martes, 23 de febrero de 2016

Aguirre y “la cólera de dios”

Dice el dicho que cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en huir, y debe ser verdad porque hasta en las islas Galápagos se han encontrado estos roedores. Eso pasa con Aguirre, su partido se está hundiendo y ella huye. Y eso sería bueno, quitarnos de una vez de la chepa este forúnculo que aprisiona a los ciudadanos con su campechanía, su popularidad, y su lenguaraz boca de la que salen a diario tacos y palabras malsonantes como queriendo identificarse con el pueblo. Ya sabemos que a ella todo se le perdonaba porque como dijo un empresario, otro inútil y parásito, es “cojonuda”. Tan cojonuda que hoy, como paradigma que se cree del político, habría que añadir al título de “Grande de España” que posee ella, el adjetivo de “Grande y Cojonuda de España”. Pero sucede que, como es usual en ese partido, se va pero no se va, que lo dice tratando de mantenerse al margen de una trama mafiosa que ha esquilmado los dineros públicos, compuesta por hombres de su absoluta confianza, alguno de cuyos miembros están ya en la cárcel, pero todavía no han ingresado todos los que son, aunque son todos los que están. Lo peor es que esta lenguaraz señora se vaya de rositas, y quede impune su despilfarro y su falta de profesionalidad tanto política como humana, demostrado en los equipos con los que se ha rodeado desde que está manejando dineros públicos. Un manejo que ha ido de despilfarro en despilfarro no sólo en contratación de personal servil y periodistas afines, sino en grandes y costosas obras inútiles de las que damos cuenta a continuación. Eso mientras era la jefa, pero incluso antes de serlo. Me explico, para llegar a la cúspide no dudó en acudir al soborno. ¿Qué fue sino el famoso “tamayazo”, comprando a dos miembros de la lista socialista que había ganado con esa diferencia de dos concejales cuando ella se presentó a presidir la Comunidad de Madrid?
Me viene a la memoria una película muy famosa en los años setenta cuyo título describe muy bien a la señora de la que hablamos, tanto por su aspecto y condición, como por su comportamiento. Me refiero a “Aguirre o la cólera de Dios” (1972), de Werner Herzog, con Klaus Kinski en una de sus mejores interpretaciones. El cineasta alemán nos presenta al conquistador vasco Lope de Aguirre –¿será descendiente del mismo?- como un hombre desequilibrado, loco, ciego por el poder. Su tema es el poder y la avaricia, que en su expedición en busca de El Dorado, el paraíso del Perú, lleno de oro, no duda en hacerse con el mando matando a todo el que se le oponía. (Otro cineasta español, Saura, también lo trata en la película El Dorado, aunque Aguirre aquí no comienza como protagonista, y acaba siéndolo. Significativo). Pero, dato curioso, no lo hace personalmente él, con su espada, sino con la de su segundo, que, como perro fiel, ejecuta las órdenes del amo. A pesar de tanta sangre, incluso llegar a matar a su propia hija, no logra su sueño, porque El Dorado no es más que una quimera, una idea falsa que mezclada con su desmesurada avaricia, le vuelve loco. Su destino es la más absoluta y trágica soledad en medio de la selva. Indefenso, sólo, derrotado… él que se creía tan poderoso.
La avaricia rompe el saco, que decían los moralistas antiguos. Quizá sea solamente un proverbio que no se ajusta a la realidad, por lo menos a la situación que analizamos, pero el tiempo lo dirá. Los enemigos que son acechados, también acechan, y como en la película de Aguirre, quien a hierro mata, a hierro muere. No hay duda de que gente como ésta es capaz de todo con tal de conseguir sus fines, incluso de matar, como Aguirre. Y no lo dice este simple periodista, sino un colega suyo del mismo partido que en aquel entonces fue espiado por la Comunidad de Madrid, por los secuaces del señor Granados, felizmente entre rejas y hombre de su absoluta confianza. Se llama Manuel Cobo, vicealcalde con Gallardón, amigo/enemigo de la susodicha. 
Pero no solamente quien trata de hacerse con la vara de mando tiene sus medios y sus fines, sino quienes por el líder están dispuestos a todo, tampoco quedan eximidos de responsabilidad, tanto por acción como por omisión. Y no vale, para aminorar culpas, la argucia que se extrae de la recurrente “obediencia debida” o el yo no lo sabía (siendo el jefe). Hay que distinguir entre el servilismo y el servicio, entre la obligación de la obediencia y la aceptación. Comportamientos semejantes reflejan otra ambición en el que va detrás del líder, ambición soterrada, ladina, oportunista, en la creencia de que tan ciega fidelidad conllevará su correspondiente premio. Y después, como “quod factum, factum est”, lo hecho hecho está, lo único que se precisa para seguir viviendo, aunque sea entre rejas, es el silencio, la “omertá”.
Pero no quiero acabar esta reflexión de alguien que ha esquilmado los dineros públicos sin hacer una breve referencia a los proyectos más destacables, por su coste, por su inutilidad, por estar inacabados -se acabó el dinero, cierto es, cómo no, si todos han metido la mano- y porque ahí siguen cual escombros de un tiempo que ningún ciudadano quiere ver repetidos.    
