domingo, 25 de enero de 2015

La contaminación del tráfico puede multiplicar las crisis de los niños asmáticos


El invierno, cuando es seco y falto de precipitaciones, es malo para los asmáticos. La contaminación se hace notar más y las crisis por asma se multiplican. Les ocurre especialmente a los niños. Según advierte la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), el aumento de la contaminación procedente del tráfico puede multiplicar el número de crisis en niños asmáticos y sus visitas a urgencias si la exposición se prolonga en el tiempo.

En España, uno de cada diez menores sufre asma, problema que se acentúa con la exposición a la polución ambiental, la cual se agrava debido a determinadas condiciones atmosféricas (frío, falta de viento y lluvia) que provocan el incremento entre otros, de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) procedentes del tráfico rodado. En lugares como Madrid, durante los primeros días del año, se han registrado picos por encima de los 200 microgramos por centímetro cúbico, más de lo permitido por la normativa europea.

Los pediatras alergólogos advierten que los niveles altos de sustancias contaminantes pueden provocar empeoramiento de la sintomatología de los niños con rinitis y asma e incluso requerir su ingreso hospitalario por tres motivos:
  • Multiplica la irritación de las vías aéreas y favorece la inflamación de las mismas
  • Potencia ciertos alérgenos ambientales y estimula la reacción alérgica
  • Facilita la acumulación de mucosidad
  Los niños son más sensibles que los adultos a este tipo de agentes contenidos en las emisiones de vehículos y otros combustibles”, indica el doctor Javier Torres, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria de la SEICAP. De hecho, un estudio español realizado en Barcelona y publicado este mes en la revista Environmental Monitoring and Assessment demuestra que los niños que circulan por la calle en sillas de paseo están más expuestos a la contaminación del aire y son más vulnerables a los efectos sobre su salud, que los adultos que caminan.

Los agentes externos como la contaminación pueden generar un estado de hiperreactividad o hiperrespuesta bronquial en los niños con asma. “Esto implica el agravamiento de los síntomas como la tos, las sibilancias, la sensación de ahogo o de opresión en el pecho que pueden desencadenarse en una crisis fuerte de asma que requiere asistencia urgente e incluso hospitalización”, asegura Torres.

Hay que tener en cuenta que el asma provoca inflamación y estrechamiento de los bronquios “que dificultan la capacidad para respirar”, afirma. Una revisión estadounidense de estudios publicada en diciembre en la revista International Health señala los efectos provocados por partículas de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y ozono, y advierte de la relación entre las partículas procedentes de vehículos, industrias y energía como principales emisores contaminantes en el medio urbano y la epidemiología del asma en niños.

En caso de que el niño asmático sufra una crisis se deberá aplicar el tratamiento de rescate indicado que, insisten los pediatras alergólogos, siempre debe acompañarle. “Los broncodilatadores se ocupan de relajar los músculos bronquiales contraídos y hacen que los bronquios se ensanchen para que pase mejor el aire en caso de sintomatología aguda”, apunta el doctor Torres. Además, deberá usarse a diario la medicación preventiva para disminuir la inflamación crónica de los bronquios y reducir el riesgo ante posibles agentes externos o infecciones.


Desde la SEICAP se recomienda evitar en la medida de lo posible permanecer durante mucho tiempo en las zonas más contaminadas, no practicar actividades al aire libre, utilizar transporte público y aumentar la atención de los niños con asma. Además “es muy importante que se cumplan las normativas que marca la ley y regular el tráfico como se hace en otras ciudades europeas”, describe la doctora Ana María Plaza, presidenta de la SEICAP.

Los causantes más frecuentes del asma infantil son la alergia y las infecciones víricas, “que a menudo también pueden actuar como desencadenantes”, explica esta especialista. Por otro lado, “durante el invierno también es habitual que se generen crisis de asma debidas a los ácaros de polvo ya que en las casas se tiende a acumular más debido a las calefacciones”, comenta.

La contaminación del aire también puede influir incluso en los niños sanos “ya que puede aumentar el riesgo de desarrollar determinadas alergias respiratorias o el propio asma”, concluye. Una investigación australiana publicada en diciembre en la revista Allergy confirmaba como la exposición al tráfico durante la primera infancia se asocia con el desarrollo de asma hasta los 12 años de edad. 

Noticia Salud.com 20/01/2015

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