jueves, 21 de mayo de 2015

Abertis vota en Lloret de Mar

Protestas por la autopista en Lloret
La primera autopista de peaje en España fue el tramo Barcelona-Mataró, en el Maresme. Una autopista con casi medio siglo de antigüedad, 46 años para ser exactos, prolongada posteriormente hasta Palafolls y, ahora, objeto de polémica política y ciudadana en su extensión, como carretera de tres vías, hasta Lloret de Mar.

La Generalitat firmó hace unos meses un con­venio con Abertis para la cons­truc­ción de un tramo de pro­lon­ga­ción, de 6,5 ki­ló­me­tros, que cruza por el pa­raje de El Vilar y Sant Pere del Bosc, un pulmón verde entre Blanes y Lloret de Mar, con una in­ver­sión de 71 mi­llones de eu­ros.

Cuando el Conseller de Territorio e Infraestructuras, Santi Vila lo pre­sentó en Lloret de Mar, sal­taron todas las alarmas entre eco­lo­gistas y al­gunos par­tidos po­lí­ti­cos, por la falta de co­mu­ni­ca­ción previa –aunque la ca­rre­tera es­taba ya pre­vista desde tiempos del go­bierno del tri­par­tito ca­ta­lán– y, sobre todo, porque no re­suelve el pro­blema cró­nico de co­ne­xión entre las po­bla­ciones ve­cinas de Blanes y Lloret, unos 100.000 ha­bi­tantes que se do­blan en ve­rano, con fre­cuentes atas­cos.

Frente al apoyo ge­neral del sector ho­te­le­ro–­Lloret de Mar es la ter­cera po­bla­ción en nú­mero de tu­ristas en Cataluña, des­pués de Barcelona y casi em­pa­tada con Salou – se han le­van­tado crí­ticas ciu­da­da­nas, con­vir­tiendo esta pro­lon­ga­ción de la C-32, en tema de cam­paña elec­to­ral. Y se­guirá más allá del 24-M.

El pre­si­dente de la Generalitat, Artur Mas, daba apoyo anoche en Lloret de Mar – donde el ex al­calde y ex dipu­tado, de CiU, Xavier Crespo está en vías de ser juz­gado por su­puestos vínculos con la mafia rusa – al nuevo can­di­dato de CiU, que puede acabar pa­gando elec­to­ral­mente los platos rotos de la con­ce­sión para Abertis.

Sobre todo porque en el úl­timo pleno del ayun­ta­miento, CiU se quedo prác­ti­ca­mente sólo ante la vo­ta­ción de so­li­citar una mo­ra­toria al pro­yecto y aceptar un re­fe­réndum po­pu­lar, no vin­cu­lante, sobre la fu­tura vía.

La pla­ta­forma ciu­da­dana Aturem la C-32 pide cla­ra­mente el voto sea para aque­llos par­tidos que pre­sentan al­ter­na­tivas a la C-32, cuyo im­pacto am­biental re­pre­sen­taría 66.000 ár­boles me­nos, no so­lu­cio­naría el pro­blema de mo­vi­lidad Blanes-Lloret y, ade­más, lo pre­sentan como una trampa de Abertis y la Generalitat para pro­longar los peajes de la au­to­pista del Maresme, más allá del año 2021.

Justo cuando de­bería con­cluir una con­ce­sión que, por otra parte, ya se ha pro­lon­gado en dos oca­siones a lo largo de, ni más ni me­nos, 46 años de pea­jes.

Si Abertis no ha amor­ti­zado la in­ver­sión del nuevo tramo de la C-32, la Generalitat de­berá res­ca­tarla, sin que sea ningún se­creto la tra­di­cional for­mula de pro­longar el peaje, medio siglo des­pués de cons­truir la pri­mera au­to­pista de peaje en España, entre Barcelona y Mataró.

Una au­to­pista, que en los años 1980, el en­tonces mi­nistro so­cia­lista de Obras Públicas, Josep Borrell, pro­metió pro­longar como una au­tovía que acabo en au­to­pista de un su­puesto “peaje blando” de nunca aca­bar.

Por todo ello el tema de la pro­lon­ga­ción de la C-32 es asunto de cam­paña mu­ni­cipal en Lloret de Mar, donde, de al­guna forma, Abertis tam­bién in­ci­dirá en el voto.

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