Si alguien ha despilfarrado, y malgastado dineros públicos, ha sido y es esta individua que va de impoluta y de legal. Y eso sin contar los favores a directores de cine como J. Luis Garci al que le dio 15 millones de Euros por su película “Sangre de mayo”, cuando el presupuesto de una gran producción española no suele sobrepasar los 7  millones, o los contratos por valor de 420 millones de Telemadrid a Miguel Ángel Rodríguez, el amigo de imagen de Aznar, o a Saénz de Buruaga, 2 millones, y al amigo del sexo con menores, el redicho Sánchez Dragó, un millón de euros por cantar sus loas, y otros favores a personas, empresas y ONGs afines al gobierno regional, así como los chanchullos en Telemadrid. Nunca como en sus dos legislaturas, al mando de la señora Aguirre Gil de Biedma, se ha actuado y continúa actuando al estilo de los políticos decimonónicos: “al amigo el favor, al enemigo la ley”.
Pero vamos con la relación de las grandes obras:
1- “Campus” de  Justicia: Empiezo con uno de esos proyectos cuya planificación no sirve más que para engordar los bolsillos de algunos desaprensivos, políticos y familiares y amigos de políticos, el conocido y anunciado a bombo y platillo de oro -por su coste-, el famoso “campus” de la Justicia, o ciudad de los juzgados. Uno de tantos proyectos gestado durante la primera legislatura de la señora Aguirre y sus secuaces, donde el despilfarro ha superado cualquier perspectiva. Todo un megaproyecto que en principio iba a costar solamente 325 millones y que al final saldría, si se hubiera llevado a cabo, por 1500 millones de euros.
Un ejemplo: para la puesta en marcha del proyecto, es decir para eso que se da en llamar la colocación de la primera piedra, en una mañana, se gastaron –eso dicen y como tal figura en los papeles- casi millón y medio de euros, es decir 230 millones de ptas… Cuántos millones por una piedra… Pero eso, sí era todo legal, ellos, el cemento, y la piedra. En una exposición sobre este plan, el gobierno de la señora Aguirre empleó 700.000 euros, más de cien millones de ptas. Era una maravilla lo que se iba a hacer. Y a día de hoy, sigue siendo un solar, un solar en el que hay que mantener esa cara piedra, y para cuyo mantenimiento hacen falta otros 50 millones de euros… Este derroche de 325 a 1500 millones de euros de aumento en cinco años en el proyecto no sirve para nada a día de hoy.
2- Tren al Parque Warner: Vamos a divertirnos, es un decir, a la Warner, en el pueblo de San Martín de la Vega. Unas vías que acaban en medio de la nada, en pleno campo. Un plan que empezó con Gallardón -de tal palo ta astilla-. El pueblo queda lejos, y el parque, como tantos otros de esas ideas “yanquis”, vacío. Sólo los esqueletos de unas montañas rusas. Lógicamente, esa estación, correspondiente a la línea de cercanías C3a está cerrada desde abril de 2012. Fue una idea de Gallardón que invirtió, influido por la idea “yanqui”, 85 millones de euros en esos 15 klms., que van desde Pinto al parque. Pero no llegan al pueblo, con lo que nadie puede usarla. El motivo del cierre es su alto coste de mantenimiento: 3,6 millones de euros al año que no compensa porque no viajaban más que unas 180 personas al día, y eso en el buen tiempo. Un mal negocio, en el que además de esta línea inútil, Gallardón tuvo que gastarse, de nuestros bolsillos, casi 200 millones de euros (en la compra del terreno, 160 millones, y hacer la carretera 28,4 millones).
Pero con el cierre de la línea no se soluciona nada. Cada año, por el abandono, su mantenimiento será más caro. Es la solución fácil. Y la peor. 
3-Línea C5 a Navalcarnero: Ya habían pensado contratar a negros, que según nuestros políticos, eran los mejores en la instalación de mallazos y hormigones (y supongo que casi gratis sus jornales). No les dio tiempo a los políticos a llevar a cabo esa idea (ni a los negros a venir). Las obras empezaron a finales del 2009 y a los tres meses se pararon. Su coste estaba previsto –y ya se sabe cómo son estas cosas- en 362,3 millones de euros para una línea desde Móstoles de 15 klms., con seis estaciones que estaría acabada en el 2013. Se beneficiarían unas 44.000 personas, es decir, un coste muy elevado para muy pocos usuarios… Coste económico, y ecológico, pues solamente en su inicio se talaron más de 2000 árboles del parque de Navalcarnero. Obra parada, instalaciones a medio construir, y material deteriorándose a la intemperie. La empresa adjudicataria, la constructora OHL, alega que no sigue por falta de fondos. Nadie da cuentas de cuánto se han gastado o por qué no se la ha sancionado con un expediente (contemplado en estos casos) cuya cuantía alcanzaría los 5,4 millones de euros por incumplimiento de plazos. Mientras, ella y sus sustitutos, mutis por “la vía”.
