Según el proyecto presentado el pasado 10 de Noviembre de 2011 por el consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, Antonio Beteta, con esta alternativa de peaje el Ejecutivo tratará de aliviar los problemas de congestión de tráfico que arrastra la A-1.
Para este proyecto será necesario construir medio centenar de estructuras, siete de ellas viaductos, que servirán para superar los obstáculos del terreno y que comunicará las localidades de Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Algete, Cobeña, Fuente El Saz y El Molar.
Será una autopista de 24,6 kilómetros con dos carriles por sentido desde la M-40 hasta la M-12 que culminará en la variante de El Molar y conectará la M-40, la M-50, la M-100 y la propia circunvalación de El Molar. Para ello, discurrirá en paralelo a la A-1 a la derecha de esta.
Según Beteta, la Comunidad espera que la R-1 suponga "un paso definitivo" para "evitar las retenciones" que se producen en los accesos a Madrid desde la zona norte, especialmente, en torno al kilómetro 20, en la zona de San Sebastián de los Reyes. El coste inicial será de 120 millones de euros que se pagará con un peaje que cobrará la empresa concesionaria y se adjudicará a quien vaya a cobrar menos a los ciudadanos.
Pero analicemos ahora el trazado y sus enlaces de norte a sur, que será el recorrido más usual para aquellos ciudadanos que vayan cada día desde su residencia hasta su lugar de trabajo:
- De la conexión con la Variante de El Molar hasta el enlace de El Molar: Este tramo, que conectará la RM-1 con A-1 serviría y daría servicio a aquellos ciudadanos que se muevan del norte de la comunidad desde poblaciones como El Vellón, Venturada, La Cabrera o Buitrago de Lozoya y sus zonas residenciales, así como al transporte de mercancías que vengan desde el Norte. La desventaja de este tramo se debe a que esta zona suele sufrir pocas retenciones, por lo que seguramente sea poco utilizada, y menos, si como es habitual, esta población suele utilizar el transporte para moverse hacia las zonas industriales o de servicios de Alcobendas o San Sebastián de los Reyes.
La única ventaja posible sería el eliminar de la A-1 todo el tráfico rodado de mercancía que va hacia el aeropuerto de Barajas y el Corredor del Henares, pues tendrían una conexión directa con la M-50. Aún así, viendo como se han desarrollado con el resto de radiales, es una alternativa que muy pocos transportistas valorarán.
- Del enlace de El Molar hasta el enlace de Santo Domingo: Dará servicio a aquellos que entren por la conexión con la Variante de El Molar y a los vecinos de El Molar y Pedrezuela. Sin embargo, la conexión con estos municipios no parece ser muy rentable, ya que dichas poblaciones (unos 12.000 habitantes en total) no disponen de población suficiente como para justificar una salida directa a una autopista de peaje. Además, durante este tramo la RM-1 alcanza el valle del Jarama, recorriendo el lado izquierdo del valle, destruyendo a su paso zona de encinares y monte bajo. Otra de los argumentos, es que, mientras poblaciones como Talamanca de Jarama o Valdetorres y sus zonas residenciales podrán observar a lo lejos la Autopista de peaje, no podrán utilizarla, ya que no se enlazará la M-103 con esta vía, aún atravesando sus términos municipales. Teniendo los ciudadanos de estos municipios que llegar hasta la M-100 para poder acceder a la RM-1, y esta vía suele estar muy colapsada en horas punta, por lo que se justifica que no sea necesaria la construcción de esta vía de peaje.
- Del enlace de Santo Domingo al enlace con la M-100: Las urbanizaciones de Santo Domingo y Ciudalcampo y quizás vecinos de San Agustín de Guadalix y, en caso de eventos en el Circuito de Carreras de Jarama, los que accedan a él, serán los posibles usuarios. Sin embargo, la RM-1, pasará en este tramo del margen izquierdo del Jarama, al derecho, y además, los más afectados por las obras y posteriormente el tráfico de dicha autopista serán los vecinos de la urbanización de Santo Domingo, cambiando radicalmente el paisaje de una ribera a una zona urbanizada.
Además, atravesará el término municipal de Fuente el Saz y Algete, sin que estos no
tengan acceso a dicha autopista hasta el enlace de la M-100. Coincide además, que la
M-111 fue desdoblada hace unos años a dos carriles por sentido entre Fuente el Saz y
la M-100, por lo que zonas de alto valor ecológico como es el Soto del Duque quedaría
atrapada entre dos vías, con el consecuente impacto ambiental sobre esta zona.
- Del enlace con la M-100 hasta el enlace con la M-50: Es el tramo que menos utilizarán los conductores que vengan por la M-111 desde Fuente el Saz y los municipios del norte, así como los conductores que vengan desde la M-100 como Cobeña y Algete, ya que la M-111 fue desdoblada en dos carriles igualmente desde la M-100 hasta el enlace con la M-50.
Además, la RM-1, atravesará el término municipal de San Sebastián de los Reyes, sin
que urbanizaciones como La Granjilla o Fuente el Fresno tengan acceso directo. No
debemos olvidar que la RM-1 vuelve al margen izquierdo del Jarama, atravesando
zonas de alto valor ecológico.
- Del enlace con la M-50 hasta conexión con M-12: Este es uno de los tramos donde queda evidente que esta autopista se realiza con ánimo especulatorio, pues ya existe una autopista de peaje que recorre el mismo tramo y que además, tampoco tiene una alta densidad de tráfico, es la R-2.
- De la conexión de la M-12 hasta M-40: Es la parte menos clara del proyecto. La M-12 es la antigua carretera que unía Barajas y Alcobendas, para dar servicio norte a la Terminal T-4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas. Sin embargo, aunque no es de peaje, para poder acceder a la M-40, utiliza unos túneles de peaje por debajo del parque Juan Carlos I enlazando con la M-40 a la altura de la Avenida de Logroño, zona ya de por sí colapsada.
Así queda demostrado que la RM-1 no es sólo un proyecto que el Gobierno de la Comunidad de Madrid no ha explicado claramente al ciudadano, si no que, además, tiene un cierto aspecto especulatorio, ya que el tráfico de la A-1 no justifica en ningún caso la construcción de una autopista de peaje, además de degradar zonas de alto valor ecológico como las márgenes del Jarama, zonas de monte bajo y encinares.
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