martes, 16 de diciembre de 2014

Subir los peajes cuestiona el futuro de las autopistas

La decisión de la patronal de las autopistas españolas de proponer que no se aplique ningún incremento en los peajes con la llegada del nuevo año parece apropiada y debe tenerse en cuenta que ya hay varias que están sumidas en profundas crisis. El proceso de aplicar cada 1 de enero una actualización de los precios ha generado un notable incremento en unos años en los que la crisis no ha permitido incrementos en los ingresos de los particulares o empresas que son usuarios de este tipo de vías de pago. La coyuntura provoca un desajuste cada vez más notable que ha generado como primera y evidente consecuencia que las autopistas hayan perdido una parte muy notable de usuarios con respecto a lo que solían los registros medios de otros años.

Las vías de peaje que no disponían de unas garantías de usuarios importantes incluso han acabado por entrar en unas crisis tan evidentes que el Gobierno tuvo que salir en su rescate.

Fue un camino erróneo el elegido porque se trasladó el tráfico hacia las vías que circulan paralelas a las autopistas, por carreteras que como mínimo no cuentan con las mismas condiciones de seguridad y que normalmente ya presentan una volumen importante de circulación como ocurre en el caso de la provincia de León con los enlaces hacia Astorga y Asturias por la N-120 o la N-630. Las autopistas habrían conseguido un mayor nivel de ingresos si hubiesen apostado por una moderación en sus tarifas para conseguir atraer más usuarios y evitar esa constante reducción de actividad que se registró durante los años de crisis. De momento la crisis, más allá de las rescatadas, parece evidente cuando se las va a transferir recursos públicos para que abaraten las llamadas ‘horas valle’ y atraígan más vehículos. 

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