lunes, 9 de septiembre de 2013

La autopista Villacastín-Ávila. Cómo contribuir al turismo

La autopista AP-51 (Villacastín-Ávila) iba a ser libre de peaje, gratis, al alargar la concesión a Iberpistas de la autopista hasta Adanero (AP-6) en otros tantos años. No sé por qué no se llevó a cabo esta condición. Un fallo político.


Cuando circulo por ella hay tan pocos vehículos que me pregunto si es rentable, o sea, si se amortiza el coste del personal de las taquillas, del mantenimiento y amortización. Convendría plantearse otra forma de utilización.

Una de ellas es eliminar el peaje que fue la condición al construirla.

El tramo Villacastín-Ávila en ambos sentidos está infrautilizado, y en ciertos días a ciertas horas podría ser sin velocidad máxima, lo que es bueno para el turismo local.

Otra solución: los coches se hacen para circular a más de 120 kilómetros por hora. En Francia la velocidad máxima es mayor de 120. En Alemania, en algunas autopistas, no tienen velocidad límite. En Estados Unidos, por ejemplo en el Estado de Montana, no multan a quienes van a la velocidad que deseen, para atraer turistas. En Canadá en algunos tramos de la autopista número 1 no controlan la velocidad máxima para captar a conductores de Estados Unidos que quieren desfogarse yendo a muy alta velocidad.

Se ha avanzado mucho en seguridad vial desde que empecé a analizarla en 1964 y después de haberse hecho realidad centenares de mis propuestas para disminuir los accidentes viales. 

Pero todavía queda mucho por hacer que no sea meterse con el conductor sino aplicar los conocimientos en ingeniería o la creatividad. En internet se pueden ver mis propuestas aceptadas y las pendientes de aceptar o analizar. Esta labor la he realizado sin ayuda alguna y está a disposición del lector.

En España no tenemos la menor posibilidad de ir a la velocidad que queramos, y todos quisiéramos ir alguna vez a la máxima de nuestro coche. Esto es un deseo general. Se podía establecer que la autopista entre Villacastín y Ávila fuera sin velocidad máxima durante ciertos días de la semana. Así se captarían conductores que, lógicamente, pararían en Ávila, lo que es beneficioso para el turismo local.

Es posible que con esta oportunidad no tengamos los conductores deseos de sobrepasar la velocidad máxima de las autopistas, lo que se reflejará en menos accidentes y también en menos recaudación por multas. El diseño de tal autopista con curvas de gran radio admite, sin peligro, velocidades por encima de los 200 kilómetros por hora. Esperemos que nuestros dirigentes, generalmente políticos y no técnicos, sean generosos con adjudicarnos esta autopista sin velocidad máxima.

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