Con los combustibles por las nubes y el coste del peaje de la AP-9 siempre apuntando un poco más hacia los cielos, la máxima de trabajar para vivir pronto se traducirá en trabajar para viajar. Pero no para desplazarse muy lejos, sino de casa al trabajo y viceversa. Para eso y poco más le dará el sueldo a un coruñés que cometa la insensatez de viajar a Santiago para cumplir las obligaciones de un contrato precario pagado con el salario mínimo. Suponiendo que fuese al tajo 21 días al mes, la broma le saldría por 500 euros, con lo que le quedarían 132 para vivir, el 20 %.
Todo eso suponiendo que no trabaje sábados o domingos, que conduzca un turismo moderno de esos que beben poco más de cinco litros de gasolina por cada cien kilómetros, y que no tiene que recorrer ni un metro de más buscando sitio para estacionar.
Las cosas mejoran en el caso de un vehículo diésel, pero el panorama tampoco es para echar cohetes. En las mismas condiciones, aunque suponiendo que el vehículo consume 4,1 litros por centenar de kilómetros, al sufrido trabajador le quedarán 199 euros para sus gastos mensuales.
El resultado de los cálculos, consuma el coche gasoil o gasolina, indica que el coste es prohibitivo para un particular. Claro que las empresas de transporte también están pagando un caro peaje, concretamente unos 492 euros, o 609 si utilizan vehículos muy pesados, por hacer el mismo trayecto 21 días al mes. Eso sin tener en cuenta el gasto en combustible, que puede llegar a ser entre seis y ocho veces más elevado que el de un turismo.
El cálculo no tiene en cuenta algunos mecanismos para reducir los costes, como el descuento del sistema Via T o posibles ofertas en el combustible, pero tampoco incluye gastos en aceite, neumáticos, aparcamiento... También hay que añadir que el sueldo mínimo de 645,3 euros al mes está dividido en 14 pagas. Pero aún así, el coste combinado del combustible y el peaje se llevaría la mayor parte de un salario mínimo al cabo de un año.
Quizá eso explique la actividad que registra la estación de tren a diario. Un viaje simple a Santiago cuesta entre 6 y 7,2 euros. Así, con ida y vuelta el precio total es similar al del peaje de Santiago, 12,6 euros, al que habría que añadir el precio del carburante, que oscila entre los 8,65 euros en el caso de diésel y los 11,82 si se utiliza un motor de gasolina 95. Además del precio, las comodidades del tren ya no son las de la era anterior a la alta velocidad. Los convoyes que viajan a Santiago completan el trayecto en poco más de media hora, y algunos incluso en menos.
La Voz de Galicia.es 08/07/2014
Todo eso suponiendo que no trabaje sábados o domingos, que conduzca un turismo moderno de esos que beben poco más de cinco litros de gasolina por cada cien kilómetros, y que no tiene que recorrer ni un metro de más buscando sitio para estacionar.
Las cosas mejoran en el caso de un vehículo diésel, pero el panorama tampoco es para echar cohetes. En las mismas condiciones, aunque suponiendo que el vehículo consume 4,1 litros por centenar de kilómetros, al sufrido trabajador le quedarán 199 euros para sus gastos mensuales.
El resultado de los cálculos, consuma el coche gasoil o gasolina, indica que el coste es prohibitivo para un particular. Claro que las empresas de transporte también están pagando un caro peaje, concretamente unos 492 euros, o 609 si utilizan vehículos muy pesados, por hacer el mismo trayecto 21 días al mes. Eso sin tener en cuenta el gasto en combustible, que puede llegar a ser entre seis y ocho veces más elevado que el de un turismo.
El cálculo no tiene en cuenta algunos mecanismos para reducir los costes, como el descuento del sistema Via T o posibles ofertas en el combustible, pero tampoco incluye gastos en aceite, neumáticos, aparcamiento... También hay que añadir que el sueldo mínimo de 645,3 euros al mes está dividido en 14 pagas. Pero aún así, el coste combinado del combustible y el peaje se llevaría la mayor parte de un salario mínimo al cabo de un año.
Quizá eso explique la actividad que registra la estación de tren a diario. Un viaje simple a Santiago cuesta entre 6 y 7,2 euros. Así, con ida y vuelta el precio total es similar al del peaje de Santiago, 12,6 euros, al que habría que añadir el precio del carburante, que oscila entre los 8,65 euros en el caso de diésel y los 11,82 si se utiliza un motor de gasolina 95. Además del precio, las comodidades del tren ya no son las de la era anterior a la alta velocidad. Los convoyes que viajan a Santiago completan el trayecto en poco más de media hora, y algunos incluso en menos.
La Voz de Galicia.es 08/07/2014
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