lunes, 20 de enero de 2014

El viaje entre A Coruña- Santiago: Peajes: 12,60 euros; carretera: 422 baches

Las carreteras que son alternativa a las autopistas de pago languidecen, en algunos casos, en un cierto olvido. Y ello a pesar de que las continuas subidas del peaje de la AP-9 expulsan a centenares de conductores a los antiguos surcos de las carreteras convencionales. La Voz quiso comprobar el estado de una de las más utilizadas: la N-550 entre A Coruña y Santiago, partiendo del nudo de Sigrás, en Cambre, pues desde este punto los conductores podrán acceder a la ciudad de A Coruña por la A-6 para conectar con la tercera ronda (AC-14), planteada como alternativa al trazado muy urbanizado de la nacional al atravesar Culleredo y Cambre. 

En esta carretera apenas ha habido obras relevantes desde que a finales de los noventa se abrieran al tráfico las últimas variantes que evitaban zonas con curvas o de trazado deficiente, como por ejemplo el trazado para llegar a Herves. Y se nota nada más salir del cruce de Sigrás en dirección a Altamira. La subida por el carril de tráfico pesado o lento -algunos de estos lugares de adelantamiento han sido eliminados en estos 52 kilómetros de recorrido- muestra un asfalto en deterioro acelerado, donde es difícil incluso contar el número de baches. En este trayecto hasta Santiago, La Voz contabilizó 225 baches, aunque muchas zonas rugosas en descomposición, donde hay múltiples cráteres en el firme, se contabilizan como uno solo en el gráfico que se muestra abajo.

En el itinerario de vuelta, entre Santiago y A Coruña, el estado de la carretera es ligeramente mejor, pero en ningún caso lo que se supone que debe ser la principal vía convencional entre la segunda ciudad de Galicia y la capital de la comunidad. Son 197 baches, algunos aislados y leves, otros muy profundos, formando pequeños remansos de agua los días de lluvia, como fue el caso del día en el que se hizo el recorrido. Quizás estos sean los más peligrosos para la conducción, aunque el estado general de la carretera no es ningún éxito para la seguridad vial. La capacidad de drenaje hace años que ha desaparecido y en días de lluvia como el que se hizo el recorrido la superficie es una película líquida. En la zona de O Mesón do Vento, las zonas rugosas, deterioradas y con grietas en la rodada, que son el síntoma de deterioros futuros aún peores, se combinan con algunos parches más lisos. Felipe, que trabaja en una estación de servicio de la zona, explica que estos arreglos se realizaron «hará cuatro a cinco años». Pero desde entonces no recuerda el paso de máquinas de asfaltado por la zona. «La gente se queja mucho del mal estado de la carretera, pero aún así prefieren venir por aquí que pagar el peaje». El recorrido de ida y vuelta sin descuentos entre A Coruña y Santiago sube ya a los 12,60 euros. Hacerlo por carretera supone enfrentarse a un vial especialmente inseguro con lluvia, repleto de pequeñas trampas en el asfalto -unos 422 baches en ambos sentidos- y con un importante tráfico de vehículos pesados. Cada día circulan por el tramo más concurrido de esta carretera unos 20.000 vehículos, de los que unos 1.500 son pesados.

Durante resto del camino hacia Santiago continúa el goteo de baches profundos, de gran tamaño, los que a menudo obligan a corregir la dirección para no destrozar los amortiguadores. En total, unos 45 pequeños cráteres, un gran número de ellos situados antes y después de Ordes, donde quizás esta peor el firme. La N-550 refleja el descenso general de la inversión en conservación, denunciado tanto por asociaciones de automovilistas como por la patronal, que recientemente aseguró que el estado de las carreteras españolas era «el peor de los últimos 25 años». El tráfico se agudiza en la entrada de Sigüeiro después de medio centenar de baches desde Ordes. Entre Santiago y esta población, en ambos sentidos, las deformaciones en la calzada son abundantes, quizás porque es uno de los tramos con más volumen de tráfico. Esto se nota especialmente en la salida de Sigüeiro hacia Compostela, aunque en esta zona también hay un tramo con una buena conservación, una excepción en el tono general del vial.

Finalmente, la sensación de que la N-550 necesita una rehabilitación del firme es evidente. Quizás le toque pronto, pues Fomento ha iniciado un plan de conservación para paliar las consecuencias de la crisis en la carretera.

La Voz de Galicia.es 12/01/2014

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