jueves, 30 de julio de 2015

Las madres expuestas a la contaminación del tráfico tienen bebés más pequeños

La mujeres que viven expuestas al dióxido de nitrógeno (NO2), que procede principalmente del tráfico, tienen bebés más pequeños porque la contaminación frena el crecimiento fetal, un hecho "muy grave" que relacionado con más mortalidad, morbilidad y enfermedades futuras en los pequeños.
Foto: FLICKR TEZA HARINAIVO RAMIANDRISOA
Se trata de la conclusión principal de un estudio del Proyecto Infancia y Medio Ambiente (Inma) en el que se han analizado datos de 2.478 fetos y 7.600 ecografías de mujeres de Sabadell (Barcelona), Valencia, Asturias y Gipuzkoa, ha explicado a Europa Press la investigadora principal, Carmen Íñiguez. 

En cada trimestre de embarazo se evaluó el diámetro biparietal de los fetos —la distancia que existe entre los dos huesos parietales del cráneo—, la longitud del fémur, la circunferencia abdominal y el peso estimado. 

Estas medidas, así como la antropometría al nacer, se evaluaron a las 12, 20 y 34 semanas de gestación, y para estimar la exposición a NO2 en los domicilios durante todo el embarazo se emplearon medidas de regresión del uso del suelo. Los datos han revelado que un 33% de las mujeres de Asturias y Guipuzkoa y un 50% de las de Sabadell y Valencia están expuestas a niveles de contaminación que rozan o superan los niveles permitidos por la ley, que son 40 microgramos de NO2 de media anual. Esto provoca que los fetos crezcan menos, un fenómeno que tiene sus consecuencias a corto plazo, con mayor mortalidad y morbilidad en la primera infancia, y a largo, con el desarrollo de multitud de enfermedades y trastornos neurológicos. 

"El crecimiento fetal se relaciona con la salud futura", ha sentenciado Íñiguez, que se ha remitido a la hipótesis del origen fetal de las enfermedades, que establece que los daños sufridos durante el embarazo pueden tener consecuencias en la salud durante la infancia y la madurez. 

En particular, existen estudios que indican que un crecimiento deficitario de la cabeza en la etapa fetal —parámetro más consistentemente afectado en el estudio Inma— se relaciona con desordenes de comportamiento y pobre función cognitiva en la infancia. Y ha añadido que este crecimiento deficitario también se suele corresponder engorde posterior del bebé demasiado rápido, lo que se relaciona a su vez con obesidad en la madurez. 

Según la investigadora del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal) Mònica Guxens, que ha participado en el estudio, el pobre crecimiento del feto es "significativamente mayor" en las mujeres fumadoras.

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