4-La Radial 1: Una nueva autopista de pago paralela y alternativa a la A-1. Ante el estado y el “éxito” del resto de radiales, cuyo uso no llega al tercio de los usuarios previstos (por ser caras y porque no llegan sino a embudos), parece ser que este proyecto se ha estancado en los despachos. Y es que las radiales subsisten gracias a las ayudas estatales, y con todo y eso, alguna ya ha presentado suspensión de pagos como es la radial de Toledo, por no poder hacer frente a los costes de las expropiaciones y mantenimiento.
Sea como fuere, tales proyectos, éste y el anterior, encerraban tras de sí grandes operaciones urbanísticas en el noroeste de la región, pura y dura especulación.
Es como es, que otras carreteras mantienen lo que se ha dado en llamar “peajes en la sombra”, esos que no se ven pero se notan en el bolsillo de los contribuyentes. Veamos:
5- Vías de Circunvalación: Cuando se quieren apuntar un tanto para subir otro tanto los votos, presumen nuestros administradores al inaugurar una obra de estas características, es decir de elevadísimos costes, que se han hecho sin coste alguno para el contribuyente. Y no es verdad. El coste, lejos de ser cero, es muy superior, se multiplica incluso por tres ese coste a si lo hubiera hecho directamente la administración. El sistema de contratas permite inaugurar vías sin coste inicial, pero supone mantener sobre esa obra una hipoteca de años, entre 50 y 100, que debe abonar la Comunidad. Así por ejemplo, cada año paga la comunidad 103,5 millones de euros a las empresas concesionarias por la M-45, M-50, M-407 y M-511 cuya inversión fue de 750 millones.
Solamente el mantenimiento de la M-45 y la M-501 (que levantó tanta polémica por el atentado ecológico de los linces, que va de Brunete a San Martín de Valdeiglesias) tiene un coste al año de 30 millones de euros, o sea, 2,5 millones por mes.
No es extraño por tanto que los dirigentes se estén planteando la posibilidad de imponer un peaje diario en las que no lo tienen ya. (Menos mal que se han planteado eso y no cerrarlas, como han hecho con la vía de la Warner).
6- Los Metros: En una parte de este volumen apunté que la obra faraónica del Metro Sur era la señera que blandía el entonces presidente de la Comunidad de Madrid para dar cuenta de su buena gestión. Y que según mi humilde opinión, dije también, no podía ser tal obra motivo de orgullo, por más que a primera vista así lo parezca, y apunté alguna de sus carencias y mala planificación. Lo mismo sucede con la señera de su sucesora, la lideresa Aguirre, y los Metros ligeros, como el de Boadilla o Las Tablas.
7- El Metro Sur, añado a lo dicho, tuvo una inversión de casi mil quinientos millones de euros, para una población que, aunque numerosa, apenas si lo usa el 6 %. La razón fundamental es que esos 35 klms de trazado que une varios pueblos, no ha resuelto las necesidades de transporte público de habitantes y trabajadores. Un despilfarro tanto por el endeudamiento de su construcción, que tendremos que seguir pagando durante 40 años más los madrileños, como por su mantenimiento y el canon der
8- Igual suerte corre lo que llaman el “Metro Ligero”, que es lento, caro y con pocos usuarios. Su velocidad es muy reducida, 20 a 25 klms/hora; es caro, cinco veces más que las demás líneas, y es inadecuado su recorrido por no adaptarse a las necesidades de movilidad de la población de esas zonas (Las Tablas, Pinar de Chamartín, Aravaca, Colonia Jardín, Boadilla). Por eso apenas si es utilizado. De unos 300.000 viajeros que se pensaba lo usarían a diario, por ejemplo en la ML3, solamente tiene unos 18.000 usuarios al día. Si embargo, las empresas adjudicatarias, nunca pierden dinero, pues la Comunidad tiene el compromiso de compensarles económicamente esa caída de viajeros. Y eso, además de pagar cada viaje cada usuario, debemos pagarlo todos los madrileños, lo usen o no lo usen. ¡Toma allá! Así cualquiera monta una empresa de transportes. Tiene asegurado el cupo.
Sirvan estos pequeños recordatorios como muestra del despilfarro que no sólo han llevado a cabo nuestros gestores en la capital sino en toda la región. Y eso por no hablar de la gestión, que han regalado a empresas, de los servicios de sanidad o educación, o los regalos a los más ricos en exenciones fiscales como es la Ley de Sucesiones, o el impuesto de Donaciones y de Patrimonio, más de 1.100 euros. En manos privadas dejan la sanidad, y la educación, y quieren hacer lo mismo con el agua y el Consorcio Regional de Transportes. Sólo un dato al respecto: Las empresas propietarias de los ocho nuevos hospitales en sólo los primeros cuatro años de funcionamiento han recuperaron más del 90% de la inversión que efectuaron, y hoy día sus ganancias no paran de subir como la espuma.
Todo esto en la próxima entrega. Esta señora tiene para dar y tomar.

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