de pago, cuyo volumen de tráfico están muy lejos de los calculados en el momento en que se produjeron las adjudicaciones.
La otra alternativa es lo que fuentes gubernamentales definen como "liquidación ordenada" de las sociedades que explotan las autovías de pago que han entrado en suspensión de pagos. Esta opción obligaría al Estado a hacer frente a una responsabilidad patrimonial que se calcula en unos 4.000 millones de euros.
La última autopista de la época de Cascos en Fomento que ha entrado en suspensión de pagos es la que une Madrid con la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas. OHL, la constructora que ostenta la concesión, acumula una deuda de 550 millones de euros. Las previsiones de tráfico se quedaron muy por debajo de las reales. En 2012, la vía fue utilizada por una media de 7.200 vehículos al día, cuando se esperaba que alcanzase los 25.000. "Sólo van por ahí los que se equivocan", asegura una asturiana que se desplaza habitualmente desde el centro de Madrid al aeropuerto.
Otro caso paradigmático del fracaso de las autopistas de peaje que fueron impulsadas cuando Cascos era ministro es el de la vía que une Ocaña, en Toledo, con La Roda, en Albacete, a través de una vía de peaje de 119,38 kilómetros de longitud. La sociedad concesionaria -participada por Ferrovial, Sacyr y la Kutxa- solicitó el concurso tras no lograr un acuerdo bancario para renegociar el préstamo sindicado de 522 millones de euros que logró justo después de una concesión firmada por el hoy líder de Foro a comienzos de 2004, poco antes de dejar el Ministerio.
La intensidad media de tráfico en esta vía (AP-36), al igual que sucede con la que va a la terminal aérea de Barajas, se quedó muy lejos de la prevista cuando se procedió a la firma del contrato. Los cálculos apuntaban a unos picos diarios de 20.000 vehículos y la autovía cerró 2011 por debajo de los 4.000 movimientos al día.
Las radiales de Madrid, así como la vía de pago Madrid-Toledo, también entraron en concurso de acreedores. Todas ellas acumulaban un pasivo de 2.171 millones de euros cuando quebraron. Además, la concesionaria de la vía de peaje entre Cartagena y Vera acudió al concurso antes la imposibilidad de refinanciar con las entidades bancarias una deuda que, en su caso, llegaba a los 550 millones de euros.
La ministra de Fomento, Ana Pastor, todavía no ha explicado como solventará el "agujero" de los peajes heredado de Cascos. Lo único que ha dejado claro es que el rescate de las concesionarias no saldrá del bolsillo de los ciudadanos.
La Nueva España.es 18/02/2014
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