Mientras el Gobierno de Esperanza Aguirre recorta en los comedores escolares, en la dependencia, libros de texto o en los turnos de oficio en los juzgados, mantiene la construcción de una nueva autopista radial de peaje, la R-1.
Si no hubiera bastante con el fiasco que han supuesto el resto de carreteras radiales de peaje de Madrid, de nula viabilidad, y que ahora piden ayudas oficiales para subsistir, el gobierno regional sigue dando vueltas a este proyecto que al final nos costará dinero a todos.
¿He dicho a todos? No, a todos no. El negocio de las radiales está en construirlas, adjudicándoselas a grandes compañías o a utes constituidas al efecto. Luego entran en pérdidas, se les ayuda económicamente argumentando el descalabro que supondría su cierre y así se desvía dinero de los ciudadanos para los beneficiados por la autopista de peaje. Mejor no empezarlas.
Sin embargo, si no llega a ser porque el Tribunal Constitucional ha tumbado el proyecto de la Comunidad, estaríamos viendo dentro de poco las excavadoras por la zona.
Un despropósito más de gobiernos partidistas que entienden el progreso de forma noeliberal y apoyan proyectos ruinosos desde su nacimiento.
Como la manida ciudad del juego, Eurovegas, que pretende construir Sheldon Adelson en Madrid. Se le llena la boca de puestos de trabajo a las autoridades, auguran que hasta 200.000, que luego se convertirán en unos pocos miles con suerte. A cambio estarían dispuestos a cambiar leyes y ordenanzas para extender la alfombra roja a este magnate de la ruleta y el bacarrá. Un poco de cordura y sentido común desbaratan estos proyectos.
Mientras la crisis aprieta, pero parece que solo a una parte de la sociedad. Por ejemplo, se han retirado el 100% de las subvenciones, la friolera de 174.093 euros, para representaciones teatrales en las juntas de distrito de Madrid. La retirada del apoyo a estas manifestaciones artísticas, las más próximas a los ciudadanos y las más accesibles, no hace sino ahondar la brecha cultural entre los que pueden pagar una entrada para un espectáculo en la Gran Vía o viajar al Metopolitan de Nueva York.
Durante el mandato de Enrique Tierno en la alcaldía, fueron precisamente este tipo de actividades de barrio las que revolucionaron la vida cultural y parieron la movida madrileña, movimiento que puso en boca de todos la ciudad de Madrid y que aún se recuerda.
Los recortes son imprescindibles, pero que se recorte en autovías o casinos, no en servicios a los ciudadanos.
Si no hubiera bastante con el fiasco que han supuesto el resto de carreteras radiales de peaje de Madrid, de nula viabilidad, y que ahora piden ayudas oficiales para subsistir, el gobierno regional sigue dando vueltas a este proyecto que al final nos costará dinero a todos.
¿He dicho a todos? No, a todos no. El negocio de las radiales está en construirlas, adjudicándoselas a grandes compañías o a utes constituidas al efecto. Luego entran en pérdidas, se les ayuda económicamente argumentando el descalabro que supondría su cierre y así se desvía dinero de los ciudadanos para los beneficiados por la autopista de peaje. Mejor no empezarlas.
Sin embargo, si no llega a ser porque el Tribunal Constitucional ha tumbado el proyecto de la Comunidad, estaríamos viendo dentro de poco las excavadoras por la zona.
Un despropósito más de gobiernos partidistas que entienden el progreso de forma noeliberal y apoyan proyectos ruinosos desde su nacimiento.
Como la manida ciudad del juego, Eurovegas, que pretende construir Sheldon Adelson en Madrid. Se le llena la boca de puestos de trabajo a las autoridades, auguran que hasta 200.000, que luego se convertirán en unos pocos miles con suerte. A cambio estarían dispuestos a cambiar leyes y ordenanzas para extender la alfombra roja a este magnate de la ruleta y el bacarrá. Un poco de cordura y sentido común desbaratan estos proyectos.
Mientras la crisis aprieta, pero parece que solo a una parte de la sociedad. Por ejemplo, se han retirado el 100% de las subvenciones, la friolera de 174.093 euros, para representaciones teatrales en las juntas de distrito de Madrid. La retirada del apoyo a estas manifestaciones artísticas, las más próximas a los ciudadanos y las más accesibles, no hace sino ahondar la brecha cultural entre los que pueden pagar una entrada para un espectáculo en la Gran Vía o viajar al Metopolitan de Nueva York.
Durante el mandato de Enrique Tierno en la alcaldía, fueron precisamente este tipo de actividades de barrio las que revolucionaron la vida cultural y parieron la movida madrileña, movimiento que puso en boca de todos la ciudad de Madrid y que aún se recuerda.
Los recortes son imprescindibles, pero que se recorte en autovías o casinos, no en servicios a los ciudadanos.
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