Los nueve alcaldes que forman el Pacte de Berà acordaron ayer llevar a cabo una «actuación contundente» en Tarragona para forzar al Ministerio de Fomento a adoptar medidas que solucionen de una vez el colapso de la carretera N.-340.
El tramo tarraconense de esta vía sufre una saturación de tráfico prácticamente todo el año, pero en los meses de verano es sencillamente intransitable. Los domingos, la N-340 se convierte en una ratonera. La solución más racional que proponen los alcaldes es liberar el peaje de la autopista en el tramo problemático.
La propuesta del desdoblamiento arroja múltiples problemas por la especial saturación urbanística de esta franja litoral. Un rescate del peaje en dicho tramo resultaría menos gravoso para el erario público y más respetuoso con el territorio, lleno de heridas producidas por los largos años de especulación y ausencia de planificación urbanística racional.
En cualquier caso es imprescindible adoptar medidas con carácter de urgencia y la liberación de los peajes puede surtir efecto de forma prácticamente inmediata. Lo que no es de recibo es la dilación de los responsables del Ministerio de Fomento, no ya en plantear soluciones, sino ni siquiera en recibir a los alcaldes.
Las movilizaciones callejeras no son un método recomendable y si se plantean con secretismos y misterios infantiles pueden incluso producir el efecto contrario. Una estrategia madura, seria y contundente es la única receta recomendable.
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